Esteban Araya Arias –al igual que muchos otros seguidores del Club Sport Cartaginés– corría por una calle aledaña al estadio brumoso, huyendo de una turba de aficionados del Club Sport Herediano. Él sabía que si caía en sus manos, la historia no terminaría bien.
Sin embargo, sus pies le jugaron una mala pasada y se tropezó. Cuatro seguidores del club rojiamarillo lo vieron en el suelo y lo arrinconaron contra una de las paredes externas del Fello Meza.
Allí, cuatro sujetos, según se ve en videos compartidos en redes sociales, le empezaron a propinar patadas y manotazos, sobre todo en la cabeza. Araya no tenía escape; era uno contra cuatro. Solo intentaba, con dificultad, proteger su rostro.
En medio de la agresión, apareció un quinto aficionado herediano, quien, piedra en mano, se acercó, incluso le pidió espacio a los otros y se la lanzó a Araya, directo a su cabeza.
El seguidor brumoso quedó tendido sobre la calle. Nadie lo ayudó. Tanto la barra blanquiazul como la del Herediano seguían en pleito y, la lluvia de piedras continuaba.
Minutos después, Araya logró ponerse en pie, pero volvió a caer, una y otra vez, al suelo. Más tarde fue llevado al hospital Max Peralta, de la ciudad cartaginesa, ya que tenía una fractura externa en el cráneo.
Esa situación, ocurrida el domingo 27 de agosto, atizó la preocupación de las autoridades sobre la presencia de barrasen los estadios, sea la Garra del Herediano o la Ultra del Saprissa, pues sospechan que grupos criminales se han filtrado entre los de aficionados, lo cual pone en riesgo a la gente que va a disfrutar los juegos a esos recintos.
Así lo aseguró Juan José Andrade, director de la Fuerza Pública, en entrevista con La Nación. Según dijo, muchos de los integrantes de estas barras residen en zonas de alto riesgo social, y están relacionados directamente con la delincuencia que operan en esos sitios.
“Estos miembros suelen vivir en zonas como Pavas, Alajuelita, Desamparados, Hatillo, Las Gradas. Son personas que nos encontramos cuando hacemos alguna labor policial porque están cometiendo algún delito”, puntualizó.
Lo preocupante, según Andrade, es que se mezcla la rivalidad por color deportivo con las rencillas entre bandas.
“La criminalidad trasciende y llega a estas barras. Entonces, en los estadios se encuentran personas que son rivales en la dinámica criminal. Es decir, sabemos que los grupos que operan en Pavas tienen líos con los de Alajuelita; los de Desamparados con Sagrada Familia.
”Nosotros hemos venido constatando que fuera del evento deportivo, esta gente pertenece a grupos delictivos. Entonces, cuando combinamos esas diferencias con una camiseta de fútbol, los líos pasan de las calles a los estadios”, aseveró.
Eso en parte deriva en la detención de más de 300 personas por campeonato nacional, según el Ministerio de Seguridad Pública.
Se intentó conversar con algún representante del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), pero, al cierre de esta edición, no se obtuvo respuesta.
Quieren más. Andrade destacó que otra situación que los alarma es que dichas barras toman cada vez más fuerza y que los cabecillas de estos grupos suelen estar en constante reclutamiento de personas jóvenes.
“Estos líderes negativos enganchan a los muchachos y, lamentablemente, los ponen al servicio de ellos en esa dinámica de criminalidad”, apuntó.
Entonces, los nuevos miembros se relacionan con integrantes que ya son conocidos por la Policía, por venta de drogas, alteración al orden público o por desobediencia a la autoridad. “Al ligarse con estas personas, se va creando un mal hábito y cada vez están más cerca de cometer un delito”, expresó.
Por ello, Andrade recalcó que la presencia de barras en los estadios debería estar prohibida o, al menos, muy bien vigilada.
¿Cómo operan las barras? Por el peligro que representan, la Policía sigue muy de cerca los pasos de estas barras de fútbol. Eso ha permitido que conozcan un poco más su dinámica interna.
Andrade comentó que las barras están conformadas por subgrupos, cuyos líderes tienen la tarea de convocar a los suyos para asistir al partido. La citación se hace un par de días antes a la actividad.
“Se convocan por diferentes medios, ya sea por Facebook o grupos de WhatsApp. Antes de eso, tienen un par de reuniones, pero el fuerte es el día de los partidos”, detalló Andrade.
En esos eventos deportivos, las barras suelen ir por ‘trofeos de guerra’, esto consiste en robarle a los miembros de la barra rival, implementos como camisetas, gorras o banderas, y así se demuestra más fuerza.
“Dentro de las barras hay códigos que representan poder. Despojar a la otra organización de esos símbolos son trofeos de guerra. Si les quitan la camisa o la bandera, es un triunfo.
”Ese tipo de absurdos son los que provocan esas conductas violentas. Va más allá de toda razón humana”, concluyó el jefe policial.