La minería ilegal en Crucitas de Cutris, muy cerca de la frontera con Nicaragua, no cesa y decenas de personas siguen ingresando ilegalmente al país para tratar de sacar oro de las montañas. En una nueva incursión policial, las autoridades encontraron herramientas para la extracción ilegal del mineral, varios gramos de mercurio, 17 gallos de pelea y residuos de drogas ilegales. Además, en diferentes cuarterías se ubicó a 32 nicaragüenses en condición migratoria irregular.
La información, divulgada hasta este lunes, resume los operativos desplegados el jueves y viernes de la semana anterior por la Policía de Fronteras, la Fuerza Pública y la Policía de Migración, con el apoyo del Ministerio de Salud y las autoridades judiciales de San Carlos, en Alajuela.
Uno de estos albergues clandestinos intervenidos el jueves fue identificado como la cuartería de Toñito, lugar donde encontraron un total de 23,1 gramos de mercurio, producto altamente tóxico que se utiliza para la extracción artesanal del oro. Debido a los riesgos para los humanos, el mercurio se le entregó a funcionarios sanitarios para su adecuada disposición. Además, en el sitio había varios extranjeros indocumentados, en habitaciones insalubres.
Ese mismo día, las autoridades intervinieron otro dormitorio informal, conocido como La Casona, donde había más ciudadanos nicaragüenses sin documentos que validaran su ingreso a territorio tico. Ante la poca colaboración de los encargados del lugar, la Policía tuvo que custodiar el alojamiento por 24 horas, mientras se tramitó la orden de allanamiento.
Una vez adentro, se identificó un cuarto que al parecer era usado para consumo de drogas, donde se recolectaron varias dosis de marihuana y se divisaron algunos residuos de lo que podría ser crack y cocaína. El Ministerio de Salud clausuró la cuartería y solo dejó habilitados los recintos utilizados por los dueños de la propiedad.
En la misma también encontraron 17 gallos de pelea, algunos con lesiones en la cresta, indicativos de maltrato animal, que fueron entregados al Servicio Nacional de Salud Animal (SENASA). En tanto, los 32 nicaragüenses que fueron encontrados en las cuarterías fueron puestos a la orden de la Policía de Migración para que puedan ser devueltos a su país.
Tierra de nadie
Desde agosto de 2020, La Nación publicó que grupos criminales organizados convirtieron la zona minera de Crucitas en una región donde, aparte de robarse el oro y plata de Costa Rica, evaden impuestos, talan bosques y trafican cianuro, mercurio, armamento pesado e incluso mano de obra de Nicaragua.
El desborde de crímenes nace de una alianza entre coligalleros y “empresarios de la zona”, costarricenses, quienes contratan mano de obra ilegal nicaragüense que junto a los nacionales han conseguido un secuestro hasta ahora impecable de la riqueza natural allí.
Crucitas era manejada por la firma canadiense Industrias Infinito, la cual dejó el país en 2015 luego de un escándalo político y judicial y cuya actividad anuló el Tribunal Contencioso Administrativo.
Para tratar de frenar la comisión de varios de estos delitos en la zona, las autoridades policiales y judiciales hacen incursiones periódicas a la zona.