Ese día, Marysela Zamora salió a correr. Su camino fue interrumpida cuando, al llegar a la esquina, escuchó un grito desde una construcción: “Ay, venga para cogérmela”.
Ella no es la única. Otro día, en otro lugar, Susana (quien pidió no revelar su apellido) se dirigía a tomar el bus, cuando un extraño le pidió que lo dejara caminar junto a ella porque iban para lugares cercanos. Al despedirse, el hombre la tomó del brazo e intentó darle un beso en la boca.
Rocío Carranza, actriz costarricense, ha sufrido situaciones muy parecidas a las descritas.
Ella cuenta que una vez iba corriendo por su barrio, cuando un hombre que llevaba una biblia en la mano la empujó contra una esquina y empezó a tocarla. Estas tres mujeres decidieron no quedarse calladas e hicieron las respectivas denuncias por agresión.
“Lo hice porque esas personas viven en esa construcción, y puede ser peligroso para la gente que pasa por ahí. Lo que nos han enseñado es a ignorarlo, pero hay que denunciar”, afirmó Zamora.
Por su parte, Carranza recomendó no solo denunciar los hechos, sino también contarle lo sucedido a gente cercana.
“Si no lo contamos, nos va haciendo mucho daño y no ayudamos a que se solucionen los problemas. También hay que saber que si uno denuncia, la Justicia sí actúa”, aseguró Carranza.
El Código Penal define multas de hasta del 50% del salario diario para agresores, por un lapso máximo de 30 días.