La mujer de 33 años, que recibió un balazo en la cabeza durante el tiroteo frente a la Escuela Silvestre Grant en El Cairo de Siquirres, Limón, la tarde del pasado lunes, será sometida a una operación este jueves, según confirmó a La Nación su hermana de 23 años, también herida durante la balacera.
Por razones de seguridad, nos referiremos a las hermanas con los nombres ficticios de María y Ana, siendo María la que recibió la herida en la cabeza.
En entrevista, Ana aseguró que la intervención quirúrgica a la que se someterá su hermana, en un hospital de San José, será para colocar una pequeña placa en un hueso de la mandíbula que la bala fracturó.
Según relató, María recibió el impacto en una oreja, y la bala tuvo salida por el pómulo, fracturando un hueso facial en su recorrido. “Ella siempre ha estado consciente y habla de lo más bien. Solo está esperando la operación”, comentó.
La ráfaga de disparos ocurrió a la 1:30 p. m. frente al centro educativo, cuando unos gatilleros dispararon en numerosas ocasiones contra Anderson Enrique Madrigal Jiménez, alias “Comadreja”, de 25 años, quien perdió la vida en el lugar.
En ese momento, la escuela realizaba un cambio de jornada, por lo que había muchos padres de familia y alumnos en la salida, incluyendo a las hermanas, quienes esperaban a sus hijos en la acera, justo al lado de Madrigal.
Cuando los disparos comenzaron, Ana ya estaba con su hijo, un menor de cuatro años, quien recibió una herida por arma de fuego en su muslo. Sin embargo, su hermana aún estaba a la espera de su hija.
“Todo pasó demasiado rápido; dice una amiga que ella me estuvo hablando, pero yo no me acuerdo de eso. Un amigo agarró a mi hijo y nos ayudó a entrar a un aula”, relató Ana.
De acuerdo con la afectada, la ambulancia “duró mucho en llegar”, por lo que optó por llamar al padre de su hijo para que los acercara al centro médico en carro. Mientras tanto, su hermana quedó en la escuela a la espera de que los paramédicos la atendieran.
Durante todo este tiempo, la mujer no asimilaba muy bien lo que ocurrió, y su principal preocupación era su hijo, quien sangraba considerablemente, al igual que ella.
Una vez en el hospital, los médicos confirmaron que Ana sufrió un balazo con salida en el hombro, que fracturó un hueso, y un roce de bala en una pierna. Mientras que su hijo recibió un balazo en el muslo, con salida en la ingle.
“En el brazo ando con una férula, porque no me pueden enyesar hasta que la herida sane. En la pierna, lo que se me hizo es como un hueco, porque me falta piel. A mi hijo le cosieron la entrada y la salida de la bala”, agregó.
Un lento retorno a la normalidad
Según la mujer, su hijo regresó a casa este miércoles, tras estar dos días hospitalizado. Por el resto de la semana, el centro educativo no impartirá lecciones y pretende retomar las clases a partir del lunes; sin embargo, Ana aseguró que en el caso del niño, el regreso será paulatino, ya que debe recibir ayuda psicológica para asimilar lo que vivió.
En cuanto a su sobrina –la hija que María iba a recoger– no presenció el ataque, por lo que solo recuerda los gritos y los balazos del incidente. Por estas razones, la menor también recibirá atención profesional, según su tía. Mientras su madre está hospitalizada, son los abuelos quienes cuidan de ella.
Por otro lado, la mujer expresó su inquietud por la situación de seguridad en su comunidad y por la falta de presencia de las autoridades. “La delegación policial está a la pura par de la escuela, pero no hay mucha seguridad. Los policías estaban cerca cuando la balacera ocurrió, y ni así los detuvieron”, manifestó.
Además de María, Ana y el hijo de Ana, otros dos menores de edad resultaron heridos por el tiroteo. Se trata de dos niñas de 11 y 10 años, quienes recibieron un balazo en el antebrazo izquierdo y uno en el muslo de la pierna derecha, respectivamente. Ambas menores también se encuentran actualmente fuera de peligro.
La Policía Judicial, por su parte, trabaja en las investigaciones del caso con el objetivo de esclarecer las circunstancias del ataque. No obstante, informaciones preliminares indican que se trataría de un ajuste de cuentas, ya que Madrigal contaba con 20 detenciones por delitos relacionados con drogas.
Además, según las autoridades, el hombre pertenecía a la banda dedicada al narcomenudeo “Los Diablos”, asentada en Pavas de San José. De hecho, por un tiempo vivió en el distrito josefino, pero recientemente regresó a su comunidad natal por presuntas amenazas.
En el momento del ataque, el sujeto se encontraba a la salida de la escuela para recoger a su hijastra, quien logró escapar de la balacera.
Este miércoles, el ministro de Seguridad, Mario Zamora, confirmó que este fin de semana sostendrá una reunión con la directora de la escuela, Kattia Thomas, el personal docente y los padres, para crear un plan de seguridad para la comunidad y superar el trauma derivado de la balacera.
“Los hechos acaecidos en la escuela de El Cairo nos afligen y afectan al país y crean un sistema de alarma en razón de que se transgredió una línea”, pues los gatilleros actuaron frente a un centro educativo.
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