“Mi nombre es Roman Dial y mi hijo, Cody Roman Dial, de 27 años, está desaparecido en el Parque Nacional Corcovado.
"Debería haber regresado hace diez días, y siempre nos informa. Pero no hemos escuchado nada y estamos preocupados” dijo el hombre a las autoridades ticas poco antes de realizar el primero de 20 viajes que hizo a nuestro país para tratar de dar con su hijo.
Lo anterior es parte de un drama desarrollado en un libro llamado El Hijo del Aventurero, escrito por Roman Dial, de 58 años, un explorador de National Geographic, oriundo de Alaska, Estados Unidos, que cierto día, a mediados del 2014, se percató de que algo grave le había ocurrido a Cody.
El libro fue publicado el 18 de febrero, ha tenido una gran acogida y es calificado como un Best Seller (éxito en ventas) y un clásico instantáneo de la literatura al aire libre, en la página de Amazon.
Roman Dial narra en esas páginas el drama que durante años lo tuvo en suspenso, al igual que a su compañera Peggy y a Jazz, su otra hija.
El diario estadounidense The New York Times y otros medios de ese país han destacado la publicación del libro, surgido a partir de un suceso que se originó en el Parque Nacional Corcovado, situado en la península de Osa, Pacífico sur de Puntarenas.
Ese parque nacional, del cual hay poca cartografía, es promocionado turísticamente como una experiencia salvaje y de naturaleza en todo su esplendor.
En julio del 2014 Cody Dial, hijo de Roman, llegó a nuestro país en medio de una travesía por las selvas de México y de Centroamérica, luego de concluir sus estudios de posgrado.
Impulsado por el espíritu aventurero que su padre le había inculcado desde que era un niño, Cody entró a esa zona selvática de nuestro país que durante dos años escondió sus restos, sin que nadie supiera qué había ocurrido.
Dos años después se supo que un árbol cayó sobre la tienda de campaña en lo profundo de esa jungla, cuando guardaparques hallaron los restos óseos el 20 de mayo del 2016.
Junto a los restos estaban unas tenis y otras pertenencias halladas a lo largo de 75 metros de un riachuelo llamado Quebrada Doctor, cerca del cerro Negrito. Queda a unas tres horas a pie de la comunidad de Dos Brazos del Río Tigre, en Puerto Jiménez de Golfito.
Esa región no había sido revisada en las incursiones recurrentes de búsqueda que se desarrollaron en el 2014 por tierra y aire.
“Podés hacerlo todo bien y morir”
Los niveles de riesgo de quienes desafían e interactúan con la naturaleza pueden terminar en una muerte solitaria, como ocurrió en este caso.
En el libro el autor deja claro que la suerte juega un rol importante en este tipo de incursiones.
“...está más allá del control, la tormenta llega o no, la serpiente muerde o no. Podés hacerlo todo bien y morir. Podés hacerlo todo mal y sobrevivir", explica el famoso explorador en The Adventurer’s Son.
Las exploraciones del padre de Cody eran tan riesgosas que muchas veces su propia vida estuvo en peligro.
Su familia vivió un tiempo en Borneo, una isla exótica en el sudeste de Asia que acuerpa a Malasia, Indonesia y Brunéi.
Cuando Cody tenía solo seis años, su padre lo llevó a una caminata de casi 100 kilómetros por la isla de Umnak, en las Aleutianas de Alaska, las cuales desafiaban incluso a adultos expertos.
Esas pequeñas islas volcánicas están en el mar de Bering van desde el Pacífico norte en Alaska hasta el Pacífico septentrional en Rusia, muchas son habitadas por esquimales.
La idea de Roman era inculcar en sus hijos una vida de aventuras, compartidas entre vientos huracanados y difíciles cruces de agua.
Según los extractos publicados por The New York Times, en ese viaje Cody acogió como segundo nombre el de su padre y pasó a ser Cody Roman Dial, con la ilusión de lograr expediciones autoguiadas aún más atrevidas que las de su progenitor.
“Solo soy una mejora genética tuya, papá” le dijo una vez Cody bromeando.
Un día que escalaba una montaña, Roman Dial tuvo una visión que lo hizo reconsiderar su estilo de vida. A los 25 años decidió dejar las exploraciones de tanto riesgo y dedicarse a la crianza de sus hijos y a la docencia universitaria como profesor de Matemáticas y Biología, pero su hijo, a los 27 años, estaba lejos de dejar aquella fascinación.
Entender la verdad sobre los que más amamos
Para Román, como padre, fue gratificante ver a su hijo solo. Pensó que volvería con una visión más amplia de la vida. Su español sería excelente y una mejor idea sobre la geopolítica de los Estados Unidos en Centroamérica.
Confiaba en que los viajes familiares a Australia, Borneo, el desierto de Alaska y otros lugares le habían dado las herramientas para superar las pruebas.
El 10 de julio de 2014, Cody entró solo al Parque Nacional Corcovado, una selva que en el libro se describe como refugio de mineros, cazadores furtivos y hasta traficantes de drogas.
Antes de entrar, Cody envió un correo electrónico a su padre: “No estoy seguro de cuánto tiempo me llevará, pero estoy planeando durar cuatro días en la selva y un día para salir. Estaré limitado por un sendero hacia el oeste y la costa en todas partes, por lo que debería ser difícil perderse para siempre”, fueron las últimas palabras que Roman Dial recibió de su hijo.
Roman había criado a su hijo para ser intrépido, para instalarse en los lugares más salvajes de la tierra y tenía la esperanza de que estaba a salvo y de que estaba usando sus habilidades en una aventura en solitario de la que saldría en cualquier momento.
Sin embargo, en el verano de 2014 comenzó la peor pesadilla de cualquier padre.
Su libro es el relato extraordinario sobre la búsqueda de dos años para desentrañar el misterio del destino de su hijo.