En la mayoría de denuncias por timo de fraude bancario, el método más efectivo para los estafadores es hacerse pasar por un funcionario bancario, enviar un link a su víctima con una página web de un banco falsa, idéntica a la verdadera, para que la persona ingrese su usuario y contraseña.
En otras ocasiones, como lo relatado por una secretaria de 23 años de apellido Chaves, los sujetos incluso acceden a datos personales que la persona estafada nunca brindó, para que el rol de funcionario bancario parezca aún más legítimo.
En el caso de Chaves, el falso funcionario sabía que ella gestionaba el retiro del Fondo de Capitalización Laboral (FCL), además de adónde trabajaba y cuánto tiempo llevaba allí. “Yo siempre he pensado que esa gente tiene contactos en los bancos, o algo así, porque los únicos que sabían que yo ocupaba el FCL eran mis papás y el banco al que yo mandé la solicitud”, declaró la joven a La Nación.
Yorkssan Carvajal, jefe de la Sección de Fraudes del OIJ, explicó a La Nación que los estafadores consiguen datos de sus víctimas de diferentes formas, ya sea por información disponible en Internet o con complicidad de empleados bancarios.
“Al parecer los estafadores obtienen todo tipo de bases de datos, desde las licitas, como daticos o cero riesgo, o cualquiera de esas, también compran bases de datos ilícitas, donde funcionaros de diferentes entidades, en apariencia, venden los datos de las personas”, detalló el investigador.
Otros métodos descritos por Carvajal son “el robo de datos en redes sociales (publicaciones, fotos), también compran las bases de datos de rifas, por ejemplo, cuando asistimos a una expo y hay una rifa gratuita, llenamos cupones con nuestros datos, y otra más sería los anuncios falsos de empleos, donde las víctimas envían el currículo a los mismos estafadores”.
Chaves relató que su estafa ocurrió a finales del año pasado, después de que ella renunció a un trabajo de secretaria.
“Andaba detrás del FCL, entonces me llaman de un número privado, me empezaron a hablar tanto que a mí se me olvidó por completo que era número privado. No me acuerdo cómo me dijo que se llamaba, pero me dijo que era del Banco Central y que le había llegado el trámite de mi FCL, pero que yo necesitaba tener firma digital porque si no, no lo iba a poder retirar”, contó.
El estafador le dijo que necesitaba una cuenta dónde depositar el fondo, y le mandó un vínculo por mensaje de texto donde el usuario supuestamente podía escoger entre todos los bancos, por lo que ella escogió el Banco Nacional, del cual Chaves es clienta.
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La joven reconoció que nunca había retirado un FCL, entonces desconocía cuáles eran realmente los pasos a seguir para obtener ese fondo.
“Yo le pregunté que cómo sabía yo que no era una estafa y me dijo que las páginas tenían un candado que significaba que eran seguras, pero se veía completamente igual al Banco Nacional, como cuando uno se mete y pone el usuario y la contraseña, la cosa es que me meto al Nacional y me empiezan a salir unos espacios dónde escribir”, indicó.
“Él empieza a decir qué tengo que escribir dizque para poder hacer lo de la firma digital, entonces me dice aquí ponga su nombre, ponga su correo, ponga su cédula, él me dijo ‘sí necesito que se meta a Banca en línea, pero desde esa página, para poder asegurarse de que la plata se le va a depositar’”, detalló.
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Me pidieron “que pusiera mi nombre, mi correo, beneficiarios, mi dirección, hasta el puro final le dicen a uno ‘ahora sí métase en Banca en línea y fíjese a ver si está el dinero’”. Debido a toda la información que le pidieron, la llamada duró cerca de 30 minutos.
Ella entró a su cuenta de Banca en línea y notó que no estaba el dinero del fondo. Entonces, el sujeto le indicó que se saliera del sitio, y que la iba a llamar de vuelta dentro de unas tres horas para averiguar qué pasó. Le advirtió, eso sí, que no se volviera a meter a su Banca en línea.
“Y me dice: ‘cualquier cosa yo la vuelvo a llamar de este número, la estoy llamando del Banco Nacional’, y yo: ‘¿pero no era del Banco Central? Y además ese número es privado’, ahí fue donde me cayó que me estaban estafando”.
Ella le comentó a su papá, quien le indicó que evidentemente había sido estafada, y le insistió para que fuera al banco a bloquear la tarjeta. Poco tiempo después, Chaves empezó a recibir mensajes de que habían cambiado su contraseña de Banca en línea y estaban sacando dinero de su cuenta.
No había fila en el banco, por lo que la atendieron rápido y le bloquearon la tarjeta antes de que le pudieran sacar más dinero de la cuenta. En menos de 20 minutos, ella perdió ¢210.000, y no le extrajeron más por la rápida gestión en la entidad bancaria.
Chaves presentó la denuncia ante el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y afirmó que a los tres meses la llamaron para continuar con el proceso. Sin embargo, ella les dijo que si no era posible recuperar el dinero, prefería no continuar con la denuncia porque tenía que sacar permisos en el trabajo.