Los estafadores informáticos están alquilando cuentas bancarias de terceros para canalizar el dinero obtenido de sus víctimas al cometer fraudes, o bien, acceden a cuentas prestadas.
Guillermo Sequeira, jefe de investigación de la unidad de Fraude Informático del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de San José, explicó en conferencia de prensa que este tipo de método se denomina “cuentas puente”.
Estas se utilizan únicamente para recibir el dinero de las víctimas durante breves periodos, minutos u horas. Luego, los fondos se trasladan a una cuenta destino o se retiran en efectivo de un cajero.
“Es prácticamente como que yo tenga un arma registrada a nombre mío y se la preste a mi primo para que él se vaya a cuidar una finca y, si mi primo mata a una persona con esa arma, pues el problema lo voy a tener yo”, ejemplificó Sequeira.
Según el jefe de investigación, es crucial que las personas comprendan que las cuentas son de carácter completamente personal y que, a través de ellas, eventualmente pueden circular sumas millonarias provenientes de estafas.
El principal riesgo radica en la posible vinculación con el caso. Quienes alquilen o presten cuentas pueden ser procesados por fraude informático, si sabían que había un acto delictivo de por medio.
Sequeira indicó que quienes alquilan estas cuentas suelen hacerlo por montos que oscilan entre los ¢20.000 y ¢50.000 colones.
El alquiler implica que otra persona realice transacciones bancarias con la cuenta y luego la devuelva, aparentemente, sin que ocurriera algo malo. Sin embargo, las consecuencias suelen hacerse evidentes cuando se inician las investigaciones por fraudes.
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La identificación de las cuentas puente en los fraudes se logra mediante la investigación y la trazabilidad del dinero, un rastreo que sigue los montos sustraídos desde la cuenta del afectado.
A través de este proceso, los investigadores confirman que el dinero salió de la cuenta de la víctima hacia una cuenta puente y que, de ahí, se transfirió finalmente a la cuenta definitiva o se retiró en un cajero automático.
En este punto, el titular de la cuenta puente, consciente o no del delito cometido con su cuenta, se ve envuelto en el fraude y pierde su cuenta bancaria.
“Usualmente, actúan como si no supieran que su cuenta se usó para cometer un fraude y piensan que no les va a pasar nada; sin embargo, si en ese momento necesitan abrir otra cuenta en algún banco, no podrán hacerlo, porque a nivel judicial están vinculados dentro de un proceso fraudulento”, explicó Sequeira.
Aumento de fraudes
Sequeira también informó de que, hasta el 13 de noviembre, se presentaron 2.256 denuncias por fraudes informáticos solo en San José. Estas estafas resultaron en pérdidas de ¢2.800 millones y $1.750.000, para un total aproximado de ¢3.700 millones.
Solo en octubre, los residentes de San José, víctimas de estafa, perdieron ¢509 millones y $121.000, sumando una cifra total de ¢573 millones, aproximadamente.
Por otro lado, los datos de la Policía Judicial indican que este año se registró un incremento en los fraudes informáticos. Durante los primeros seis meses del año, se sustrajeron ¢12.769 millones en todo el país por estafas y fraudes, una cifra que triplica los ¢4.743 millones reportados en todo el 2022.
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