Cada vez más, pistoleros costarricenses ejecutan asesinatos por encargo y han empezado a desplazar a los extranjeros, pues cobran más barato, manifestaron fuentes judiciales.
En al menos 30 asesinatos, la mayoría a balazos, cometidos por sicarios en los últimos cuatro años están involucrados varios delincuentes ticos.
Los informantes dijeron que en lo que va del año hay cinco crímenes en los cuales se investiga a homicidas a sueldo nacionales.
Hasta hace algún tiempo, los asesinatos por encargo eran atribuidos a foráneos, quienes abandonaban el país tras “cumplir con su encargo”, lo cual dificultaba su identificación y su captura.
Las autoridades creen que los sicarios costarricenses –vinculados con otros delitos como “bajonazos” (robos de carros con intimidación) y asaltos– cobran más barato que los extranjeros.
Más baratos. Un jefe policial, consultado por La Nación , expresó recordar el caso de un asesino a sueldo tico que mató a un hombre por ¢10.000.
Sin embargo, los precios de estos homicidas por encargo varían de acuerdo con las condiciones económicas del cliente y las características de la víctima.
El caso más conocido fue el del comunicador Parmenio Medina Pérez, a quien sicarios, entre ellos nacionales, mataron a balazos el 7 de julio del 2001, a pocos metros de su casa en San Luis de Santo Domingo, provincia de Heredia.
En el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) creen que algunos sicarios suramericanos se quedaron en el país, aprovechando las facilidades para la obtención de permisos de residencia.
Después, adiestraron a delincuentes locales con quienes entablaron amistad, dijo un policía.
“En Costa Rica tenemos ya sicarios criollos. Ahora, cualquier persona, por pequeña que sea la dificultad, puede mandar a matar a otra persona. Es una muestra del retroceso de la sociedad…”, declaró ayer a Telenoticias el director de OIJ, Jorge Rojas.
El funcionario hizo esa manifestación un día después del asesinato de dos hombres, en Boca Vieja de Quepos, cantón de Aguirre, Puntarenas, a manos de sicarios.
Peligro en aumento. Según Rojas, “se trata de un problema al que se le debe poner muchísima atención para no lamentarnos después”.
Por su parte, el jefe de Homicidios de la Policía Judicial, Manuel Cabezas, advirtió que urge mejorar la capacidad de las autoridades para enfrentar estos casos. “El sicariato es la más oscura expresión de la violencia de una sociedad, por lo que debe ser combatido con fuerza y en bloque”, añadió.
Cabezas abogó por la pronta identificación de personas o a grupos que se están dedicando al negocio para “establecer sus perfiles de acción, los lugares donde se reúnen, lo que permitirá tomar una ruta más corta al iniciar una investigación”. Así se crearía un archivo sobre sicarios lo antes posible.