Partículas muy pequeñas, así como gases de la erupción del volcán Cumbre Vieja, en Islas Canarias, España, podrían llegar la próxima semana a nuestro país, luego de recorrer unos 7.258 kilómetros a través del Atlántico, debido a un cambio en la dirección del viento en los últimos días. Así lo explicó el coordinador del Laboratorio de Química de la Atmósfera de la Universidad Nacional, José Pablo Sibaja, basado en las estimaciones satelitales y modelos de dispersión de gases y partículas, donde se observa el desplazamiento de esta nube hacia nuestra región.
“Hubo un cambio en el patrón de vientos y los gases viajan en la misma dirección que el polvo del Sahara. Se esperaría que la otra semana llegue el inicio de esa nube al istmo. Vamos a ver otros modelos para determinar si mantiene la dirección. Generalmente la primer nube llega muy diluida, pero la segunda trae más gases asociados y partículas”, dijo el científico.
Añadió que no se esperan mayores efectos en la población, pues será algo similar a lo que ocurre con el polvo del Sahara, que se ve como una bruma en el horizonte. También puede potenciar las alergias en personas sensibles que estén al aire libre o que padezcan problemas respiratorios o en la piel.
“Lo más seguro es que sí va llegar esa masa de aire al país. Habría que ver qué tanto logra diluirse. Generaría menos visibilidad en la atmósfera y cierta sequedad en los ojos. El uso de la mascarilla ayuda mucho a que no irrite las vías respiratorias. De todos modos se van a actualizar los modelos y si hubiese una nube densa se alertará sobre su efecto”, acotó Sibaja.
En Europa, los materiales dispersos en esa masa han generado cancelación o desviación de vuelos, para evitar que el particulado fino entre a los motores de los aviones y genere desperfectos en turbinas, por lo que la aviación de los países por donde va la nube también está muy pendiente de la ruta que siguen los gases volcánicos.
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Afirmó que la actividad del Cumbre Vieja ya cumplió 18 días y aunque primero la nube que emanaba era movida por el viento hacia Marruecos, Italia y España, ahora es hacia América. La dispersión vertical del particulado fino puede llegar desde la superficie hasta nueve kilómetros. “Si el volcán sigue emanando gases y partículas y el viento mantiene la dirección, por más que se diluya, algo llegará acá”, sostuvo.
Las mediciones se realizan por medio de satélites como el Copernicus y otros de diversas entidades científicas como la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), que analizan los gases, sustancias y partículas de la columna en la atmósfera. “El satélite dura una hora dándole vuelta al planeta y los datos frescos que recoge son abiertos y disponibles a todos”, dijo Sibaja.
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La importancia de monitorear estos fenómenos radica en medir la calidad del aire y advertir si se avecina una masa con contaminantes que podrían afectar la población, los cultivos, animales o estructuras, dependiendo de la magnitud que tenga. La idea es que la gente no se exponga, por eso se debe monitorear diariamente y advertir para la toma de decisiones.
De interés científico
El vulcanólogo Javier Pacheco, del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), recordó que el volcán de fuego de Guatemala, hace dos años, generó cierta afectación, pero solo la detectaron los instrumentos de calidad del aire. Dijo que en el caso del Cumbre Vieja, lo que va a llegar es poco y que serán los instrumentos de medición los que detecten esos gases. Para la población descartó que haya afectación mayor, debido a que son cantidades mínimas y sus componentes viajan muy alto en la atmósfera.
A los científicos sí les interesan este tipo de fenómenos para conocer el tamaño de las partículas que llegan acá y extrapolarlo a erupciones más grandes. También para tener idea del efecto de las erupciones en el cambio climático.
Añadió que el polvo del Sahara afecta más que esas erupciones volcánicas, máxime que la nube del volcán Cumbre Vieja no ha alcanzado alturas considerables, pues la columna no sobrepasa los cuatro kilómetros y para que llegue a la estratósfera debe ser de unos 15 kilómetros.
Se ha visto que el material del Cumbre Vieja está llegando a las islas del Caribe, pero no ha llegado a nuestro país, donde llegarían cantidades muy pobres. “Las erupciones locales, como las ocurridas durante la fase más intensa del volcán Turrialba en el 2015 y 2016, tienen mucho más consecuencias para la agricultura y la gente que esos gases″ , expresó Pacheco.
Exaltó que la erupción del Cumbre Vieja ha evidenciado que en España tienen tecnologías muy modernas y se va a obtener información para aminorar el riesgo volcánico en el resto de países. “Es un experimento que va a dar mucha información sobre cómo se comportan los volcanes,” afirmó.
Por otro lado, resaltó el excelente manejo para la población civil, pues no hay un solo muerto, pese a la gran destrucción generada en casas, calles y cultivos. “Ha habido muy buena organización para movilizar a la gente. Los afectados tuvieron rescates rápidos, cierres de carretera e información clara. Dan lecciones al mundo sobre cómo se debe manejar eso”, puntualizó.