Aunque este año fue deficitario en lluvias, las partes altas de las cordilleras tuvieron en la estación lluviosa suficiente agua y por eso la laguna del Poás se recuperó entre octubre y diciembre de forma notable.
En setiembre el coloso alajuelense registró actividad eruptiva que obligó a cerrar la entrada de turistas varios días, pero a partir de ahí comenzó una fase de recuperación de la laguna.
Eliécer Duarte, vulcanólogo del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), informó que el nivel del lago es el más alto desde abril del 2017.
Recordó que en los últimos tres años ese lago ha desaparecido y se ha recuperado en al menos tres ocasiones.
“La razón por la que ahora se ve un diámetro mayor cubierto de agua se debe a que el fondo fue rellenado intensamente por la fuerte actividad eruptiva del 2017. Ese fondo subió con materiales y ahora es ancho pero somero”, comentó.
Es poco hondo porque gran parte de una enorme pared que constituía el viejo domo sucumbió ante las explosiones y quedó en el cráter. Al desaparecer el domo, el lago también quedó más alargado.
Duarte dijo que la profundidad máxima que se ha documentado en recientes visitas está en una grieta que va de sur a norte y es de unos 15 metros; sin embargo, las mediciones realizadas en el 2001 y 2002 eran de hasta 40 metros de hondo.
El último informe del estado de volcanes de la Red Sismológica Nacional (RSN) revela que el color del agua continúa siendo verdoso.
Añade que con el actual nivel quedaron bajo el agua varias fumarolas y el agua podría tapar pronto unos volcancitos de azufre que subyacen en el cráter.
“Las fumarolas del sector noreste, ricas en azufre, mantienen su actividad exhalativa, pues se ha observado la salida de borbollones y gases”, dice el documento.
Agrega que las precipitaciones aumentaron debido al frente frío que entró por el sector Caribe la semana pasada (del 5 y el 7 de diciembre).
En cuanto a sismos, los instrumentos solo registan trémores de fondo de baja amplitud.
A los visitantes del Parque Nacional se les anuncia al entrar sobre los protocolos en caso de erupción. También se les dice que dependiendo del tipo de actividad, las visitas podrían ser suspendidas o retrasadas. En el mirador del cráter principal existen cuatro refugios para protegerse en caso de una erupción.
Actualmente las visitas son de 7 a. m. a 2 p. m. en grupos de 56 personas que entran con casco y solo pueden permanecer durante 20 minutos en el mirador.