A pesar de los patrullajes que realizan los cuerpos policiales en diversas localidades de Crucitas de Cutris, en San Carlos de Alajuela, los mineros clandestinos continúan operando en varias fincas de la zona.
El Ministerio de Seguridad Pública (MSP) comunicó que oficiales de la Policía de Fronteras detuvieron el lunes a tres sospechosos de extraer material minero de manera ilícita en distintos sectores de la finca Vivoyet.
Los sujetos fueron identificados como de apellidos Homphries, Alaniz y Hernández, todos nicaragüenses en condición migratoria irregular.
A los supuestos mineros se les decomisó gran cantidad de herramientas y materiales usados en dichas labores, así como sedimentos que ya habían extraído, indicó Seguridad Pública.
Todos fueron aprehendidos y remitidos a la orden de la Fiscalía de Flagrancia de San Carlos, con el fin de afrontar una causa por presunta infracción al Código de Minería.
Hasta la fecha, en lo que va del año, las autoridades han detenido a un total de 10 personas que se encontraban realizando labores de extracción de material minero en Crucitas.
Justo hace una semana capturaron a dos hombres nicaragüenses de apellidos Rocha y Montenegro, así como dos mujeres apellidadas López y Blandón, de la misma nacionalidad.
Seguridad indicó que los sospechosos fueron sorprendidos en un sector de una finca de un costarricense de apellido Arias.
La Policía de Fronteras les decomisó una bomba de agua, un estañón de plástico, tres baldes, tres palas, un cayuco (embarcación) de madera y tres alfombras.
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Además, el MSP agregó que en el segundo fin de semana del 2021, otras tres personas fueron detenidas por este mismo delito en el momento en que se encontraban en una quebrada de Crucitas extrayendo material minero.
Esta zona de Cutris de San Carlos era manejada por la firma canadiense Industrias Infinito, la cual dejó el país en el 2015 luego de un escándalo político y judicial, y cuya actividad anuló el Tribunal Contencioso Administrativo.
Cuando la firma canadiense se fue, vendió la finca Vivoyet y, desde entonces, se inició el ingreso de los llamados coligalleros, cuyas incursiones se dispararon a mitad del 2017.
Desde entonces, la toma de Crucitas ha sido perfeccionada, primero por miles de coligalleros venidos principalmente de Nicaragua, quienes empezaron a ingresar masivamente, hasta evolucionar en una extendida operación de distintas bandas de crimen organizado.