Paso Canoas
"Si no pasamos nosotros, no pasan ustedes". Esta es la consigna que a gritos se escucha en el fronterizo de Paso Canoas, frontera con Panamá, donde unos 600 cubanos bloquean la carretera Interamericana del lado costarricense, exigiendo un salvoconducto para seguir su ruta a Estados Unidos.
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Unos cincuenta metros antes, un oficial de carreteras desvía el tránsito a calles aledañas. Por su parte, las unidades de Cruz Roja están apostadas a los lados de la vía, como lo dice la cinta que las rodea, por prevención.
El despliegue policial mantiene a los migrantes cubanos a raya, pero con el calor del mediodía, los ánimos se caldean. De los 600 extranjeros en la carretera, son apenas unos 50 lo que se tiran en el asfalto hirviente y evitan el tránsito de vehículos. "Libertad, libertad, libertad", gritan.
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Lo que era un régimen de tolerancia implementado por la Dirección Nacional de Migración y Extranjería para permitir el paso de los cubanos en su ruta migratoria, explotó el día de ayer con el cierre de fronteras para indocumentados.
Una oleada de migrantes cubanos que pasa por nuestro país para llegar de manera ilegal a los Estados Unidos tiene en crisis a la Dirección General de Migración y Extranjería.
Solo entre miércoles y jueves de esta semana, 334 foráneos llegaron a la sede central de esa entidad, en La Uruca, para que los deporten a Nicaragua y poder seguir rumbo a su destino.
Al mismo tiempo otros 600 cubanos están en la frontera con Panamá intentando ingresar a Costa Rica.
"Nosotros no sabíamos nada. El flujo de personas se movía normalmente con salvoconductos, pero los dejaron de dar sin más explicación", se queja Pavel Agüero, uno de los cientos de inmigrantes varados en los alrededores de este puesto fronterizo, en el Pacífico sur.
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Agüero advierte que están desesperados y al igual que sus compañeros de viaje exige que le dejen pasar hacia el norte.
En las oficinas de Migración atienden a cuenta gotas y de manera intermitente.
Decenas de camiones esperan a que los cubanos les dejen pasar, pero la respuesta es la misma: "Si no pasamos nosotros, no pasan ustedes".
Hombres, mujeres y niños piden a gritos seguir una ruta que iniciaron en Cuba, y que continuó por calles, pantanos, ríos, narcotraficantes, coyotes y guerrilleros, en su paso por Ecuador, Colombia y Panamá.
Ahora esperan una decisión de las autoridades costarricenses, sin embargo, a esta hora del mediodía, lo único claro es el calor sofocante y la desesperación pintada, tanto en los inmigrantes como en los extrañados policías de la Fuerza Pública, que mantienen una tensa calma.
Kathya Rodríguez, directora de Migración, ayer dijo que el tránsito ilegal de cubanos ha mostrado un aumento importante en los últimos tres años. Sin embargo, la captura, este martes, de una red de tráfico de personas en varios puntos del país, agravó la situación.
Esto, debido a que esa organización era la encargada de trasladar a los extranjeros hacia Nicaragua. De este forma, al quedarse sin los contactos, los migrantes acudieron a las autoridades migratorias.