Entre diez y 15 usuarios al mes denuncian en San José haber sido estafados por intentar obtener licencias de conducir falsas, expuso Mario Mora, de la Sección de Tránsito del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Mora afirmó que la cifra de afectados podría ser mayor a la reportada, pues hay casos que no se dan a conocer por vergüenza de las personas timadas por los llamados “gavilanes”.
Además, muchas denuncias que llegan a la Fiscalía no prosperan, pues las víctimas se exponen a condenas por haber participado en un trámite ilegal.
“Cuando nosotros ponemos al afectado y al responsable de frente al fiscal viene un problema muy grande ante la ley. Si usted provocó el delito, usted es culpable, y nadie puede dar testimonio contra sí mismo. Entonces, ¿quién da testimonio contra la persona que lo afectó?”, declaró Mora.
Estos sujetos, que suelen actuar en grupos de cuatro a cinco, tienen dos modalidades para llegar a su objetivo.
“Una es por medio del Facebook, hacen publicaciones en perfiles que son evidentemente falsos, donde publican ‘yo te puedo ayudar a obtener tu licencia sin hacer exámenes’”, indicó el experto.
La segunda forma de cometer el delito es interceptando a las personas que acaban de perder sus pruebas de manejo.
A las afueras de las oficinas del Consejo de Seguridad Vial (Cosevi) reparten “unos papelitos pequeños que contienen un nombre y un número de teléfono. (Las víctimas) llaman con la promesa de que los pueden ayudar”.
Los “gavilanes”, que en ocasiones se visten formalmente y se hacen pasar por funcionarios públicos, llevan a la víctima a una zona alejada donde les piden entre ¢30.000 y ¢100.000 a cambio de un documento que acredita una nota superior a la obtenida.
“Una vez que la persona tiene esta alegría superflua, viene una segunda parte y es donde ellos aprovechan”, explicó Mora.
En ese punto, cobran un monto mayor, que puede alcanzar los ¢200.000, para darles la licencia de conducir. Luego, la víctima se debe tomar una foto en su celular, dárselo al estafador para que este, supuestamente, vaya a imprimir la foto de la licencia.
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El “gavilán” se va del sitio y nunca vuelve a contactar a la persona.
La estafa continúa
Como algunos se identifican como empleados de Cosevi o del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), el afectado va a alguna de estas instituciones a consultar por el hombre con el que habló, donde descubre que ha sido timado. La estafa puede llegar a ¢1 millón o más por persona.
“Ya la persona se siente bastante estafada y llega a las oficinas a tratar de corregir lo que pasó, tratar de obtener su aparato celular o su dinero, y entra otra parte de la organización, lo que nosotros llamamos los rematadores”, expuso Mora.
Los rematadores son integrantes del grupo estafador que afirman a la víctima que pueden devolverles sus pertenencias a cambio de más dinero, lo que agrava el fraude ya realizado.
“Ellos son muy hábiles, son timadores profesionales, pero también son personas que se dedican a delinquir. Llega un momento que si la persona se percata de que las cosas no están muy bien y quiere finalizarlo todo, sufre agresiones, cortes con arma blanca, golpes y privación de libertad”, dijo el investigador.
En algunos casos, las personas sí reciben una licencia falsa. Si un oficial de Tránsito los descubre, se exponen a una pena por el delito de uso de documento falso.