En su oficina pululan las cajas sobre una mesa, el monitor de su computadora ya está cubierto para protegerlo del polvo y las pertenencias que mantiene en su despacho son realmente pocas. A una semana de abandonar la jerarquía del Ministerio de Seguridad Pública, Michael Soto Rojas asegura que si el tiempo retrocediera volvería a aceptar el cargo, a pesar de haber afrontado momentos que describe como “muy difíciles” en su gestión.
Críticas por el entrenamiento y preparación policial, otras más por las condiciones en las que trabajan los oficiales, algunas investigaciones que están en desarrollo, manifestaciones sociales que lo tuvieron sin dormir por varios días y la necesidad de desplegar una serie de operativos de restricción vehicular sanitaria son apenas una pincelada de lo que vivió en cuatro años.
Soto, quien se ha caracterizado por trabajar a partir de números, siempre creyó que con esta herramienta estaba listo para combatir, junto con su equipo, la criminalidad ordinaria y el crimen organizado de la mejor manera posible, sin tan siquiera pensar que a mitad de su administración se sentiría indefenso al enfrentarse a un enemigo desconocido: la pandemia por covid–19. Esta situación mundial lo hizo pasar por momentos “duros, acongojantes, tristes, de zozobra y de temor”, como él mismo describe, ya que no contaba con las “armas” para hacerle frente a una enfermedad.
A pesar del cansancio acumulado en los 1.461 días de trabajo que sumará hasta el próximo 8 de mayo, el ministro saliente defiende que la Policía es su vida y califica su paso por la cartera de Seguridad como “una oportunidad de Dios invaluable”. En entrevista con La Nación, Soto revela en qué momento se sintió doblegado, qué lo hizo seguir adelante, qué le quedó pendiente y cuál es el principal reto para su sucesor.
– El 26 de abril del 2018, días antes de que usted asumiera como ministro de Seguridad, habló de cómo reducir la criminalidad a partir del trabajo integral en coordinación con otras instituciones, ¿usted cree que ese objetivo se logró?
– No hay seguridad perfecta, ningún país la tiene y nosotros, lamentablemente, estamos ubicados en una de las zonas más violentas del planeta por la posición entre los países productores y consumidores. Ciertamente nuestros índices, si los comparamos con las naciones vecinas, son bastante positivos, pero hemos optado por compararnos con nosotros mismos.
“Yo me plantee el objetivo de trabajar con mi equipo (...) y creo que logramos avances importantes en la articulación con los diversos cuerpos policiales, realmente los resultados así lo demuestran con el tema de los megaoperativos, hicimos 503 en los cuatro años, donde participaron todas las instituciones y donde abordamos las problemáticas de acuerdo a cómo iban surgiendo con los recursos existentes.
“Por ejemplo, en Puntarenas, el primer trimestre del 2021 fue sumamente violento, entonces hicimos un planteamiento para abordar el tema de criminalidad con una participación interinstitucional y no solo policial, metimos al Ministerio de Salud, al Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), a la Municipalidad (de Puntarenas), a las fuerzas vivas y a la misma comunidad y este año el cantón central de Puntarenas es uno de los que más disminución en homicidios tiene, con 18 menos. La Policía lo que hace es contención criminal, pero para sostener o bajar los números es un proceso a mediano o largo plazo, abordando las aristas sociales como desempleo, cultura, deporte, violencia estructural, educación y otras problemáticas.
“Ese tipo de circunstancias lo venimos abordando en otros lugares, pero cuando solucionamos en un lugar se nos descompone otro, por lo que hemos venido trabajando en cada sitio con sus características para tratar de disminuir la violencia, porque estamos hablando de seres humanos que mueren”.
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– ¿Los megaoperativos fueron una idea suya o ya existía la iniciativa?
