La Defensoría de los Habitantes alertó por un agravamiento en las manifestaciones de violencia intracarcelaria de los menores de edad y adultos jóvenes en los Centros de Formación Juvenil Zurquí y el de Adulto Joven (ubicado en el complejo La Reforma).
De acuerdo con una serie de entrevistas que el Mecanismo Nacional de Prevención contra la Tortura realizó a varios reos, se determinó que las agresiones físicas se dan con puñetazos, tablas, palos de escobas, tablas de camarotes, y armas punzocortantes, construidas con loza sanitaria, cepillos de dientes y varillas.
Al 15 de noviembre, en la cárcel de menores había 214 personas y 84 en la de Adulto Joven, a esta última llegan los menores de edad una vez que cumplen 18 años.
“Muchas veces, dichas heridas no tienen la finalidad de quitar la vida a la persona, sino de producirle un daño y evidenciar una situación de poder”, indicó el Mecanismo en un comunicado. Esas agresiones las realizan los “jachudos”, quienes se hacen acompañar de los reos llamados “cuadrillas”, para ejercer un poder coactivo sobre el resto de la población, en ocasiones de forma física y en otras psicológica.
El Mecanismo reveló que hay casos en los que se obliga a una o varias personas a agredir a otras aunque no existan problemas entre ellas, también se les coacciona a trasegar drogas ocultándola en sus cuerpos. Otras formas de intimidación se presentan cuando les tiran pedazos de espuma encendidas con fuego, café caliente, botellas de agua, botellas llenas de orina, baldes de agua.
“Cuando las personas están acostadas o descansando, se les derrite también plástico caliente encima, les mojan la ropa, les amarran papel periódico en los pies o cintura y se les enciende fuego. Se ha llegado a conocer que algunos módulos existe una especie de modo de iniciación llamado el 'capuchazo', de manera que a las personas que ingresan al módulo le tiran una cobija encima, y lo golpean de forma reiterada con puños, patadas y palos”, añadieron.
El Mecanismo también obtuvo información de que algunos reos son amarrados al camarote de manera que los inmovilizan para que no puedan salir a las visitas familiares y, en ocasiones, los obligan a realizar sus necesidades fisiológicas encima de sí mismos
Hacinamiento. En el caso de la cárcel de menores, se constató que las condiciones de hacinamiento son denigrantes. Por ejemplo, en la sección de adulto joven de hombres, en un dormitorio con un espacio de 20 metros cuadrados, 11 personas deben permanecer las veinticuatro horas del día, y apenas pueden salir al sol tres o cuatro veces a la semana durante una hora.
“Las condiciones de espacio, higiene y convivencia se encuentran muy deterioradas. En la Sección G-1 y G-2 es preocupante el hecho de que en al menos dos de las celdas individuales, deban dormir cuatro personas en un espacio no mayor a 2 metros de ancho por 2,5 metros de largo, y de acuerdo con la dinámica de encierro ante los problemas de convivencia entre los internos, deben permanecer alrededor de 19 horas dentro de la celda, lo cual evidentemente coloca a la personas privadas de libertad en una situación de hacinamiento crítico”, señala el comunicado.