“A las 5 a. m., mi señora, como todos los días, se levanta porque suena la alarma. Ella se levanta y apaga la alarma. En eso revisa el teléfono y ve, en Whatsapp, que tiene dos audios de una de las fallecidas. Son de Dayana. Los escucha. Yo, por mientras, estoy entre dormido y despierto.
“Ella me levanta y me dice: escuche. Yo los escucho, me levanto, voy al baño a enjuagarme la boca y vamos los dos hacia donde vivían los fallecidos. El primero de los audios decía algo como: ‘Por favor, muchacho, ¿usted jura que no nos va a hacer nada?’. El segundo decía algo como: ‘Me siento mal, me estoy descomponiendo’”.
De esa manera, Alfonso Zúñiga Núñez comenzó el relato en el que contó cómo fue que su esposa y él encontraron los cuerpos de los cinco universitarios. Los jóvenes fueron asesinados a cuchilladas la madrugada del 19 de enero del 2017 en barrio La Victoria, en Liberia, Guanacaste.
Zúñiga, quien vivía en el apartamento frente al de los jóvenes, dio su testimonio durante el tercer día del juicio que se lleva en contra de Gerardo Alonso Ríos Mairena, único sospechoso de cometer el crimen.
Continuó: “Voy con mi pareja hacia el apartamento (de los muchachos). Eran como las 5:10 a. m. Estaba oscuro. Mi señora y yo comenzamos a decir nombres: Joseph, Dayana y Stephanie. De la otra muchacha no me acordaba el nombre (...) No responde nadie. Toco la puerta y percibo que está empujada.
“La abrí como medio metro y volvemos a decir los nombres. No contestó nadie, pero escuchamos que una puerta se abre. Conforme se abrió, se volvió a cerrar en un transcurso de tres segundos. Le dije a mi señora que nos vayamos y volviéramos más tarde”.
Según narró, la pareja regresó a la vivienda a desayunar. No obstante, al ver que los muchachos no salieron a comprar comida, decidieron regresar al apartamento.
“Eran como las 6:05 a. m. Volvemos a llamar, pero nadie responde. Vuelvo a empujar la puerta, entra mi señora, yo me quedo afuera. Ella entra para tocar la puerta del primer cuarto, en eso percibe... Entra... ¿Cómo le digo?... Entra al lado derecho y donde va a tocar la puerta, percibe al lado izquierdo que hay alguien ahí (era la menor sobreviviente de 14 años) y le pregunta por Joseph, Stephanie y Dayana.
“Ella volvió a ver hacia el cuarto y le pregunta que si se encuentra bien y ella (la adolescente) dice que no. Percibe que está llena de sangre. Yo estaba afuera del apartamento”, indicó.
En ese momento, la compañera de Zúñiga le pidió a él que llamara a una ambulancia. Mientras esperó la llegada de la unidad, el vecino decide entrar a la vivienda.
“Entro y la chiquita estaba acostada. Le pregunto por los otros muchachos, y con la mirada muy fuerte o intensa, se me queda viendo y ve hacia el lado izquierdo. Me levanto, voy al cuarto, me paro en la puerta, (...) y voy viendo la gran escena. Sentí un bajonazo tremendo. Si hubiera desayunado me hubiera vomitado en el momento, porque percibí el olor a sangre.
“Dos muchachas estaban en la cama, dos muchachos en el piso y una muchacha, que era Dayanna, como en la puerta”.
Zúñiga contó que se devolvió hacia la menor, se inclinó hacia ella y le preguntó qué pasó.
“No me respondió nada. Nada más me señaló con la mano derecha el primer cuarto, le leo los labios y me dice que los teléfonos están en el cuarto. No lo dice en voz alta, se lo leo en los labios. Me levanto, voy hacia el cuarto y agarro los dos celulares”, apuntó.
Gracias a que tenía los aparatos, recordó Zúñiga, pudo llamar a la mamá de Joseph para darle la noticia.
“Luego, uno de los dos oficiales que llegaron me dijo que dejara los celulares ahí (en el apartamento), para no meterme en problemas”, concluyó.
El juicio contra Ríos Mairena continuará este jueves en los Tribunales de Liberia.
A él se le imputan los homicidios de Ingrid Massiel Méndez Serrano, Dayana Martínez Romero, Ariel Antonio Vargas Condega y los novios Stephanie Hernández García y Joseph Briones Solís, todos tenían edades entre 22 y 24 años.
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