La región comprendida entre San Isidro y División de Pérez Zeledón, donde el viernes 16 de febrero a las 8:29 p. m. ocurrió un temblor de magnitud 4,7, acumula más de 300 sismos hasta este lunes, con magnitudes entre 1,8 y 3,1. Muchos de estos temblores han sido reportados como sentidos por vecinos de la zona del epicentro.
Marino Protti, experto del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica, calificó esta actividad como normal. Desde el año pasado, comenzó un enjambre sísmico que en ocasiones ha sido más intenso y que se reactivó después del temblor del viernes.
En áreas como Río Blanco, Quebrada Vueltas, San Rafael Norte, Tirrá y División de Pérez Zeledón, así como en San Joaquín de Dota, se han registrado constantes sismos en los últimos días según lo captado por las estaciones.
Protti afirmó que, aunque hubo réplicas del sismo de 4,7, la mayoría de los sismos son parte del enjambre sísmico que posiblemente continuará, ya que toda la región está llena de fallas muy fracturadas y está sometida al mismo régimen de fuerzas.
A pesar de que cerca de esta zona ocurrió un terremoto de magnitud 6,1 el 3 de julio de 1983, Protti sostiene que es poco probable que ocurra otro antes de que pasen 100 años. Afirma que no tiene registro de que algún sismo superficial en el país haya repetido en la misma falla en 100 años.
Por otro lado, los terremotos por subducción, donde una placa se hunde debajo de otra, tienen un movimiento más rápido y sostenido, lo que permite calcular su periodo de recurrencia. Por ejemplo, el terremoto de Golfito ocurrido el 2 de abril de 1983 a las 8:50 p. m., con magnitud 7,4, originado por la interacción de las placas Coco y Caribe, tiene un periodo de recurrencia de unos 40 años. Por lo tanto, en cualquier momento podría generarse otro sismo fuerte, aunque esto no significa que pueda ocurrir algún sismo fuerte en otro lugar antes del que se prevé en Golfito.
Alerta temprana
Marino Protti también mencionó que aún están afinando los mensajes que se envían a los 50.000 usuarios de la aplicación sobre alerta temprana de terremotos. Explicó que en muchas ocasiones la alerta no llega debido a que las personas se encuentran en lugares sin conexión a Internet.
Insistió en la importancia de que las personas reporten en redes sociales cada vez que sientan un temblor y que especifiquen su ubicación, ya que a veces solo indican haberlo sentido, pero no dicen dónde se encuentran.