– No, no fueron una idea mía, sino que fue una idea de un grupo. Yo llegué aquí y me senté con los directores de Guardacostas, Policía de Fronteras, Fuerza Pública, OIJ y otros cuerpos policiales y a todos les pedí diseñar una estrategia visible, por lo cual en las primeras semanas comenzamos a trabajar, les dije que quería utilizar el análisis criminal y los datos inteligentemente, con detalles e información precisa y se abrieron las puertas.
“La gente a veces no entiende que esto ayuda a disuadir, si los delincuentes ven luces por todo lado y saben que hay un megaoperativo mejor no salen, pero fue un concepto de trabajo en equipo con un despliegue logístico muy grande, porque los megaoperativos no son solo en la calle, también son por mar, por aire, en las fronteras, la idea fue que todos estuvieran en la calle y no trabajar al azar, sino por objetivos”.
– En los primeros dos años de gestión hubo muchos megaoperativos, ¿por qué disminuyeron?
– En el 2018 hicimos 61, en el 2019 fueron 151, en 2020 sumamos 119 regulares y 132 de restricción sanitaria, en 2021 subimos a 150 y en el 2022 llevamos 22. El 2020 fue muy complejo, haciendo algo que yo nunca creí que iba a hacer, que fue andar detrás de las fiestas y realmente era muy raro, pero nosotros tuvimos que perseguir eso. A diferencia de otras personas que trabajaron menos o en sus casas, para nosotros ese fue el año más duro, tuvimos que duplicar esfuerzos con los mismos recursos para hacer megaoperativos y operativos de restricción sanitaria.
– ¿Cuál cree que fue su principal logro en la gestión del Ministerio de Seguridad Pública?
– Siempre digo que yo solo soy una persona que cuenta con el apoyo de todos los cuerpos de Policía, porque no podría jamás hacerlo solo, todo el mundo me ayudó muchísimo y estoy muy agradecido. Desde el punto de vista de la criminalidad lo quiero poner en cuatro puntos: La lucha contra el narcotráfico fue muy significativa, con números récord en decomisos de drogas, como nunca antes en la historia de este país y eso es positivo porque la Policía está haciendo bien su trabajo, pero negativo porque las estructuras criminales están cerca.
“El otro logro fue mantener el índice de homicidios con una tasa de 11 por cada 100.000 habitantes, si no hubiésemos tomado acciones a estas alturas estaríamos con una tasa de entre 15 y 16 por cada 100.000 habitantes. También, tuvimos una disminución en asaltos en los cuatro años que me parece muy significativo, porque cuando yo llegué una de las principales preocupaciones de los costarricenses, según las encuestas del CIEP, era la seguridad. Y no digo que ahora sea perfecta, pero se ha hecho un buen trabajo y los costarricenses, aunque son muchas las voces que hablan al contrario, reconoce que la Policía ha hecho un buen trabajo.
“Finalmente, con la tramitología burocrática que existe en este país cuando entraban armas o patrullas para mí era como si me naciera un hijo, aunque hubo muchos cuestionamientos, incluso de la prensa.
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– ¿Cuál fue el momento más difícil durante los cuatro años como ministro de Seguridad?
– Realmente fueron cuatro años muy atípicos y diferentes, siempre creí que iba a luchar contra la criminalidad ordinaria y el crimen organizado, pero nos enfrentamos a una pandemia, sin duda alguna ese fue un momento muy agudo para los cuerpos policiales, primero porque eran situaciones muy atípicas y después porque tuvimos muchos compañeros enfermos y algunos fallecieron.
“Era como enfrentar a un enemigo invisible sobre el cual no teníamos armas visibles para luchar o experiencia para combatir contra una enfermedad, donde teníamos falencias como las mascarillas, que no había para darles a todos, tampoco teníamos alcohol para darle a todos y había temor de perder la vida o de contagiar a la familia, entonces sin duda alguna y por mucho era algo a lo que no estábamos acostumbrados, porque si hablamos de narcotráfico o criminalidad ordinaria estamos acostumbrados, pero de eso nunca tuvimos una experiencia previa y realmente fue duro, acongojante, triste, de zozobra, de temor y también perdimos muchos compañeros, eso fue difícil”.
