La operadora del aeropuerto Juan Santamaría, Aeris Holding, informó este jueves de que ante el reporte de ceniza en las vecindades de esa terminal aérea, algunas aerolíneas suspendieron vuelos.
De acuerdo con Silvia Chaves Herra, vocera de Aeris, ayer hubo 18 vuelos afectados y durante este jueves se contabilizan 11 hasta el momento.
Las líneas con mayor impacto son las procedentes de Norteamérica.
Chaves indicó que el aeropuerto no ha cesado operaciones y que la cancelación de vuelos corresponde a decisiones de las aerolíneas basadas en sus protocolos internos.
Entre los vuelos afectados este jueves están los 2221 y 2247R de American Airlines, procedentes de Miami, los cuales fueron cancelados. Estaban para llegar a nuestro país a las 12:04 p. m. y a las 2:22 p. m.
Otros vuelos cancelados son el 2237 de British Airways, procedente de Londres y el 112 de South West Airlines, que venía de Houston, Texas, Estados Unidos.
También fue cancelado el vuelo 216 de Cubana de Aviación procedente de La Habana y hubo demoras en los vuelos de Jet Blue que vienen de Orlando, Florida y el de Aeroméxico, procedente de México, según la página en Internet de Aeris Holding.
Las salidas del país también se vieron afectadas, por ejemplo el vuelo 1097 de United Airlines hacia Houston tuvo un retraso de más de seis horas.
Erupciones siguen constantes.
De acuerdo con los datos del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori) durante las últimas horas la actividad del volcán Turrialba se mantuvo estable y con emisiones de cenizas discontinuas.
Algunas erupciones alcanzaron los 1.000 metros sobre el cráter activo del volcán y este jueves el viento lanzó el material volcánico hacia el oeste, por lo que hay reportes de caída de ceniza hacia Coronado, Tres Ríos, algunas partes de Curridabat y hasta en Ciudad Colón, de Mora.
La parte más fina ha llegado a las cercanías del aeropuerto en Alajuela.
Javier Pacheco, vulcanólogo del Ovsicori, dijo que persisten las emisiones continuas del Turrialba.
La falta de precipitaciones fuertes, así como la velocidad de las ráfagas que rondan los 40 kilómetros por hora en la cima del volcán, hacen que el material llegue hasta varias zonas del Valle Central.