La fragata USCGC Munro, de la Guardia Costera de Estados Unidos atracó la semana anterior en Golfito, Puntarenas. La nave, con 127 metros de longitud, es una de las principales aliadas en el combate al narcotráfico en aguas del Pacífico costarricense.
Desde este navío se realizan labores de inteligencia y se alerta a las autoridades costarricenses para que intercepten naves sospechosas en altamar.
En la cubierta de vuelo también se posa un helicóptero MH-65 que puede perseguir embarcaciones y colaborar en el proceso de captura de aquellos delincuentes que intentan mover la droga desde el sur de América, pasar por Centroamérica y llegar a Estados Unidos o Europa.
“Lo que se busca es el cumplimiento de la ley, en búsqueda de narcotraficantes”, afirmó Jack Sauve, piloto del helicóptero, durante una entrevista con La Nación, este viernes.
Sauve fue uno de los oficiales que explicaron cómo operan los estadounidenses en aguas costarricenses. Sus declaraciones fueron atendidas también por diputados y funcionarios del Ministerio de Seguridad Pública que participaron en una gira organizada por la Embajada norteamericana.
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Según explicó, en los operativos en altamar, los semisumergibles son de los más difíciles de localizar. “Son difíciles de encontrar porque van dentro del agua y además (los narcotraficantes) los pintan de un color que se pueda camuflar con el color del mar, lo que sí se puede ver son las pangas”, mencionó.
Estos aparatos pueden llegar a medir hasta 15 metros de largo y dos de ancho y transportar hasta dos toneladas de cocaína con una tripulación de unos tres hombres, como sucedió en el último caso, detectado en agosto del 2023 a 200 kilómetros al oeste de punta Llorona, en la península de Osa, en el Pacífico sur.
Esa nave de color azul en la parte superior, y tono verde claro en el resto de la estructura, estaba construida en fibra de vidrio y la impulsaban tres motores fuera de borda, con potencia de 75 caballos cada uno.
Otro caso se dio en enero del año pasado, con otro aparato que trajo dos toneladas de marihuana. De los tres tripulantes, dos eran nicaragüenses y uno costarricense de 21 años. Los semisumergibles, una vez cargados con la droga, navegan entre 10 a 20 centímetros sobre el nivel del agua y tienen una autonomía para seis días.
En sus misiones sobre el Pacífico, Sauve puede movilizarse a unas 100 millas náuticas (160 kilómetros) del barco y además de participar en operaciones contra criminales, también es responsable de labores humanitarias, como el rescate de personas que naufragan.
Las misiones
La fragata Munro, con 43 metros de altura y un calado de 6,9 metros, tiene capacidad para navegar por todo el océano Pacífico con 150 tripulantes a bordo. La nave sirve como segunda casa para estos guardacostas, quienes pueden permanecer en operaciones hasta cuatro años consecutivos.
Axel Moore, quien lleva 14 meses en Costa Rica, comenta que diariamente se entrenan “para enfrentarse a cualquier tipo de emergencia”. Reconoce que la preparación para estas misiones no es solo física, sino también mental, ya que durante mucho tiempo no pueden ver a sus familiares.
“Tienes tus momentos aquí, este servicio tiene sus pros y contras. Es difícil estar lejos de tu tierra, pero a la vez es increíble estar en lugares así. Para nosotros es importante conocer idiomas distintos, culturas distintas y aprender más sobre el pura vida”, mencionó.
Sus misiones en Costa Rica se llevan a cabo gracias al convenio de patrullaje en conjunto entre ambas naciones, aprobado por la Asamblea Legislativa desde 1999.
En la actualidad, este patrullaje debe hacer frente a una sobreproducción de clorhidrato de cocaína en Suramérica y al riesgo de que más estupefacientes se estén moviendo de sur a norte en el continente.
El diputado y jefe de fracción del partido Liberal Progresista, Eliecer Feinzaig, quien participó en el recorrido, aseguró que los estadounidenses, con su tecnología, apenas logran decomisar el 10% de lo que se trafica en el continente, y por eso hizo un llamado al gobierno para que aumente el presupuesto de las policías costarricenses, las cuales, evidentemente, tienen más falencias.
“Creo que cometimos el error de que, por no tener ejército, teníamos que levantar las manos y decir ‘venga el que quiera venir’ y Costa Rica tiene que fortalecer sus cuerpos de seguridad, tenemos una policía que a todas luces es insuficiente”, señaló el legislador.
Por su parte, la vicepresidenta del Congreso y presidenta de la Comisión de Seguridad y Narcotráfico, Gloria Navas, mencionó que la visita le permitió tener “tremenda explicación” de los dispositivos que utilizan para las investigaciones e interdicciones de lanchas narco. “La lucha y la agresión son sumamente fuertes contra nosotros, pero, por otro lado, esta colaboración y este armamento ponen un freno a todas esas actividades y traen esperanza”, mencionó Navas.