Niños y jóvenes, cuyas edades oscilan entre 13 y 24 años, socializan en esquinas y calles de Pavas, en las denominadas cuadrillas, donde conversan, se dedican a consumir drogas y encuentran seguridad.
Así lo reveló un estudio del programa Agenda Joven, de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), cuyo resultado se divulgó en noviembre del 2014.
El trabajo lo realizaron varios especialistas, entre junio y noviembre del 2014. Incluyó la entrevista a vecinos del distrito, personas que trabajan en el lugar y jóvenes miembros de las cuadrillas.
El documento mencionó que un factor relevante es que Pavas se caracteriza por estar habitado por familias formadas por madres solas, donde la figura paterna está ausente.
Hallazgos. El análisis, cuyo objetivo era hallar cuáles son los factores que llevan a los menores a incorporarse a esas organizaciones, determinó que se trata de adolescentes excluidos del sistema educativo, que no fueron absorbidos por otras alternativas de enseñanza o laborales y que, además, disponen de gran cantidad de tiempo libre.
Precisamente, el no tener nada que hacer, los vuelve vulnerables, pues habitan en condiciones de hacinamiento, expuestos a la violencia, en una comunidad donde existen muchas zonas que se califican como peligrosas.
Los especialistas señalan que el muchacho, en pos de seguridad, decide incorporarse a la cuadrilla de la alameda, donde cada miembro es defendido de posibles ataques de otras personas o cuadrillas. Empero, advierten de que la actividad del grupo gira alrededor del consumo de drogas.
El estudio señaló que la comunidad ofrece espacios recreativos poco atractivos para los jóvenes.
Alternativas. Los especialistas proponen que si se quiere disminuir la incorporación de niños y adolescentes a las cuadrillas, se les deben ofrecer alternativas y oportunidades acordes con la condición en que se encuentran.
“No es suficiente ofrecer espacios recreativos en tiempos delimitados, cuando las amenazas de la población son cotidianas”, expone el documento.
El análisis pide dar atención a personas menores de edad que están en las etapas de transición de escuela a colegio, que es cuando se presenta el mayor problema de exclusión educativa.
Asimismo, los investigadores hacen ver que, a diferencia de lo que se pueda pensar, las personas jóvenes o menores de edad que forman parte de las cuadrillas están en disposición de participar en cualquier tipo de proceso para cambiar y, sobre todo, están deseosos de ser escuchados.
Otra sugerencia es buscar alternativas en la enseñanza técnica para tratar de incorporar a los jóvenes al mercado laboral, en las industrias del distrito.