El volcán Turrialba cuenta con siete casetas metálicas a lo largo del trayecto hacia el cráter de modo que el personal autorizado, como científicos, guardaparques y trabajadores de mantenimiento puedan guarecerse ante una eventual erupción con rocas.
Personal del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) diseñó, construyó e instaló esas pantallas metálicas en ese coloso cartaginés.
Cada caseta cuenta con capacidad para que al menos 20 personas se protejan ante una erupción de balísticos.
En febrero del 2012, por recomendación de los vulcanólogos, la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) cerró la visitación de turistas a ese parque nacional.
La entrada al público está prohibida en un radio de tres kilómetros alrededor del cráter, debido a la constante actividad eruptiva que desde una década atrás comenzó en el coloso, que está a una altura de 3.340 metros sobre el nivel del mar.
Las casetas mejoran las condiciones en que los guardaparques deben realizar las vigilancias para evitar que personas, que ingresan ilegalmente, entren a las zonas prohibidas.
El ICE tiene en ese macizo volcánico torres para servicios de comunicaciones, por lo que el personal de mantenimiento tiene que ingresar regularmente a la zona y en adelante también estarán más seguros.
Costa Rica es el segundo país en Latinoamérica y el quinto en el mundo con dichas protecciones en volcanes.
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De igual manera nuestro país fue de los primeros en crear un reglamento sobre el uso de suelos volcánicos al aprobarlo en el 2001 en el Arenal, San Carlos de Alajuela.
Guillermo Alvarado, vulcanólogo de la Red Sismológica Nacional (RSN), explicó en un foro que esa normativa establece categorías de restricción de terrenos según su cercanía al cráter y la idea es extenderlo a otros volcanes.
En el 2010, los científicos detectaron la activación del cráter oeste del volcán Turrialba, lo que obligó a cerrar fincas, lecherías y un hotel que hasta la fecha siguen cerrados.
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Ya para el 2014 las erupciones de ceniza llegaron al Valle Central y lo mismo ocurrió en el 2015 y 2016 cuando incluso afectó el funcionamiento del aeropuerto internacional Juan Santamaría.
Posteriormente, la fuerza de la actividad comenzó a decaer y el año pasado solo una vez hubo afectación leve en la principal terminal aérea del país, sin embargo el Turrialba mantiene actividad constante con emanación pasiva de cenizas y a veces incluye rocas.
A futuro, cuando las autoridades estimen que ese parque se pueda reabrir al público, los refugios servirían también para guarecer grupos de visitantes, como ocurre actualmente en el volcán Poás, Alajuela.
El vulcanólogo Eliécer Duarte, afirma que el pésimo estado de la ruta de acceso es uno de los obstáculos para una eventual reapertura, al menos una parte del Parque Nacional, pues con la vía actual sería imposible evacuar rápidamente en una emergencia.