Ir al colegio, participar en obras de teatro, practicar deportes y quedarse en casa con su familia. Así era la rutina del joven Luis Enrique Méndez Ovares, a quien el pasado 25 de noviembre un par de delincuentes le arrebataron la vida cuando, cobardemente, le dispararon por intentar defender a una amiga de ser asaltada.
El colegial de 17 años nació el 26 de junio del 2005 en Guápiles de Pococí, en Limón, donde tuvo una infancia tranquila en una zona rural. Posteriormente, se mudó junto a su familia, conformada por solo mujeres (su mamá y tres hermanas), a San Lorenzo de Damas, en Desamparados de San José, donde hizo su vida.
Sus seres queridos lo recuerdan como un muchacho estudioso, tranquilo y callado. Principalmente, como una persona hogareña, a quien le gustaba quedarse en casa y, cuando salía, era a entrenar artes marciales o hablar con pocos amigos. Sus prioridades eran el arte, el deporte y el colegio, en las cuales siempre destacó.
Una de sus asignaturas favoritas era artes plásticas y siempre se apuntaba en todas las actividades educativas que pudiera, aunque desde los cinco años su pasión fue el taekwondo y el boxeo, tanto así que acondicionó un espacio de su casa para practicar en cada momento que tuviera chance, ya que era muy disciplinado.
Entre sus metas estaba convertirse en abogado. Le interesaban mucho las leyes y la justicia, pero también porque era una profesión que le agradaba mucho a su mamá. De hecho, su hermana Glenda Acosta dijo a La Nación que parte de sus valores y habilidades quizá lo impulsaron a defender a su amiga del asalto.
La trágica muerte del alumno de undécimo año del Colegio de Gravilias ocurrió el viernes anterior, un día que inició como cualquier otro, en el que se levantó desde muy temprano para asistir a clases y al final de la tarde se dirigió a entrenar, como de costumbre. La práctica era de judo, deporte que había iniciado hace 15 días.
De acuerdo con su hermana, cuando el adolescente caminó de regreso a su hogar, pasadas las 8:30 p. m., se topó con una compañera del colegio y se desvió de su ruta para encaminarla hasta la casa. Sin embargo, en el trayecto un par de criminales los interceptaron para quitarles sus pertenencias y el joven opuso resistencia.
“Esa no era la ruta habitual de él, ellos venían juntos porque él le dijo que la podía ir a dejar a la casa y entonces, él antes de venirse a la casa la encaminó como unos 50 metros para que no se fuera sola, pero a ellos los iban a asaltar y a ella le quitaron el celular, entonces Luis se metió a defenderla”, relató la familiar de 29 años.
Acosta dijo que su hermano nunca andaba armado, por lo que posiblemente no tuvo más que sus manos para hacer frente a la situación. Además, resaltó que lo extrañarán mucho, porque en el colegio siempre fue muy querido y tenía amigos en todos los grados, quienes se hicieron presentes en una marcha el pasado miércoles.
La manifestación nació con el fin de pedir justicia por el colegial, que estaba a un mes de graduarse, y para reclamar acciones más rápidas y contundentes de parte de las autoridades. Según la familia, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) no ha comunicado actualizaciones y hallazgos del caso hasta el momento.
“No nos han dicho absolutamente nada, solo nos dicen que llamemos, que estemos en comunicación, pero no nos dan respuesta de nada, si saben algo de él o de la persona o personas que son responsables. No nos han dicho nada y eso es lo que quiere mi mamá, que traten de movilizarse más porque sabemos que sí se puede, lo que pasa es que nadie nos quiere escuchar”, comentó la hermana del joven asesinado, a quien de cariño llamaban “Kike”.