“Se llevaron a mi hijo! … Mi dolor es inexplicable. Sigo sin entenderlo, mi hijo siempre había ido de vacaciones a Costa Rica porque también ama ese país. ¿Cómo pudo pasar esto? ¿Dónde está? Nuestra familia lo espera y lo ama, nuestra familia sufre por esto. Por favor ayúdenos a encontrar a nuestro amado Christian con su información y oraciones”.
Este viernes estas palabras resumen el clamor de Patricia Seibert, madre de Christian Tijerino López, desaparecido el 18 de febrero del 2020. Él viajaba en su carro hacia Guanacaste cuando su paradero se volvió un misterio, desde entonces han pasado casi dos años. Ella clama a quien tenga datos llamar al 800 8000 645 del OIJ o a la embajada de Estados Unidos al 2519-2280.
En los últimos seis años, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) recibió 13.084 denuncias de personas desaparecidas, es decir, un promedio de seis diarias en todo el país. Más de 99% de ellas aparecieron, salvo 23 casos (0,18%) que siguen abiertos, pues a lo largo de ese periodo no se ha tenido rastro alguno.
Llama la atención que casi un 40% de las denuncias que ha recibido el OIJ en los últimos seis años, corresponden a menores entre los 12 y los 17 años, principalmente de San José y Alajuela. La mayoría son mujeres, pues solo entre el 2016 y el 2020 hubo 3.669 mujeres y 1.252 varones. El dato del 2021 desglosado por género o edad no fue suministrado.
Otras de las personas que en los últimos seis años no han aparecido, y tienen a sus familias en vilo son Merlyn Silva Gutiérrez, de la cual se perdió el rastro el 3 de octubre del 2016 en San José, y Jaclyn Smith, desaparecida el 17 de agosto del año pasado en Guanacaste.
Según la Sección de Delitos Varios del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), el motivo principal de las desapariciones es la acción voluntaria de marcharse de su casa, sin que medie coacción o violencia. En muchos de los casos, se trata de menores que deciden alejarse de su núcleo familiar y otros se van de centros de cuido, como los del Patronato Nacional de la Infancia, sin tener la autorización correspondiente.
Constantemente el OIJ publica fotos de menores desaparecidos, así como jóvenes, adultos y personas mayores que a veces por extravío y muchas otras veces por asuntos familiares, de noviazgos, o incluso por problemas psicológicos, deciden irse sin avisar a nadie. En algunas ocasiones, se debe a raptos o retenciones contra la voluntad de la víctima.
Los niños no escapan a estas situaciones de tanto drama para las familias. En los últimos seis años todos los menores han aparecido, pero no fue así en el 2014, cuando Yerelin Guzmán Calvo, de seis años, salió de su casa en el barrio Santa Rosa de Santo Domingo, Heredia, para ir con un primo a una pulpería situada a 75 metros de la vivienda.
Aunque las autoridades detuvieron a Alejandro Guzmán, primo de Yerelin, quien fue condenado a 25 años de cárcel por la sustracción de la niña y abuso sexual, no se tienen detalles del lugar donde estaría la menor y si está viva o no.
Similar a este caso fue el de Francisco Sánchez Potosme, conocido como Panchito, un escolar de siete años que fue visto por última vez el 28 de marzo del 2001, cuando estaba con su padrastro en las afueras de la Escuela La Valencia, en San Rafael Abajo de Desamparados, donde cursaba el primer grado.
Por lo ocurrido con este menor también hubo sentencia condenatoria contra el padrastro, Rónald José Alvarado Sandino, pero han pasado más de 20 años sin que su madre, Ángela Potosme, tenga noticias certeras de su paradero.
Según el OIJ hay personas reincidentes, eso suele ocurrir principalmente con menores provenientes de centros de cuido del Patronato Nacional de la Infancia, algunos tienen más de cinco reportes de desaparición ante la Policía Judicial.
A las familias de quienes desaparecen, los agentes judiciales les visitan, les entrevistan y, al mismo tiempo, les brindan una realimentación de las labores realizadas, pues se trata de situaciones difíciles donde los allegados acuden a redes sociales, distribución de volantes y publicaciones en medios de comunicación masiva, para tratar de tener una respuesta, máxime cuando pasan los días y a esas personas parece que se las hubiese tragado la tierra.
Esas situaciones ocurren tanto en zonas rurales como urbanas de nuestro país. Los datos de los últimos seis años revelan que más mujeres que hombres desaparecen cada año, pero la diferencia no es muy marcada.
A la gran mayoría de estas personas se les logra encontrar en menos de una semana y generalmente en buenas condiciones de salud, pero a veces se tarda hasta dos semanas o más. Cuando es una separación por voluntad de la misma persona es difícil localizarla, ya que a veces no quieren volver a tener contacto con su núcleo familiar. En esos casos, la Policía Judicial requiere de más tiempo para dar con ellas.
Las labores de localización están a cargo de la Sección de Delitos Varios de la Policía Judicial, que actualmente dirige Jonathan Marín Zamora, y que cuenta con la ayuda de otras unidades como la de Recolección de Información Policial. Cuando se agotan las diligencias policiales y una persona no se encuentra, la investigación queda abierta, de modo que ante cualquier pista nueva se retoma el asunto.
