Cifra de delitos en San José por distrito
Datos al 14 de julio de 2022
FUENTE: Policía Municipal San José. / LA NACIÓN.
Hace menos de tres años, la Fuerza Pública estimaba que San José estaba muy lejos de regresar al nivel de inseguridad que se vivió en la década de 1990, cuando jóvenes delincuentes, conocidos como “chapulines”, se organizaban en grupos de hasta 20 personas para cometer asaltos masivos en la vía pública, en ocasiones con cuchillas y armas de fuego.
A finales del 2019, la Policía consideraba que los robos, en general, ocurrían con métodos menos violentos. No obstante, en las últimas semanas, los ataques en los que fueron asesinados los jóvenes Manfred Barberena y Marco Calzada, de 19 y 23 años, respectivamente, volvieron a poner los focos en el peligro que acecha a los miles de transeúntes que transitan a diario por la capital.
Los crímenes de los dos muchachos ocurrieron entre las 10 p. m. y las 11 p. m., con siete días de diferencia, durante fines de semana y a tan solo un kilómetro de distancia uno del otro; el primero en Cuesta de Moras, frente a la Asamblea Legislativa, y el segundo, en las cercanías del barrio chino.
Otro denominador común de los casos, es que fueron cometidos por sujetos muy jóvenes. Los seis sospechosos detenidos tienen edades entre los 14 y los 23 años, tres son menores de edad.
Aunque no hay indicios de un vínculo entre los homicidas de Manfred y Marco, las autoridades sí notan un aumento en la participación de personas jóvenes en la actividad delictiva de la capital, especialmente, en el robo de celulares.
La tesis de la Policía Municipal de San José es que “una cantidad enorme de muchachos disponibles”, la influencia de personas mayores que posiblemente se aprovechan de ellos y el atractivo de tener a la mano miles de celulares de gran valor en las calles, se conjugan para impulsar estos delitos.
“Yo no puedo decir que se trata de pandillas, ni puedo decir que se trata de crimen organizado, pero lo cierto del caso es que hoy estamos viviendo una de las épocas más violentas de nuestra historia y, lamentablemente, la participación más fuerte en cuanto a delitos violentos está recayendo en población joven”, afirmó Marcelo Solano, director de la Policía Municipal capitalina.
Según el jefe policial, se trata de muchachos de 13 o 14 años en adelante, que “han hecho de la criminalidad un estilo de vida”, en grupos que asemejan familias, a los cuales ingresan luego de pasar por actos de iniciación.
De acuerdo con las estadísticas del Poder Judicial, desde el 1.° de enero del 2015 hasta el pasado 13 de julio, en los cuatro distritos céntricos del cantón central de San José –Carmen, Merced, Catedral y Hospital– se cometieron 167 homicidios y 13.381 asaltos. La estadística solo refleja los robos que se denunciaron, por lo que la cifra real sería superior.
De los últimos ocho años, el más violento fue el 2018, cuando se denunciaron 2.396 asaltos y 35 homicidios. La cifra de robos mantuvo un nivel similar en el 2019, y cayó a aproximadamente la mitad en el 2020 y el 2021, con la pandemia de covid-19, que disminuyó considerablemente el desplazamiento de personas y la apertura de lugares para el ocio.
En el 2022, la estadística muestra una tendencia al alza. Durante los primeros seis meses y medio, con 803 incidencias, se llegó al 70% de los asaltos registrados el año anterior, y al 65% de los homicidios.
En la calle, los comerciantes y peatones perciben la inseguridad y resienten que no haya más vigilancia, en particular, durante las tardes y las noches, cuando muchos deben transitar por la vía pública después de ir a trabajar o a estudiar.
“Esto ya lleva tiempo así, no es algo reciente. Yo viajo de madrugada y esto está vacío, la seguridad se ve hasta ahora que pasan patrullas cada 30 segundos, pero antes no. Pasar por aquí hasta el final del barrio chino en la noche ya uno no se la juega, yo no me la jugaría, prefiero ir por calles más acompañadas”, afirmó Sofía, la administradora de una panadería en las cercanías del lugar en donde asesinaron a Manfred Barberena, y quien por seguridad, prefirió no dar su apellido.
Cadena del crimen
Grupos se reparten roles para ‘enfriar’ la evidencia.
FUENTE: Marcelo Solano, director de la Policía Municipal de San José. / LA NACIÓN.
Eslabones jóvenes en cadenas delictivas
Por el momento, no se tiene cuantificado en qué porcentaje de los crímenes estuvieron involucrados menores de edad, aunque mediante esas estadísticas tampoco sería posible obtener una radiografía realista sobre el estado de la situación.
