Un repartidor de comidas rápidas eludió, de una manera improbable, que un asalto terminara fatal para él, luego de que una bala que iba a impactar en su pierna fuera desviada por unas monedas que tenía en la bolsa izquierda del pantalón, la tarde del sábado en Agua Caliente de Cartago.
El hombre que sufrió el asalto, de apellido Quesada y de 35 años, pidió que se reservase su identidad por seguridad. Los asaltantes se llevaron su motocicleta, la cual era su herramienta de trabajo como repartidor por medio de aplicaciones de comida a domicilio.
“Ahora tengo la preocupación en la parte económica, porque se llevaron mi machete y así como estoy no puedo trabajar, pero a la vez estoy agradecido con Dios que estoy vivo porque todo pudo haber sido peor”, dijo Quesada al iniciar su relato.
Los hechos se dieron cerca de la escuela de la urbanización Cocorí, donde el hombre llegó a entregar su penúltimo pedido del día. Dos sujetos (uno de ellos era el supuesto cliente) lo asaltaron y se llevaron la motocicleta que tenía pocos días de haber comprado.
“Tengo aproximadamente un año de estar trabajando como repartidor de comidas porque la situación se puso difícil por lo de la pandemia y no tenía trabajo. Siempre trabajaba de día, a las 6:30 p. m. ya estaba en mi casa por lo mismo, porque uno sabe que de noche es más peligroso, así me fuera mal, solo lo hacía de día”, explicó.
“Uber tiene que hay zonas a las que no se van porque son marcadas como peligrosas, pero la otra aplicación lo envía a uno a cualquier lugar, entonces se gana un poco mejor por la cantidad de viajes, yo siempre me calculaba si ir a ciertos lugares o no”, detalló Quesada.
El día del asalto fue a recoger un pedido en un restaurante en en centro comercial Metrocentro, en Cartago. Quesada relató que cuando llegó al destino, un muchacho le levantaba la mano.
“Se veía normal, bien vestido y tranquilo, me saludó y yo le respondí, y me preguntó el monto del pedido, se lo dije, sacó la billetera de su buzo, todo iba normal, y en lo que me vuelvo para abrir el bolso y entregar el pedido de repente se me apareció de una calle otro y de una vez saca una pistola y me apunta”.
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“Yo le decía: ‘tranquilo, tranquilo’, y esperando que el otro muchacho me ayudara, pero era el cómplice, más bien se montó en la moto y la prendió, el de la pistola me seguía apuntando y empecé a gritar: ‘auxilio, me están asaltando’ y sentí la ráfaga de balas”, contó. Los asaltantes le dispararon en las piernas.
Los vecinos salieron a auxiliarlo, pero los sospechosos, en apariencia jóvenes de poco más de 20 años, huyeron del lugar. Los sujetos no le robaron ni el pedido, ni el celular, ni la billetera, fueron directamente por la moto, una Pulsa 180 que tenía 22 días de haberla sacado.
Una de las balas iba a impactar contra una arteria, pero rebotó contra unas monedas y le impactó en la pierna derecha. En el hospital le indicaron que la bala no se puede extraer, pero no se está poniendo en riesgo ningún órgano.
Un médico le indicó a Quesada que la zona está inflamada por dentro y se podrían hacer infecciones en caso de sacar la bala, por lo que es mejor esperar de tres a cuatro meses para observar el desarrollo de la herida.
“Pero estando sentado o acostado la siento muy cerca de la piel, me quema, me chima la ropa o el caminar. En la izquierda, donde me rozó la bala en las monedas, tengo la herida en el muslo que también está inflamado. Mínimo dos impactos me dieron pero solo una ingresó”, dijo.
No tocó la femoral
Freddy Montoya, paramédico de la Cruz Roja de Cartago que atendió ese día a Quesada, afirmó que nunca había observado que unas monedas desviaran una bala.
“Si esa bala hubiera seguido su trayectoria, hubiera impactado o parte del fémur o parte del femoral, lo que pudo haber sido fatal y si no se hubiera atendido de manera inmediata el paciente pudo haber fallecido, ya que la arteria femoral es la segunda más gruesa del cuerpo, tiene la capacidad de generar una hemorragia masiva, y el paciente entra en shock”, explicó Montoya.
“Esa bala iba directo a la arteria femoral, fue un verdadero milagro“, recalcó el experimentado paramédico cartaginés.
Quesada aseguró que solo Dios lo mantiene con vida y le dio las gracias a Él. Afirmó que de él dependen su esposa, su hijastro y un niño al que debe darle pensión.
Tras el ataque, quedó con problemas en las piernas, por lo que debe permanecer en reposo por unas semanas y aún no puede buscar trabajo. Cuando se recupere, va a buscar otro tipo de trabajo, para evitar los peligros de repartir comida.
“Yo les digo a los compañeros que se cuiden, hay que pensar bien las cosas, cuidarse mucho, lamentablemente esas aplicaciones le dan la espalda a uno en estos momentos, no tiene el apoyo de ellos, hay que valorar si realmente vale la pena en correr riesgos en un trabajo como estos”, finalizó.
En los últimos meses han trascendido casos de bandas que se dedican a este tipo de asaltos.
En marzo pasado, fueron detenidos dos jóvenes sospechosos de pedir comida por aplicaciones para luego robarle la motocicleta y pertenencias a los repartidores. Los sujetos, de 18 y 24 años, quedaron detenidos en Escazú de San José y Santo Domingo de Heredia, por el delito de robo agravado. Ellos habrían robado al menos cuatro motocicletas.
De igual forma, en enero cayeron tres sospechosos de un asalto y privación de libertad en contra un repartidor, gracias a diligencias del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) en Pérez Zeledón.
Los sospechosos efectuaron un pedido de comida y cuando llegó el repartidor le robaron la moto y sus pertenencias por medio de amenazas con arma de fuego y arma blanca. Luego procedieron a atarlo de manos a una estructura, mientras ellos iban a retirar dinero con la tarjeta de la víctima.
Colaboró el periodista Yeryis Salas.