Vacaciones sin retorno
Christian Tijerino López, fue visto por última vez el 18 de febrero del 2020. Se trata de un costarricense que vino de Estados Unidos, donde reside, para pasar unas vacaciones aquí. Pese a los esfuerzos policiales y de sus familiares, ha sido imposible dar con él.
Patricia Seibert, su madre, dijo vía telefónica que se cumplieron 707 días desde lo que ella califica como un “violento secuestro por parte de tres o cuatro hombres que posiblemente lo asesinaron”. El 18 de febrero del 2020, seis días antes de que cumpliera los 33 años, la familia perdió todo contacto con el ingeniero.
Seibert relató lo que, según ha podido recabar, vivió su hijo por parte de esos supuestos captores y la excesiva crueldad con que lo trataron antes de desaparecerlo. Afirma que el hallazgo de sangre en la escena del rapto le hace pensar que está fallecido, pero aún tiene fe de que hubiese sido solo una herida y que esté vivo, aunque conforme pasan los días su fe se desvanece.
En noviembre del 2020 las autoridades detuvieron a tres hombres por ser los únicos sospechosos de privar de libertad a Tijerino. Cayeron en tres allanamientos realizados en un hotel de Tamarindo, Guanacaste, una casa en Belén de Heredia y otra en Lindora, San José.
Sin embargo días después dos de los sospechosos quedaron en libertad y sin una sola medida cautelar en su contra. Se trata de los individuos apellidados Fallas Gutiérrez y Woodley Britton. El juzgador también negó al Ministerio Público enviar a prisión preventiva al tercer sujeto, apellidado Ugarte Villalobos.
La madre de Tijerino afirma que entre la Fiscalía, el OIJ y los jueces se “pasan la bola” sin que se resuelva nada sobre el caso y tampoco le han dicho nada sobre el cráneo y unos anillos que encontraron en un canal de riego en Guanacaste y que aún están en estudio. Afirma que ese tortuguismo es inconcebible y que el sistema judicial está caído.
Los allegados siguen esperando respuestas certeras de la Fiscalía y los investigadores. “Ha pasado mucho tiempo esperando recuperar a mi hijo y todo lo que las autoridades costarricenses siguen haciendo es pedir más y más tiempo. ¿Cuánto tiempo puede pasar? Espero que encuentren a mi hijo vivo y a salvo. Este crimen fue cometido en contra de mi hijo, pero mañana puede ser el hijo de cualquiera otra persona. Y ellos (los sospechosos) siguen libres en Costa Rica, vagando por las playas como si no hubiesen hecho nada”, dijo la mujer.
La madre y dos hermanas han realizado visitas recurrentes al país para insistir ante las autoridades en la búsqueda. Dice que Christian ama la naturaleza y por eso solía venir a vacacionar cada vez que sus labores como ingeniero o como ayudante de carpintería en Estados Unidos se lo permitían.
Declarado fallecido
A Lusk Albert George, un agricultor estadounidense, de 67 años, lo vieron salir de su propiedad en San Isidro de Heredia, la mañana del domingo 27 de setiembre del 2020. De su caso no se informó más hasta que, al consultar para este artículo, el OIJ nos indicó que falleció. “Por la dinámica de los hechos, se tramitó como posible muerte en investigación”, afirmó esa entidad policial sin ahondar en más detalles.
Lo único que apareció fue el Toyota gris que tenía el foráneo. Estaba parqueado frente a una cabaña en calle Breña Mora, que limita con el Parque Nacional Braulio Carrillo. También se halló una especie de bastón que usaba el adulto mayor, quien solía realizar caminatas hacia la ribera del río Turú.
Lusk, con diez años de vivir en nuestro país, era muy conocido en San Rafael de Heredia. Semanas después de su desaparición, la familia visitó nuestro país y se reunió con autoridades, así como con representantes de la embajada norteamericana. Vino su exesposa, su hija y el novio de esta última, quienes incluso participaron en una de las las búsquedas. Ellos regresaron a Estados Unidos sin tener información sobre el destino de su familiar.
Alerta en caso de menores
La alerta por una desaparición siempre se debe hacer cuanto antes ante la Policía Judicial, pues muchas veces las primeras horas son determinantes para dar con la persona.
Con el fin de garantizar una rápida respuesta, máxime en casos de menores, en el 2015 la Asamblea Legislativa aprobó la ley N.° 19.356, que creó el sistema de alerta ante la desaparición o sustracción de menores.
Con ella se obligó a las empresas de telefonía y a los medios de comunicación a emitir avisos inmediatos y gratuitos, cuando se reporten menores desaparecidos, con el fin de tener mejores resultados ante la emergencia.
Con esta ley se busca erradicar la antigua creencia de que de debían dar 24 horas antes de interponer una denuncia por desaparición, dado que en algunas ocasiones, máxime con menores, las desapariciones pueden deberse a un delito. Las denuncias deben hacerse por medio del sistema de emergencias 9-1-1 o en cualquier oficina del OIJ.
La Policía Judicial solicita a las familias aportar una foto reciente de la persona desaparecida, así como características de la ropa con la cual se le vio por última vez, el lugar donde estaba y otros detalles como por ejemplo si se le vio sola o acompañada.
Al confirmarse una desaparición, se avisa a la Fuerza Pública, medios de comunicación y otros, al mismo tiempo se genera una alerta migratoria de modo que en puertos, aeropuertos y fronteras la ciudadanía ayude en la búsqueda o brinde pistas que ayuden a la pronta localización.