– ¿En algún momento pensó en renunciar?
– Hubo momentos difíciles y acongojantes, donde sentía que ya las fuerzas humanas no me daban y a veces pasaba muchos días sin dormir. Cuando se dieron todas las manifestaciones sociales (del 2020), donde tuvimos bloqueos que duraron muchos días, yo pasaba aquí con los compañeros en el puesto de mando, de día y de noche, y en algún momento sí me sentí mal de salud y mal de fuerzas, pero también, aunque suene un poco romántico, tengo la convicción de que soy un patriota y que hago las cosas por mi país.
“En algunos momentos el presidente (Carlos Alvarado) me dio espacios muy cortos de descanso y también conté con un equipo que me apoyó siempre, mis viceministros, mis directores y ahí entre todos nos hacíamos porras y nos animábamos, porque sí se dieron circunstancias muy complicadas de oficiales nuestros en las manifestaciones heridos injustamente, oficiales que quisieron quemar, que golpearon y eso fue doloroso. También cuando perdimos muchachos en el cumplimiento del deber fue muy doloroso, entonces en algún momento me sentí débil, pero con la convicción de que tenía que cumplir con los cuatro años y bueno, por eso tomé la decisión de no seguir ahora, para que venga otra persona y pueda hacer las cosas mejor”.
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– Si el tiempo retrocediera, ¿volvería aceptar ser ministro de Seguridad?
– Por supuesto. Pienso que la Policía es mi vida y aunque ha sido muy duro y estoy muy cansado, físicamente, esto fue una bendición, una oportunidad de Dios invaluable para mi vida y lo agradezco profundamente. Tuve la oportunidad de vivir cosas que nunca hubiese vivido si no acepto, de conocer gente maravillosa.
“Hice todo lo que pude con los recursos que había, no he sido de estar metido en un escritorio, he ido a la calle y el último día que voy a trabajar aquí, que es el próximo 7 de mayo, vamos a cerrar con un megaoperativo, es decir, en la calle hasta el último minuto de ese día, porque es mi pasión. Entonces no me arrepiento para nada, pero creo que mi momento ya terminó y que tengo que volver a pensar en algunas cosas desde el punto de vista personal. Durante estos años he estado ausente en mi casa y he descuidado mi salud”.
– ¿Todo lo que me ha expuesto es el principal motivo para haber rechazado el ofrecimiento de Rodrigo Chaves?
– Don Rodrigo nunca me llamó para ofrecerme el puesto, sino que en algún momento hubo personas que me preguntaban si tendría interés en seguir, pero desde diciembre dije que ya era una decisión tomada, que terminaba el 8 de mayo (del 2022) y que no había vuelta atrás con eso. Presenté la nota al Poder Judicial (para volver al OIJ) antes de que se eligiera el nuevo presidente en la segunda ronda y era una decisión personal mía.
– ¿Qué le hubiese gustado hacer a Michael Soto en estos cuatro años que no le dio tiempo?
– Me hubiese gustado mucho aumentar más el salario para los policías, se hizo un ajuste muy pequeñito, pero me hubiese gustado aumentarlo más, dignificar la labor policial. Si usted lo ve todo esto redunda en temas económicos y ahí es donde creo que con más recursos podríamos ser muchísimo más efectivos, hay que dignificar la labor de la policía, pero los tiempos económicos en los que me tocó administrar fueron de escasez y pobreza, yo lo que hice aquí fue administrar pobreza, realmente, porque era la realidad del país y el mundo. No es culpa de nadie, pero me hubiese gustado que los policías tuvieran mejores condiciones, mejores delegaciones, mejores vehículos, mejores motos, mejor equipo, mejores botas, pero fue difícil, quizá con eso me hubiese gustado tener más incidencia y más resultados positivos.
– ¿Cuál cree que es el principal reto para el nuevo ministro?
