A las 4:53 de la madrugada de este viernes 14 de abril, los vecinos de Vargas Araya, en San Pedro de Montes de Oca, disfrutaban sus últimos minutos de sueño o se alistaban para sus labores diarias. Sin embargo, la rutina se vio trágicamente interrumpida por una persecución, un accidente de tránsito y una balacera con armas de grueso calibre, que dejó a dos hombres fallecidos.
El suceso ocurrió en el cruce frente al antiguo bar Ciro’s, a tan solo 300 metros de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica (UCR), en una zona residencial habitada por familias y estudiantes, donde se ubica una parada de bus, una panadería y una carnicería, lugares altamente frecuentados durante la mañana.
Lo primero que despertó a los vecinos fue la persecución acompañada con disparos, que terminó cuando el automóvil de los perseguidos, un Chevrolet Spark color azul, se estrelló contra un poste. Inmediatamente, de otro carro se bajaron tres hombres fuertemente armados y asesinaron a los ocupantes del vehículo chocado. Los fallecidos tenían entre 20 y 30 años de edad.
Peatones encontraron casquillos de bala en las inmediaciones del bar Chicago, aproximadamente 500 metros al noroeste del lugar donde ocurrieron los homicidios. Esto indicaría que la persecución con detonación de armas de fuego comenzó y se mantuvo desde Cedros de Montes de Oca hasta Vargas Araya.
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Los mensajes de temor no tardaron en propagarse entre los grupos de Whatsapp de los vecinos, quienes señalaron que a esa hora ya había personas en la vía pública ejercitándose, esperando el bus en la parada, o bien, comprando su desayuno en la panadería.
“Mi papá y mi hermano venían llegando del mercado, y ya la gente andaba afuera porque iban para el trabajo. A esa hora, la gente que entra al trabajo a las 7 a. m. toma el bus”, señaló un vecino por Whatsapp, quien expresó su temor de que una bala perdida impactara a algún transeúnte.
“Lo más lamentable es que nuestro barrio, que se ha caracterizado por ser tan tranquilo en tantos años, ahora se vuelve una amenaza. Ahora no se sabe si esto que ocurrió pueda traer consecuencias futuras en cuanto a este tipo de situaciones de balaceras, que se incrementen en todo este sector. Uno queda con mucho temor”, comentó otro habitante de Vargas Araya.
Los vecinos lamentaron que, dada la actual problemática de inseguridad y homicidios que enfrenta el país, ellos deban permanecer en alerta, ya que no se sienten seguros ni siquiera en el barrio que han habitado por años.
“Muy triste. Yo que tengo hijos desearía con todo mi corazón dejarlos jugar afuera, como yo lo hice hace algunos años, pero definitivamente las cosas no son como eran antes, y tampoco son tantos años atrás. Me da pavor. De verdad es algo muy triste”, lamentó una de las residentes del barrio.
“Esta es la realidad en Costa Rica, ya no hay ningún lugar seguro lamentablemente”, le replicó una de sus vecinas.
Otro de los habitantes mencionó que una de sus hijas empezó en su primer trabajo el lunes 10 de abril, al cual entra a laborar a las 6 de la mañana. Él la acompaña hasta la parada de bus a las 4:50 a. m., sin embargo, tras los acontecimientos de este viernes, su temor se multiplicó.
Minutos después de las 9 de la mañana, las autoridades del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) levantaron los cuerpos de los fallecidos. Afortunadamente, en esta ocasión, ninguno de los vecinos resultó herido.
Las autoridades judiciales informaron de que el vehículo utilizado por los ejecutores del doble homicidio fue abandonado en las inmediaciones de la iglesia católica de Sabanilla de Montes de Oca.
Estos acontecimientos ocurren luego de que, el pasado miércoles, el presidente de la República, Rodrigo Chaves, acusara a los medios de comunicación de presentar como una crisis la ola de homicidios e inseguridad que afronta el país. En criterio del mandatario, no debería considerarse como tal.
“Una cosa es un problema de salud crónica y otra cosa es un cuadro agudo”, expresó el presidente Chaves el miércoles en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Gobierno.
“La situación de los homicidios en Costa Rica no es una situación nueva, como han querido hacer ver alguien o algunos que ustedes conocen, incluyendo medios de comunicación específicos, que lo quieren hacer ver como una crisis”, dijo.
De mantenerse la ola homicida, el país podría cerrar el 2023 con entre 800 y 900 asesinatos, muy por encima de los 656 acumulados en el 2022, considerado, hasta ahora, el año más violento en la historia.
Las disputas por territorios narco y los ajustes de cuentas figuran entre las principales causas de la mortal realidad en las calles.