“Cuando llegué al frente de la vivienda había mucha gente alarmada gritando, pero nadie hacía nada. Yo me fui al portón y los empecé a llamar para que salieran. Eran tres hombres. El primero venía muy, pero muy quemado. El segundo salió igual muy quemado, y traía unas prensas de ropa incrustadas en la espalda. Tenía sangre en la espalda. Toda su ropa estaba quemada. El tercero estaba quemado, pero en menor magnitud...”
Así describió Randall Álvarez lo que vio en la urbanización San Antonio de Padua, en Pitahaya de Aguacaliente, Cartago, donde este martes explotó una fábrica clandestina de pólvora; un hombre falleció y otros tres sufrieron graves quemaduras.
“Yo estoy dentro de la urbanización cuando escucho una explosión. Pensé que era un transformador, pero en eso escucho otras explosiones repetitivas y vuelvo a ver al lado oeste y veo que está saliendo humo. Donde estoy hay un play y les digo a los niños que salgan. Unos iban llorando y fue cuando me fui a ver que pasaba”, añadió.
Según su relato, las víctimas le dijeron que, dentro de la vivienda donde ocurrió la explosión, quedaba otro hombre, pero él no pudo pasar al interior porque todavía ocurrían pequeños estallidos y no contaba con equipo de protección de ningún tipo. Agregó que, pocos minutos después, llegó personal especializado y decidió retirarse del lugar.
En la calle, las personas quemadas, tres hombres de 22, 30 y 36 años, caminaron desorientados durante varios minutos. Ellos se iban quitando pequeños trozos de ropa que tenían adheridos a sus cuerpos. En un video aficionado se escucha a uno de ellos pedir agua pues tenía mucha sed.
Esas personas fueron abordadas por cruzrojistas que los trasladaron al Hospital Max Peralta y, luego, debido a la gravedad de las lesiones, a hospitales capitalinos.