El aeropuerto internacional de Limón presenta problemas de iluminación en la pista de aterrizaje desde hace dos meses debido a fallas en los circuitos eléctricos y robos, según confirmó el director de Aviación Civil, Marcos Castillo.
Dicha situación dificultó, el sábado anterior, el despegue de un vuelo ambulancia que transportaba hacia San José a un niño que resultó herido de gravedad durante un tiroteo.
El pequeño fue una de las víctimas mortales de un ataque armado perpetrado por sujetos que entraron a una vivienda en Santa Marta de Matina y dispararon en forma indiscriminada.
Durante la refriega fallecieron su madre, identificada como Yocelyn Leticia Chacón Berrocal, de 29 años, quien ese día celebraba su cumpleaños, y un hombre identificado solo como Geovanny.
Se presume que ambos adultos estaban vinculados a actividades relacionadas con drogas. Además, se supo que Chacón estaba embarazada de dos meses.
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A raíz de los problemas de iluminación del aeropuerto, se tuvieron que utilizar las luces de patrullas y ambulancias para que la aeronave pudiera seguir una ruta segura para despegar en medio de la noche.
De esa forma, el pequeño pudo ser trasladado al Hospital Nacional de Niños (HNN), donde desafortunadamente falleció el lunes por la noche.
“El 27 de junio, el departamento de Mantenimiento y Vigilancia Aérea nos informó del primer fallo en las luces”, explicó Castillo. Según el funcionario, el daño en un circuito afectó toda la iluminación de la pista, pero el problema se resolvió rápidamente.
Sin embargo, el 28 de junio se reportó el robo de cinco luces, aunque el sistema eléctrico de la pista funcionaba. Posteriormente, el 1.º de julio, se sustrajeron 800 metros de cable eléctrico y el 15 de julio los circuitos quedaron completamente fuera de servicio. Desde entonces, la pista permanece sin luz.
Ante esta situación, Castillo dijo que se emitió una notificación a los operadores nacionales e internacionales para que estuvieran al tanto de las condiciones de la pista y decidieran si querían utilizarla.
El 17 de julio, el aeropuerto ya registraba el robo de 17 luces y una cantidad no especificada de cable. Nuevamente, el 22 de julio se reportaron más robos de luces y cables. Para el 5 de agosto, el total de luces robadas ascendía a 22, y también faltaba más cable.
Finalmente, el 9 de agosto, casi dos meses después de la primera falla, se presentó la denuncia correspondiente ante el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) por los robos.
“La reparación de esto ronda los ¢7 millones”, aseguró Castillo, quien explicó que las usurpaciones ocurrieron durante la noche y madrugada. Además, comentó que cerca del aeropuerto hay una zona boscosa, protegida por el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), que facilita que los delincuentes se oculten del personal de seguridad.
Castillo mencionó que ya se gestiona el permiso para limpiar esa área.
El 16 de julio, Aviación Civil se reunió con Vigilancia Aérea para acordar que se realizarían más recorridos nocturnos y en la madrugada en los alrededores del aeropuerto.
En cuanto a las medidas a corto plazo aclaró que, por el momento, no es posible reinstalar las luces y el cableado faltante, ya que podrían volver a ser robados. Mencionó que en la notificación a los operadores se indica que el problema en la pista persistirá hasta finales del próximo mes.
El director de Aviación Civil anunció que el 6 de setiembre se realizará una reunión con autoridades e instituciones para discutir soluciones concretas que mitiguen la delincuencia en la terminal aérea, como la instalación y mejora de las mallas perimetrales.
“El objetivo es restablecer la iluminación lo antes posible, pero una vez que tomemos decisiones en esa reunión, estableceremos plazos. Si decidimos colocar mallas, esto requerirá un proceso de contratación en Sicop” (Sistema Integrado de Compras Públicas), agregó Castillo.
Cómplices de los robos
Según el funcionario, los delincuentes probablemente roban los cables y las luces para fundirlos o venderlos en partes, ya que no se pueden usar en otro lugar que no sea un aeropuerto. Sin embargo, la consultora en Criminología y Seguridad, Tania Molina, advirtió de que es posible que los antisociales adapten estos artefactos para utilizarlos en otros sitios.
“El mayor problema es quiénes receptan estos artículos. Los delincuentes siempre encuentran un lugar donde llevar lo que roban. El cableado lo sustraen para extraer materiales como cobre, y las luces las venden. Siempre hay un mercado para absolutamente todo”, afirmó la criminóloga.
Molina mencionó que quienes compran artículos sin justificación y sin facturas son cómplices de los robos. “Mientras existan receptores, esto no va a parar”, agregó.
También destacó la urgencia de que las autoridades y los administradores de la terminal adapten las medidas de seguridad a las actuales condiciones de inseguridad en el país.
“El costarricense no estaba acostumbrado a índices de criminalidad tan altos, por lo que la gente no toma medidas. Es necesario invertir en seguridad, ya sea con drones, infraestructura o seguridad física; son cosas mínimas”, explicó.
La consultora mencionó que el caso del niño es un ejemplo de cómo una persona puede sufrir dos veces a causa de la criminalidad: primero, en la balacera, y luego, en el retraso de su traslado por la falta de iluminación en la pista.
Molina comparó esta situación con el fatal accidente ocurrido el 20 de agosto en barrio Los Ángeles, en San José, donde murió la enfermera Fabiola Arguedas Sánchez, tras ser colisionada por una patrulla que custodiaba una ambulancia con dos heridos de una balacera, quienes fallecieron posteriormente.
En ambos casos, según la experta, las víctimas fueron colaterales de la delincuencia y de “la falta de visión de las autoridades para invertir en seguridad y prevenir la criminalidad”. “Hay que anticiparse a la delincuencia y tomar medidas”, concluyó.
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