Las cámaras de seguridad de la parroquia de San Joaquín de Flores, en Heredia, no fueron suficientes para captar el robo de tres piezas religiosas bañadas en oro, sustraídas el pasado 8 de abril.
Los agentes judiciales que están a cargo de la investigación piden ayuda a la ciudadanía para dar con el paradero de esas tres reliquias y publicaron fotografías de las tres piezas, cuyo valor total ronda los ¢30 millones.
La Policía determinó que el robo ocurrió cerca del mediodía, en circunstancias aún no establecidas. No hubo forzaduras de puertas ni de la caja fuerte de la sacristía, donde se guardaban las piezas.
Tres días después del robo, el sacristán se percató de que no estaba la custodia para exponer el Santísimo sacramento en la Hora Santa del jueves 11 de abril.
Ahí se dio cuenta de que faltaba otra custodia pequeña.
Ambos ostensorios tienen incrustaciones de perlas. La pieza más grande tiene al pie figuras que representan las tres personas de la Santísima Trinidad . De igual manera, a los lados de donde se coloca la hostia consagrada posee cuatro círculos con las figuras de los cuatro evangelistas. Además tiene una cruz que resalta en la parte alta.
Los personeros de la iglesia también se percataron ese día de que faltaba la corona que estaba en la cabeza de la imagen de la Virgen María, cuyo costo material también es millonario.
Aunque han transcurrido nueve días desde que se cometió el robo, los agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Heredia no tienen pistas de las piezas y piden a la ciudadanía alertar al número confidencial 800 8000 645, en caso de saber detalles de su paradero o de los sospechosos del robo.
La Policía publicó las fotos para que, en caso de que sean reconocidas, los alerten, principalmente en lugares donde se compra oro o en alguna compraventa.
Esta no es la primera vez que delincuentes roban objetos de valor de las iglesias. En el 2014, los hampones robaron el sagrario y un copón en la iglesia de San Jorge de Abangares, Guanacaste.
Esa vez cometieron un sacrilegio, pues desaparecieron las hostias consagradas.
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Dos años más tarde, un sujeto de apellido Irola fue detenido como sospechoso de robar el vestido bañado en oro de una imagen de la Virgen de los Ángeles, que desde 1920 se venera en la iglesia de Cipreses de Oreamuno.
Esa vez, la Policía pudo recuperar el vestido, que estaba enterrado en un predio de ese cantón cartaginés.