El homicida de la directora del Colegio Montebello, Nancy Chaverri Jiménez, quedó libre el 15 de enero por orden del Tribunal de Apelación de Sentencia Penal Juvenil.
El joven había recibido una pena de nueve años de internamiento en el centro de formación Zurquí por haberle disparado a Chaverri en la cabeza, por la espalda, dentro de su oficina, el 1.° de julio del 2010.
Sin embargo, solo descontó cuatro años y medio, luego de que los jueces Erick Calvo Rojas, Flory Chaves Zárate y Gustavo Jiménez Madrigal le cambiaran la modalidad del internamiento a libertad asistida.
El tribunal destacó como fortalezas del muchacho –quien ahora tiene 21 años– la ausencia de conflictos durante su convivencia, el haber concluido la secundaria e iniciado la universidad, y su trabajo en el aseo del centro y luego en la administración del comisariato.
Por eso, consideraron que él podía concluir su tratamiento en sociedad. “Se debe recordar que el medio social es el lugar por excelencia para demostrar si una persona ha logrado cambios positivos y él ha demostrado autocontención”, señala el voto N.° 12-2015.
La Nación intentó conversar con el sujeto, pero su padre expresó que no hablarían del caso por respeto a los familiares de la víctima y porque él tiene prohibido perturbarlos o intimidarlos. La Defensa Pública manifestó que él aún descuenta la pena, en otra modalidad, pero cumpliendo con las condiciones que impuso el tribunal.
Rechazo. En noviembre del 2014, el Juzgado de Ejecución de las Sanciones Penales Juveniles había rechazado liberar al joven porque no tuvo un tratamiento psicológico continuo.
Por otro lado, señaló que él tenía un discurso negador y manipulador, no mostró arrepentimiento en el primer juicio y su padre ni siquiera había tenido el reparo de aceptar la responsabilidad penal de su hijo.
Wálter Chaverri, hermano de Nancy, se mostró molesto por la decisión. Ayer manifestó: “Indistintamente de que él esté en la cárcel o no, ella ya no regresa porque está en el cielo, pero el daño que este homicida hizo a la sociedad, a la familia, es muy grande, y son daños irreparables”.
”Él se portó mal en la sociedad porque mató a una mujer, educadora, con una pistola, de espaldas, y ella desarmada. El que hace eso es un enfermo y tiene que ser sancionado. Estoy de acuerdo con que la gente debe tener otra oportunidad, pero cuatro años y medio para que salga y ande en la calle es poco”, añadió.
Por su parte, Federico Morales, abogado de la familia Chaverri, sostuvo que siempre se opuso a la liberación del joven porque nunca se demostró una introspección como para reintegrarse adecuadamente a la sociedad.
“Hay que aceptar y comprender el error y el mandato que me prohíbe matar para no volver a hacerlo. La contención debió ser mucho más restrictiva hasta tanto no hubiese seguridad de que no va a volver a incurrir en otro hecho delictivo”, expresó.
La Fiscalía Penal Juvenil expuso, además, que el cambio de medida no era procedente porque se consideró que el joven aún no visualizaba lo que había ocurrido y no se había observado un cambio interno en él.
Morales recordó que los dictámenes forenses que le habían practicado al ofensor, previo al juicio que lo condenó, establecieron que actuó con capacidad plena para conocer lo que estaba haciendo. Puntualizó que lo caracterizaron por el egocentrismo, la manipulación y la utilización de las personas, además por tener dificultad para establecer vínculos con los demás.
“Esta vez, el tribunal le cambió la medida sin solicitar nuevos dictámenes para contrastar aquellos. El informe de la psicóloga del centro es apenas un acercamiento, pero no toma en cuenta las cartas donde él narraba lo que iba a hacer y donde se refería a la víctima como una cosa”, dijo.
Los jueces dispusieron que el joven debe recibir terapias para el control de conductas violentas e impulsos, crecimiento personal y desarrollo personal.
Además, por dos años, debe estudiar o trabajar, tiene prohibido hacer contacto con la familia de la víctima y debe mantener domicilio fijo en Heredia, pese a que habita a pocos kilómetros de los familiares de Nancy Chaverri.