La Sección de Fraudes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) confirmó que una pareja detenida cerca de Hatillo con 35 tarjetas de crédito de diferentes entidades bancarias, podría ser parte de un grupo de crimen organizado que para estafar utiliza estos plásticos obtenidos a nombre de personas de barrios marginales o que viven en la indigencia.
Esas redes criminales reclutan a esas personas en todo el país para que adquieran tarjetas bancarias, con sus pines correspondientes. Luego, se las compran en ₡20.000 o ₡50.000, para que de ahí puedan obtener una ganancia.
El indigente sigue luego con su vida normal, mientras que la red deposita hacia las cuentas de esas tarjetas el dinero de repetidas estafas y desde distintos cajeros automáticos proceden a sacar el efectivo.
Como en los cajeros hay un tope diario en el monto para sacar dinero, los estafadores trasladan fondos a otras tarjetas obtenidas con el mismo método, ya sean del mismo banco o de otro distinto. Ahí mismo, en el cajero, vuelven a realizar la acción con otra tarjeta para sacar los fondos en efectivo.
El hecho de que los encargados de “ordeñar” los cajeros automáticos dividan los montos de las estafas en varias cuentas, les permite actuar reiteradamente hasta que se agote el monto de la cuenta estafada o el dinero del dispensador del cajero automático. Con esos movimientos, realizados desde el cajero a otras cuentas, los delincuentes limitan el poder que tienen los bancos de congelar los dineros cuando detectan movimientos irregulares.
Como las tarjetas aparecen a nombre de las personas indigentes, en caso de que los bancos logren boquear algunas cuentas, eso no afecta a los reclutadores.
El jueves pasado, la Fuerza Pública recibió una alerta anónima sobre una pareja que realizaba movimientos extraños en un cajero de una entidad bancaria, por Circunvalación, cerca de los Hatillos. Cuando la patrulla llegó al sitio la pareja se mostró nerviosa ante las consultas de los agentes, por lo que se procedió a su captura y de inmediato se alertó a la Sección de Fraudes del OIJ para que asumieran el caso.
Los detenidos son un hombre de apellidos Zúñiga Mena , de 31 años y una mujer apellidada Chaves Garbanzo, de 45, los cuales no tenían antecedentes policiales y fueron llevados hasta la Fiscalía Penal del Primer Circuito Judicial de San José y luego al Ministerio Público donde fueron indagados por el delito de estafa.
La Policía les decomisó un total de ₡570.000 que, al parecer, habían sido estafados de la cuenta de otra persona, según confirmó posteriormente el OIJ. Los detenidos portaban 35 tarjetas de crédito de diferentes entidades bancarias públicas y privadas, así como el dinero en efectivo, cuatro teléfonos celulares y tarjetas SIM.
Las denuncias por estafas muestran un acelerado incremento en los últimos años. En el 2020 el director del OIJ, Wálter Espinoza, afirmó que hubo un incremento en relación con el 2019, pues el monto de los fraudes cibernéticos alcanzó la suma de ¢7.000 millones.
En el primer trimestre del 2021, pese a que ya se había aplicado el bloqueo a la señal de celulares desde las cárceles, que son de los lugares desde donde más operan estas mafias, las estafas seguían. El OIJ estimó que en cuestión de dos meses y medio el monto de lo robado alcanzó un millón de dólares.
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