La persona está en una urgencia económica y no es sujeto de crédito en el sistema bancario nacional. Desesperada, busca un préstamo gota a gota, pero luego, ahogada con los intereses desmedidos, no puede pagar. Empieza una espiral de amenazas y violencia que puede volverse muy peligrosa.
Estas son las características de este fenómeno de crédito informal y por qué debe huir de él.
En el préstamo gota a gota, una persona saca un crédito informal, sin documentos, sin fiadores y con intereses muy elevados y antojadizos. El crédito se lo ofrece, muchas veces, un desconocido con capacidad para sacarlo del apuro YA y ahí está la trampa. Cuando el pago se vuelve insostenible, los cobros se comienzan a realizar bajo amenazas, ya sea de muerte, de agresiones físicas o de daño a familiares de la persona ofendida.
Osvaldo Ramírez Miranda, jefe de la Unidad de Investigación de la Sección de Delitos Varios del Organismo de Investigación Judicial, explicó el año pasado que, gracias a las denuncias que han recibido, identificaron grupos criminales involucrados en otros delitos, que descubrieron en el gota a gota otro método para obtener dinero.
“Una de las situaciones que lastimosamente tiene como objetivo este tipo de delitos es buscar población vulnerable, siempre las víctimas van a ser personas a las que lastimosamente se les dificulta buscar un préstamo de manera formal o regular en una entidad bancaria o cooperativa y pues obviamente este tipo de grupos aprovechan para realizar su actividad comercial.
“El préstamo como tal no es un delito, son los intereses y cobros excesivos que hacen estos sujetos (...). Sabemos que hay grupos criminales que aparte de otras actividades ilícitas se dedican al cobro. Con un préstamo de esta modalidad se crea una situación con un mal mayor, porque no es solo pagar, se pone de garantía la seguridad de la persona y su familia”, explicó Ramírez.
¿Qué hago si no puedo acceder a un préstamo?
Mónica Navarro, vicepresidenta ejecutiva de la Asociación Costarricense de Microfinanzas (Asocomi) comentó en entrevista con La Nación en enero pasado, que en caso de no tener acceso a un crédito en un banco común, lo primordial es identificar cuáles empresas de microfinanzas están asociadas a alguna organización gremial.
“Esto da algún tipo de respaldo en cuanto a la formalidad. A pesar de que las cámaras empresariales no podemos garantizar el actuar del 100% de nuestros agremiados, sí podemos por lo menos garantizar de que son empresas formales que pagan sus impuestos, que aportan a la Caja Costarricense de Seguro Social, que cumplen con las normativas de los artículos que les corresponden ante la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef)”, comentó Navarro.
Por su parte, Javier Cascante, asesor de la Asocomi, explicó que existen varias personas particulares que brindan préstamos, pues la ley en Costa Rica lo permite. Para notar que un préstamo de este tipo puede tornarse peligroso, Cascante recomienda observar las condiciones del trato.
Por ejemplo, si el prestamista no dice con claridad de cuánto es la tasa de interés que está cobrando, o cuando impone condiciones que se salen de los asuntos financieros y entran a temas personales, son síntomas de que el crédito se aleja de las prácticas crediticias normales.
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