Nosara, uno de los siete distritos de Nicoya en Guanacaste, reconocido por sus paradisíacas playas que atraen a numerosos turistas nacionales y extranjeros, experimenta desde hace un par de años un crecimiento desmedido en los homicidios. De registrar tres asesinatos en el 2022, aumentó a 13 en el 2023.
Además, en lo que llevamos del 2024 ya se contabilizan 8 crímenes de este tipo, el doble de los que se presentaron en el mismo periodo del año anterior. En la actualidad, acumula el 50% de los homicidios de todo el cantón, según las estadísticas del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
De acuerdo con Elder Monge, director regional de la Fuerza Pública, una de las razones del incremento de los asesinatos es que a mediados del 2023, la estructura criminal liderada por Alejandro Arias Monge, alias Diablo, se infiltró en Nosara, desencadenando una violenta disputa por el control del territorio para el narcotráfico con la organización de un sujeto de apellidos Rojas Matarrita, conocido como Caca’e Mono.
Caca’e Mono, de 33 años, es originario de Pococí, Limón y desde los 25 años se asentó en Nosara. Su nombre resonó con más fuerza en julio año pasado, cuando se le vinculó con la masacre de cuatro vendedores de ollas en playa Garza, quienes fueron acribillados en un vehículo.
Luego de días en fuga, considerado en aquel momento, uno de los hombres más buscados del país, Caca’e Mono fue detenido el 31 de ese mismo mes en La Trinidad de Aserrí por el OIJ. Acumulaba dos órdenes de captura y, desde entonces, descuenta prisión preventiva por delitos de venta de drogas y homicidio, según confirmó Monge a La Nación.
Por otro lado, Diablo, de 39 años, es prófugo de la justicia desde el 2019. Él inició sus operaciones en Pococí de Limón, donde se le vinculaba con robo de ganado, pero posteriormente se le asoció con homicidios, amenazas y narcotráfico. Con los años, extendió su poderío a Sarapiquí, San Carlos y varios sectores de Guanacaste, como Santa Cruz, Filadelfia y Nosara. Actualmente, es uno de los hombres más buscados por las policías del país.
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El ministro de Seguridad Pública, Mario Zamora, al consultársele sobre el conflicto entre estos dos hombres, se limitó a confirmar que algunas bandas que están en Limón han intentado expandirse hacia Guanacaste y Puntarenas y que esa apropiación de territorios “por la fuerza y el uso de sicarios”, ha generado un aumento “de la conflictividad armada”.
Los dos grupos han ejercido un alto nivel de violencia en este distrito nicoyano y tanto la Fuerza Pública, como el OIJ han tenido que desarrollar operativos para bajar esa ola de criminalidad.
El 19 de marzo, se sospechó que un grupo de hombres asociados con la banda de Diablo llevó a cabo un tiroteo en un búnker ubicado en el barrio Hollywood, que resultó en dos muertos y tres heridos. Menos de dos semanas después, miembros de la banda de Caca’e Mono serían los responsables de asesinar a María José Sánchez Cortés. Según el director del OIJ, Randall Zúñiga, los pistoleros buscaban a un deudor en la vivienda, pero al no encontrarlo, discutieron con la mujer y la mataron.
La operación policial que se realizó llevó a la captura de Blanco Orias, el segundo al mando de la banda de Caca’e Mono, y a cinco de sus colaboradores. La intervención también permitió la incautación de drogas, dinero y armas de fuego.
“Todos ellos están en prisión preventiva (...) ahorita queda muy debilitada y quedan tal vez algunos miembros por ahí tratando de sostener la estructura, pero está debilitado”, comentó el comandante al resaltar el impacto significativo de las detenciones en la organización delictiva. Sin embargo, destacó que no descartan que queden miembros activos que continúan con la lucha contra la estructura de Diablo.
Mercado Rentable
Monge explicó que Nosara se convirtió en un “mercado rentable” para las estructuras criminales, por su ubicación y la masiva visitación turística.
“Lo que tiene mucha atracción para estas estructuras criminales en la venta y distribución de droga es precisamente por ser un sector costero. En esos sectores llega mucha gente buena, pero también llegan otras personas (que consumen) con fines recreativos y eso hace que el mercado de la venta de estupefacientes sea muy rentable”, explicó el comandante.
Las estructuras criminales lideradas por Diablo y Caca’e Mono operan de manera organizada, con varios integrantes que desempeñan funciones específicas dentro de la red delictiva para mantener el control de sus territorios.
El comandante explicó que en las operaciones policiales han detectado un mismo fenómeno en diversas estructuras y es que todas cuentan con la colaboración de personas muy jóvenes “que son más fáciles de manipular” con la promesa de brindarles poder y dinero fácil.
Algunos de los miembros ingresan con edades de 16 años, que son utilizados para realizar tareas peligrosas, que van desde la venta de drogas, hasta el sicariato.