Desconocidos provocaron un derrame de combustible en el río Bartolo, en Moín, Limón, al quitar las mangueras conectadas a un predio, donde, aparentemente, se estaba llevando a cabo la sustracción de hidrocarburos desde un poliducto de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope). Se presume que estas acciones fueron realizadas para ocultar evidencia.
Al ser informadas de la situación, las autoridades suspendieron temporalmente el bombeo de combustible con el objetivo de prevenir un mayor impacto ambiental. Según un comunicado de Recope, los incidentes ocurrieron este sábado, mientras personal especializado de la institución, junto con el Servicio Nacional de Guardacostas (SNG), trabajaba en el afluente recolectando pruebas relacionadas con el caso Petro Coca.
La investigación por este caso, denominado Petro Cocoa, relacionado con el robo agravado de combustible desde el poliducto de Recope, se inició hace varios meses luego de una denuncia presentada por la Refinadora, según informó Randall Zúñiga, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
A raíz de estas indagaciones, se realizaron allanamientos el viernes 11 de octubre en cuatro propiedades, un hotel y varias residencias en Moín, Cocos y Playa Bonita, en Limón.
Como resultado de estas acciones judiciales, Gilbert Bell Fernández, de 61 años, conocido como Macho Coca, fue detenido junto con otro hombre, de apellido Hide, de 33, como sospechosos del robo de combustible.
Se presume que ambas organizaciones criminales, encabezadas por los detenidos, estaban pendientes de la llegada de barcos tanqueros a Limón. Una vez que estos pasaban el combustible desde el navío a los tanques de la Refinadora, los sospechosos conectaban una toma ilegal en un punto intermedio utilizando mangueras, las cuales se encontraban en la orilla derecha del río.
Estas pasaban por el lecho y luego avanzaban hacia los predios, donde almacenaban el diésel o la gasolina en tanquetas, tanques plásticos o pichingas. Recope advirtió sobre el elevado riesgo de contaminación si estas mangueras se desacoplaban en el agua.
Además, utilizaban buses antiguos y vagonetas para trasladar el combustible a otras bodegas o distribuirlo. En un autobús, por ejemplo, removieron los asientos para maximizar el espacio y trasladar grandes contenedores para el hidrocarburo.
En una de las propiedades de Macho Coca, también se observó una cisterna y una máquina expendedora de combustible similar a las que se encuentran en las gasolineras. Esta operación les generaba ganancias entre ¢300 millones y ¢400 millones mensuales, según Zúñiga.
Durante las diligencias, se confiscaron tres vehículos tipo pick-up, dos automóviles, seis camiones, tres autobuses, tres vagonetas y dos retroexcavadoras, así como 178 estañones, 81 pichingas, 23 tanquetas y más de 33.000 litros de combustible.
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