La reciente desaparición de Kimberly Araya Granados, una joven madre de San Luis de Santo Domingo de Heredia, estremeció al país conforme trascendieron los detalles de su trágica muerte. Al contrario de este mediático caso, la gran mayoría de las desapariciones reportadas a las autoridades pasan desapercibidas ante la opinión pública.
De hecho, durante el 2023 el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) recibió un total de 3.745 reportes de desapariciones. En el 99,9% de las ocasiones, las personas aparecieron y solo seis casos están sin esclarecer. En tanto, entre el 1.° de enero y el 24 de abril de este año, el OIJ ya registra 1.157 casos, de los cuales 693 corresponden a menores, principalmente vecinos de San José y Limón.
En promedio, la Sección de Delitos Varios del OIJ recibe una denuncia por persona desaparecida cada dos horas. Sus encargados afirman que cada caso se aborda con seriedad y rapidez pues afirman que una respuesta a tiempo a menudo resulta crucial para brindar consuelo a las familias, sea que exista o no criminalidad de por medio.
Randall Zúñiga, director del OIJ, resaltó la importancia de presentar la denuncia sin demora, adjuntando una foto reciente de la persona desaparecida. Recalcó la necesidad de aportar detalles sobre vestimenta, así como tipo de calzado y peinado al momento de la desaparición, lo cual puede facilitar la búsqueda.
La Policía sigue un protocolo establecido para las primeras 24 horas y realiza evaluaciones constantes en los días siguientes. La mayoría de personas aparece en las primeras 48 horas. En casos como el de Kimberly Araya la colaboración familiar, el análisis de videos y otras pericias permitieron identificar un posible feminicidio, dar con el cadáver y detener al sospechoso.
Aunque cada caso presenta particularidades, la Policía Judicial indica que la principal causa de las desapariciones es una decisión voluntaria de abandonar el hogar, a veces debido a conflictos familiares, violencia doméstica, abusos o resentimientos con terceros.
El año pasado, los casos reportados de hombres desaparecidos superaron por 29 a los de las mujeres. En ocasiones, los familiares desconocen que su ser querido ha fallecido en accidentes de tránsito o homicidios hasta que acuden a reconocer el cuerpo en la Morgue Judicial, en San Joaquín de Heredia.
El grupo de edad que registra más desapariciones es el conformado por individuos de entre 18 y 29 años, seguido por el rango de 30 a 39 años; la mayoría son ciudadanos costarricenses, seguidos por nicaragüenses. Cuando se trata de adultos mayores, generalmente se debe a que sufren extravíos.
Algunos de los lugares con más denuncias son Pérez Zeledón, Limón, Pavas, San Antonio de Desamparados, San Vicente de Moravia, Roxana de Pococí, San Juan de Tibás y Liberia, es decir, ocurren tanto en zonas rurales como urbanas.
El director del OIJ informó que uno de los casos de connotación criminal pendientes de resolver es el de Nancy Chacón, una vecina de San Carlos que desapareció el 24 de marzo, cuando salió en su propio vehículo hacia un baile en La Fortuna.
Por otra parte, el jerarca policial desmintió en forma categórica las versiones que circulan sobre la existencia de supuestas redes dedicadas a la desaparición de personas para tráfico de órganos o delitos sexuales.
Otro caso muy sonado es el de Christian Tijerino López, desaparecido el 18 de febrero del 2020 cuando viajaba en su carro hacia Guanacaste. Su paradero se volvió un misterio.
Se presume que fue asesinado por personas con las que compartió la noche previa en un bar, pero de momento solo se tiene a un sospechoso de haberlo privado de libertad.
Entorno familiar
La criminóloga Tania Molina sostiene que no existe una ola de desapariciones en Costa Rica, y que mayoritariamente se trata de casos atribuibles a problemas en el entorno familiar, así como a la violencia estructural, verbal y patrimonial. Ella misma, según recuerda, en su juventud decidió irse de casa en varias ocasiones por rebeldía y luego regresó.
Molina afirma que en casos como el de Kimberly Araya suelen haber signos previos, desde control excesivo hasta violencia verbal y patrimonial, llegando a veces al extremo del homicidio, generalmente cometido por la pareja o expareja.
Rodrigo Campos, coordinador de Ciencias Criminológicas de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), menciona que algunas personas desaparecen al emprender migraciones hacia Estados Unidos debido a la difícil situación económica del país.
También advierte sobre el riesgo de caer en trampas en línea, especialmente para mujeres con necesidades económicas urgentes.
Al respecto, insiste en la importancia de informar a la familia sobre las actividades que realiza y con quiénes se relacionan para prevenir incidentes que puedan dejar secuelas dolorosas.
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