Solano, el jefe de la Policía Municipal, explicó que detrás de cada atraco suele haber toda una cadena de involucrados que se encargan de “enfriar” la evidencia. Los celulares robados pasan de mano en mano y viajan a través de la ciudad en cuestión de minutos, hasta venderlos a intermediarios o en establecimientos de compraventa.
Así, los criminales le complican a la Policía la tarea de recuperar la mercancía e, incluso, si la víctima logra identificar a su atacante, si el sujeto ya se ha desprendido de los objetos, es difícil procesarlo judicialmente.
Marcelo Solano tiene la hipótesis de que sujetos de mayor edad están reclutando muchachos jóvenes para involucrarlos en esta actividad, aprovechándose de que por su inexperiencia pueden ser más temerarios, así como de que a los menores de edad se les da un tratamiento diferenciado en los tribunales.
Por el delito de robo con violencia sobre las personas, el Código Penal establece penas de cárcel de entre tres y nueve años; pero en el caso de los menores de edad, la Ley de Justicia Penal Juvenil establece que la privación de libertad debe ser una medida excepcional, sobre la cual debe darse prioridad a sanciones socioeducativas, así como a órdenes de orientación y supervisión.
Factores sociales
Solano afirmó que también debe investigarse cuáles factores sociales, como los anillos de pobreza, la exclusión del sistema educativo o el desempleo pueden estar promoviendo que personas tan jóvenes, como las que asesinaron a Manfred y a Marco o muchachos que se han detenido en la plaza de la Democracia, estén insertándose en actividades delictivas.
Según el informe Perspectivas de Empleo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en abril del 2021, de los 36 países medidos por la organización, Costa Rica tuvo el mayor nivel de desempleo en la población de 15 a 24 años, el cual llegó a un 40%. Según la medición, durante el pico de la pandemia se acercó al 50%, y antes de la crisis superaba el 30%.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en la Encuesta Continua de Empleo del primer trimestre del 2022, estimó que en el país hay 782.852 personas entre los 15 y los 24 años, de las cuales 116.096 (un 15%) están desempleadas. El porcentaje de jóvenes que no estudia ni trabaja alcanzó el 20%.
Millonario botín en bolsillos de ‘la Cali’
A Marco Calzada lo abordó un grupo de asaltantes en las cercanías del barrio chino, cuando venía de celebrar su cumpleaños en La California, una popular zona de bares que atrae a miles de personas, en su mayoría jóvenes, las noches de los fines de semana. El crimen ha centrado la atención del público en este sector, pero ¿se trata realmente de un lugar particularmente peligroso?
De acuerdo con Marcelo Solano, la respuesta es al mismo tiempo, sí y no, porque la criminalidad no es exclusiva de dicho lugar, sino que se trata de un fenómeno generalizado en el centro de San José; las paradas de la Coca Cola, la avenida central en las madrugadas, el sur de la iglesia de la Merced, las inmediaciones del Hospital San Juan de Dios, los alrededores de la Universidad Veritas, en Zapote, San Francisco de Dos Ríos y la calle principal de Pavas también son zonas calientes.
No obstante, según el funcionario, en los últimos años sí se ha observado un incremento de los asaltos en La California, particularmente por robo de celulares.
Solano explicó que para los delincuentes resulta sumamente atractivo que en un mismo lugar haya cientos de personas con aparatos costosos. Esto quiere decir que con un solo robo, se puede conseguir un botín de cientos de miles de colones, algo que no ocurría antes, cuando los “chapulines” robaban cadenas, herramientas, billeteras y zapatos.
A los asaltantes les beneficia que dentro de los locales comerciales haya grandes concentraciones de personas desprevenidas y en ambientes oscuros; así como el hecho de que muchos asistentes salgan caminando a altas horas de la noche y la madrugada, para abordar un bus o un taxi que los lleve a casa.
A este mismo peligro se exponen quienes atraviesan San José cuando salen de trabajar, como le ocurrió a Manfred Barberena en Cuesta de Moras, muy cerca de La California.
“Hemos obligado a las personas a esperar los buses en aceras coloniales, son verdaderas cuevas, la gente queda entre el bus y el local comercial, ojalá lloviendo, con sombrillas abiertas y entonces tenemos delitos como el hurto por descuido, en el que a la gente le roban la cartera, la billetera o el bolso en las paradas de buses”, afirmó Marcelo Solano.
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El jefe añadió que tanto la Policía Municipal como la Fuerza Pública hacen el mejor esfuerzo por vigilar la zona con oficiales y cámaras. Recientemente, dijo, se empezaron a cerrar las calles aledañas con vallas para revisar a quienes ingresan y dificultar la salida de quienes hurtan dentro de los bares.
No obstante, afirmó que en los últimos años se han “desmantelado” los cuerpos policiales, y que el personal no da abasto para recorrer las calles, vigilar que no se vandalice la infraestructura pública y responder a las emergencias que ocurren durante la noche.