– El principal desafío del nuevo ministro no es el narcotráfico, no es el crimen organizado, no es la criminalidad ordinaria, que ciertamente van a ser desafíos, su principal desafío va a ser el tema económico. La regla fiscal para este Ministerio, que es en el que estoy, ha sido muy difícil y complicado, porque todos tenemos topes, entonces o no tenemos presupuesto o no tenemos la posibilidad de gastarlo, bajo esa tesis, en todas las líneas hay debilidades.
“El aumento del combustible y el aumento del dólar, porque casi que todas las cosas aunque las compramos en colones tienen sus precios en dólares, hacen que no se puedan hacer una previsión exacta del dinero, por lo que se dan dificultades, lo cierto es que en algún momento debería promoverse que a este Ministerio se le levante la regla fiscal, porque aunque el plan fiscal era necesario, requiere algunos ajustes”.
Necesidades, cuestionamientos y futuro
– ¿El recurso policial es suficiente para cubrir lo necesario?
– Aquí no tuvimos ni un solo minuto de paz. Manifestaciones sociales, criminalidad ordinaria, narcotráfico, personas haciendo actividades subversivas, como los atentados, la pandemia, o sea, no hubo paz ni un solo minuto, realmente cada día y cada mañana que abrimos los ojos algún problema nuevo surgía, pero siempre tratamos de enfrentarlos y de buscar las opciones con los recursos que teníamos (...). Hacer algo con recursos limitados es difícil, lo que hacíamos era movilizar el recurso de un lugar a otro, pero yo creo que como mínimo se ocupan 2.000 policías más.
“Yo le decía a mi sucesor que el principal desafío sigue siendo el cómo obtener ese recurso humano para salir con lo mínimo (...), porque en medio de las circunstancias económicas se necesita crecer y reforzar.
“Con mucha prudencia le digo que en el pasado se ha invertido más en educación, yo creo profundamente en eso, pero estamos llegando a momentos donde hay que darle una relevancia importante a la seguridad del país, entendiendo que los tiempos son otros y que nuestro enemigo es el crimen organizado y la criminalidad en general y que tenemos que luchar contra ese enemigo con las armas y con los elementos suficientes”.
– ¿Usted cree que se han dado carencias en la preparación y el entrenamiento de los policías?
– Voy a analizarlo en dos dimensiones: la preparación nacional y la preparación internacional. La cantidad de oficiales nuestros que van a capacitarse afuera, en especial a Estados Unidos, es impresionante (...), pero si usted me dice que si la capacitación interna es perfecta, yo le diría que no. El día que una persona diga que algo es perfecto está equivocada, porque siempre tiene que superarse y siempre se tiene que avanzar, las metodologías de la criminalidad avanzan y la ley de la academia, que entró en vigencia en el 2018, le da muchísima fortaleza a la Policía, pero todavía estamos en proceso de ampliar la infraestructura física, con algunas otras necesidades.
“Cuando yo a veces escucho críticas que falta capacitación en la Policía, lo puedo aceptar, pero también creo que estas personas a veces ignoran todo el nivel de capacitación que tienen muchos de nuestros oficiales y es que tener capacitado al 100% de los 14.000 policías no es fácil, es un proceso en el que debe seguirse avanzando y en el que se han hecho muchos esfuerzos”.
– En medio de las manifestaciones y en otros momentos específicos se ha dado mucha crítica del manejo policial y se le ha criticado directamente a usted, se ha dicho que expuso a los policías, ¿así lo sintió? ¿Cambió la estrategia a partir de esto?
– La Policía de Costa Rica es civilista y democrática y no porque Michael Soto lo quiera, sino porque en el ADN del costarricense está ser democrático y respetar los derechos humanos. Recordarán ustedes que en esos momentos de agitación las manifestaciones sociales no estaban ocurriendo solamente en Costa Rica sino que estuvieron ocurriendo en Chile y Colombia, solo por poner dos ejemplos cercanos, pero también en Francia y otros lugares de Europa, y si ustedes ven en las noticias en todos estos países, excepto en Costa Rica, la Policía le quitaba la vida algunos manifestantes en los enfrentamientos, pero aquí no murió ninguna persona.
