Si un reo va al baño de noche, asume su propio riesgo. De camino, hay una larga travesía: debe cruzar un pasillo repleto de privados de libertad que inundan el suelo con colchonetas porque ya los camarotes están llenos.
El mínimo descuido en las pisadas podría llevarlo a majar a otro reo y esto significaría una pelea. Finalmente, debe cruzar los dedos para que ningún recluso haya convertido el servicio sanitario en su dormitorio.
Esa es una de tantas peripecias que deben enfrentar a diario los privados de libertad del país, producto de la sobrepoblación.
El sistema penitenciario tiene capacidad para albergar a 9.813 reos, pero al 27 de setiembre pasado había 12.987; es decir, un 32,3% de más. Lo máximo permitido por la Sala Constitucional es un 20%, para garantizar los derechos humanos de los reos.
Tres prisiones del país tocan una cifra récord de hacinamiento. Estas son la cárcel de San Sebastián, en San José, con un 79,5% de sobrepoblación, lo que significa que por cada 10 camas ocupadas, ocho reos duermen en el suelo. En el caso de La Reforma (65,1%) son siete en el piso, mientras en la de Cartago (54,7%) son seis.
Fernando Ferraro, ministro de Justicia, asegura que 14 centros penitenciarios están cerrados técnicamente, pero es imposible dejar de recibir reclusos. Según registros de Adaptación Social, cada día ingresan 22 reos, en promedio, a las cárceles por orden del Poder Judicial.
Un equipo de La Nación visitó la cárcel de San Sebastián hace una semana y constató que hay pocos baños y los reos alegan que deben dormir de dos en dos, que no hay espumas suficientes, la atención médica es deficitaria y hay problemas de convivencia.
Se disparó. El ministro Ferraro dijo que la sobrepoblación se disparó desde finales del 2008 al crearse los Tribunales de Flagrancia.
“El sistema no estaba preparado, la capacidad instalada no daba para hacerle frente. El trabajo policial y de Administración de Justicia ha mejorado muchísimo. El ritmo de crecimiento de la población no ha dejado de aumentar”, dijo.
De hecho, en el 2008 la tasa de encierro fue de 218 reos por cada 100.000 habitantes, pero ascendió a 302 en lo que llevamos de este año.
Ferraro aseguró que con un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) esperan construir 2.700 espacios carcelarios a partir del próximo año.
Actualmente, seis de cada 10 reclusos descuentan penas por robos, asaltos o narcotráfico. La mayoría (57%) es población joven de entre 18 y 34 años de edad.
En San Sebastián, el hacinamiento es mayor porque ahí llegan todos los enviados a prisión preventiva, para luego ser distribuidos. Entran 220 reos cada mes.
Para Marta Iris Muñoz, directora de la Defensa Pública, hay un excesivo uso de la prisión preventiva y trabas por parte de la Fiscalía para negociar procesos abreviados.