Una vecina de Cartago, identificada como Olga Montoya, se convirtió en un ángel para tres escolares que huyeron horrorizados después de presenciar una balacera, este lunes, en barrio Nuevo, en El Tejar de El Guarco.
“Yo escuché la balacera y de inmediato vi a los chiquitos corriendo y gritando. Salí porque ellos abrieron el portón y los metí a la casa de mi mamá, todos fuimos a protegernos a la sala”, contó Montoya a La Teja.
La mujer relató que los dos sicarios llegaron en moto y dispararon repetidamente contra dos hombres que se encontraban dentro de un automóvil, estacionado cerca de la acera por la que caminaban los escolares.
En ese suceso perdió la vida Jesús Santander Villamizar, de 25 años, cuyo cuerpo quedó en la cocina de una soda, donde buscó refugio.
Otro hombre, identificado con el apellido Chavarría, de 25 años, fue llevado en estado crítico al Hospital Max Peralta, en el centro de Cartago.
Marco Tulio Abarca, dueño de la soda, contó que él y una de sus asistentes se salvaron de milagro al esconderse dentro de una pequeña oficina.
Entretanto, Olga Montoya contó que en los 52 años que tiene de vivir en el barrio, nunca había pasado una situación de este tipo, pues esa comunidad siempre se caracterizó por ser un lugar muy tranquilo.
‘Siempre estuve con ellos’
Además, relató que permaneció junto a los niños en todo momento. Incluso, les pidió que se quedaran en su casa durante varios minutos, una vez terminada la balacera, con el fin de descartar cualquier posible peligro.
“Estaban asustados, como traumados, no quisieron agua y querían irse para sus casas, pero les dije que no hasta que pasara el peligro, y al rato salí a encaminarlos para que se fueran a la casa; se fueron solitos porque dijeron que los papás trabajaban. Son compañeritos y viven en Las Catalinas, ya iban más tranquilos”, agregó la vecina.
Buena reacción
Beatriz Camacho, directora de la Unidad Pedagógica de barrio Nuevo, el centro educativo al que asisten los tres menores en sexto grado, elogió la rápida reacción de los escolares para alejarse del peligro.
Camacho destacó que ellos supieron cómo actuar en esa angustiante situación, gracias a los protocolos y prácticas constantes que realizan en el centro educativo.
“Los estudiantes saben qué hacer dentro de la institución, así como afuera, pues les hemos comentado que, si en algún momento ellos presencian un tiroteo o alguna situación en la que se vean amenazados, que encuentren un lugar abierto y, si no pueden, que toquen puertas para que puedan resguardar sus vidas”, dijo la directora.
Después de enterarse de lo ocurrido, Camacho se comunicó con los padres de los niños para asegurarse de que estuvieran bien.
“Precisamente ayer (lunes) me comuniqué con los padres de familia, los estudiantes están bien, están tranquilos. Obviamente, fue el susto que se llevaron en el momento, pero ya están tranquilos y sus papás hablaron con ellos”, agregó.
Camacho enfatizó en la importancia de que los padres, en la medida de lo posible, acompañen a sus hijos en la ida y vuelta a los centros educativos, incluso si viven cerca de la institución.
Preocupación en la comunidad
En barrio Nuevo, este martes solo se hablaba de la trágica balacera ocurrida el lunes, ya que los residentes de este pacífico lugar aún no pueden superar el impacto de lo sucedido.
Una vecina, quien solicitó mantener su nombre en anonimato, compartió su experiencia con La Teja. Tanto ella como su hija, quien cursa cuarto grado en la misma escuela, estuvieron a punto de llevarse un tremendo susto. Afortunadamente, su esposo llegó a casa temprano y la recogió en motocicleta, ya que la niña salía a la 1:50 p. m.
“Si hubiera ido caminando como todos los días, seguramente me habría encontrado con esa balacera. Nos hemos sentido muy mal. Como te dije, si mi esposo no hubiera ido en moto, me habría llevado un susto enorme”, expresó.