“A veces las personas que tienen ecos y voces muy fuertes en estos casos ignoran lo que es manejar un dispositivo operativo en este sentido, donde se le enseña al policía y a los líderes que hay que pensar en los ciudadanos aunque los ciudadanos estén atacando, aunque estén agrediendo y en eso no hay una operación perfecta, pero sigo creyendo y afirmo que esas operaciones fueron muy exitosas porque logramos mantener el país abierto, respetar los derechos humanos de las personas, que no muriera ningún ser humano de ningún lado y que aunque algunos de nuestros oficiales resultaron heridos y eso no nos gusta, lo cierto es que ellos siempre fueron muy respetuosos de los derechos humanos y tuvieron cabeza fría”.
– También hubo críticas en determinados sitios de abuso de autoridad…
– Sin hablar de casos específicos, uno debe de entender que hay grupos subversivos y sociales que tratan, por medio de las redes, posicionar un mensaje y viralizarlo, de venderlo con un hecho real y contundente, pero solo muestran una parte. Por eso, a los que dicen que hubo un abuso de autoridad siempre los invitamos a poner las denuncias ante el Ministerio Público para que se investigue y se determine si realmente ocurrió algo así. Y vea la diferencia, cuando se dieron agresiones de policías no se viralizaron y muy pocas personas levantaron la voz, para mí los hechos son contundentes y la sangre que corrió en las manifestaciones fue siempre de los policías, obviamente no me hubiese gustado ni una gota de ninguno de los dos lados, pero siempre fue de policías y por eso yo los respeto, los admiro y el país tiene que estar agradecido.
– Si no hubo paz en ningún día, ¿cómo llegó hasta ahorita?
– Tengo que agradecerle mucho a mi familia porque me tuvo que soportar la ausencia y algunos momentos de irritabilidad, malas noches, días sin dormir, que estando aún presente estaba muy ausente hablando por teléfono. También agradecer a mis compañeros que me ayudaron, desde los directores y viceministros hasta los policías que estaban en la calle, tuve mucho la oportunidad de hablar con ellos y le daban a uno fortaleza y ánimo. Aunque las críticas hayan sido muchas, valoro mucho el hecho de que cuando hacíamos megaoperativos y me tocaba andar por la calle alguna señora, adulto mayor o niño se acercaran a agradecerle a uno, para mí eso tiene muchísimo más valor que mil ofensas en una red social.
“También le agradezco a Dios, sin duda alguna yo no soy el mejor cristiano del mundo, pero la oración de muchas personas y el creer que uno está aquí porque Dios lo dispuso, da fortaleza, aunque el cuerpo ya esté pidiendo descanso”.
– ¿Qué sigue profesionalmente?
– Voy a seguir en lo mismo, no con la connotación de la responsabilidad de ahora, pero voy a seguir con el tema de los homicidios, del narcotráfico, básicamente, voy a seguir en lo mismo desde el OIJ, yo no me veo fuera de esto porque no sé hacer nada más.
“Antes yo era lavador de camiones porque mi familia era muy sencilla y no me podía pagar la universidad, toda mi familia había sido policía aquí (en Seguridad Pública) y una hermana me dijo que por qué no me metía al OIJ, entonces en diciembre de 1991, con 18 años, agarré el título de quinto año, la licencia y la cédula y me fui al OIJ a entregar los papeles. En abril de 1992, hace 30 años, me llamaron y entonces mi único trabajo formal ha sido este, no sé hacer otro. Yo estudié Administración de Empresas como un complemento para lo que yo hago, pero usted me pone en otra cosa y no sé, yo no puedo ni pegar un clavo en mi casa, soy un chapa, mi esposa es la que pega los clavos con un taladro que le regalé y viera que carga que es”.