Desde hace ocho meses, el viceministro de Seguridad, Manuel Jiménez Steller, ha liderado el Servicio Nacional de Guardacostas (SNG), a pesar de no cumplir con los requisitos establecidos por ley. La norma 8000, que da origen al SNG, exige que el director de ese cuerpo posea una licenciatura en una carrera afín o un bachillerato otorgado por una academia naval, además de contar con al menos cinco años de experiencia en el ámbito naval. Sin embargo, Jiménez no cumple con estas exigencias.
El recargo consta en el acuerdo 15-2024 MSP, del pasado 2 de febrero, firmado por el ministro del ramo, Mario Zamora. En el mismo se resuelve “trasladar temporalmente y como recargo”, el ejercicio de las funciones atinentes al puesto de Director del Servicio Nacional de Guardacostas al señor Manuel Jiménez Steller.
En los considerandos se explica que el ajuste responde a la jubilación de Martín Arias Araya, quien se había acogido a ese derecho apenas un día antes, el 1.° de febrero anterior. Agrega que, mientras se concluyen los trámites para designar al servidor idóneo para ese cargo, “por razones de oportunidad, interés público y necesidad institucional”, resulta necesario trasladar, temporalmente, el ejercicio de las funciones al viceministro de Unidades Especiales.
El nombramiento, en interinazgo, fue notificado a todos los despachos en el oficio MSP-DM-DVUE-195-2024, el 19 del mismo mes, por el propio Jiménez.
El artículo cinco de la Ley 8000, ley de Creación del Servicio de Guardacostas, es el que establece los requisitos para asumir el cargo de director. Jiménez, quien se desempeñó en el pasado como fiscal del Ministerio Público en Limón, no cumple con las condiciones de carrera y experiencia naval y solo cumple con la exigencia de ser costarricense.
La Nación consultó este viernes, a las 9:35 a. m. al Ministerio de Seguridad sobre los criterios utilizados para trasladar la dirección interina a Jiménez, pero al cierre de esta publicación no se había obtenido respuesta.
En declaraciones a CRHoy, el ministro Mario Zamora sostuvo que el viceministro no es el director de Guardacostas, “está avocado, es el acto de avocación de Guardacostas lo que él tiene. Está a cargo”, dijo. Sin embargo, en un documento, fechado el 26 de abril, Jiménez Steller firma una orden de vacaciones para un subalterno y lo hace como viceministro y director a. i. de Guardacostas.
Opinión de abogados laboralistas
El abogado laboralista, Carlos Gómez, precisó que indistintamente de si se trata de un puesto en propiedad o en interinazgo, el responsable debe cumplir con los requisitos establecidos por ley.
Paola Gutiérrez, de la firma Caoba Legal, indicó que existen casos muy puntuales donde se demuestra inopia, es decir, la ausencia de candidatos que cumplan con los requisitos necesarios para el puesto. “En caso de que sea así, el nombramiento debe especificar que es por inopia; de lo contrario, resulta sospechoso”, puntualizó.
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Por su parte, la laboralista María Marta Salazar Muñoz coincidió en que un nombramiento de este tipo debería responder a una “urgencia calificada”. Salazar explicó que, en situaciones de premura, se podría justificar el nombramiento de una persona que no cumpla en su totalidad con los requisitos, siempre que se justifique la necesidad del cargo. “Para efectuar un nombramiento por inopia se debe demostrar que no existen candidatos calificados para estar en el puesto, ni a nivel interno, ni a nivel externo de la institución y así se podrían mientras tanto “suavizar” ciertos requisitos como la cantidad de años de experiencia”, señaló Salazar.
En cuanto a la permanencia en un cargo interino, el abogado Carlos Gómez aclaró que no existe una norma que limite el tiempo de los interinazgos. Ejemplificó que, en el Poder Judicial, muchos funcionarios han ocupado puestos de manera interina durante largos periodos. “No hay una norma que establezca plazos; el plazo lo define la circunstancia que llevó a esa persona a ocupar el interinazgo”, recalcó Gómez.
El MSP no ha informado si existe un concurso para nombrar a un director permanente de Guardacostas.
Cambios de Guardacostas
En su rol como director a. i. del Servicio Nacional de Guardacostas, Manuel Jiménez Steller ha implementado una serie de cambios dentro de la institución. Entre ellas, el traslado de la Academia del Servicio Nacional de Guardacostas (SNG), que operaba en Quepos, Puntarenas, desde el 2011, hacia La Rita de Pococí, Limón, a más de 100 kilómetros de la costa más cercana.
Este traslado ha tenido un impacto significativo en la estructura de la Academia. En el proceso, la institución perdió el 68 % de su personal, pasando de 16 a solo 5 funcionarios. De los 11 empleados reubicados, la mayoría fue asignada a otras sedes de Guardacostas en Golfito, Quepos y Puerto Níspero, lo que dejó a la Academia con solo tres instructores y un oficial de guardia para encargarse de la formación de nuevos agentes. Lo que agrava la situación es que estos funcionarios, todos residentes de Quepos, ahora deben desplazarse casi 250 kilómetros, lo que equivale a un trayecto de casi cinco horas, para llegar a su nuevo lugar de trabajo en Pococí.
El traslado afectó el entorno formativo de los nuevos oficiales de Guardacostas. Mientras que en Quepos los aspirantes podían realizar entrenamientos en el océano Pacífico, enfrentándose a las condiciones reales del mar para aprender técnicas de rescate acuático y supervivencia, en Pococí deben conformarse con entrenar en una piscina de 25 metros de la Academia Nacional de Policía.
La reubicación de la Academia, que se concretó el 11 de julio de 2024, fue una decisión ordenada por el propio viceministro Steller. En su informe MSP-DM-DVUE-MJS-315-2024, Jiménez justificó el traslado argumentando que el edificio de la Academia en Quepos necesita reparaciones urgentes que el Ministerio de Seguridad Pública no está en condiciones de realizar en este “momento histórico”. Además, señaló que la estructura se encuentra en un terreno que pertenece a la Municipalidad de Quepos y tiene una declaratoria de Patrimonio Nacional, lo que dificulta aún más la posibilidad de intervenir en su mejora.
Retirada de grupo táctico del paso narco
Bajo su dirección, también se cerró el puesto de control de Guardacostas en Bahía Drake, en el cantón de Osa, al extremo sur. Se trataba de un punto estratégico en la lucha contra el narcotráfico, específicamente para frenar el tránsito de lanchas cargadas de cocaína que provienen del Pacífico colombiano. Sin que haya trascendido la fecha, en las últimas semanas el equipo especializado de oficiales que operaba en esa zona fue reubicado en Quepos y Golfito, ambos lugares a unas dos horas de distancia en lancha.
Tres autoridades policiales, familiarizadas con la situación, advirtieron que este “cierre” del puesto de control en Drake debilita significativamente los esfuerzos contra el narcotráfico.
Uno de los expertos consultados recordó que en 2020 un equipo de investigadores de la Administración para el Control de Drogas (DEA) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos visitó Costa Rica y documentó la magnitud del tráfico en la zona de Drake-Sierpe. Durante ese año, se estimó que 500 toneladas de cocaína y 600 toneladas de marihuana ingresaron al país a través de esta región. Mientras la cocaína en su mayoría se reexporta hacia otros mercados, la marihuana permanece en Costa Rica, saturando las calles.
Las investigaciones revelan que las embarcaciones, incluidas lanchas rápidas y semisumergibles, llegan hasta la desembocadura del río Sierpe, donde los traficantes se ocultan entre áreas silvestres protegidas y fincas privadas. Desde esos puntos, logran transportar la droga hasta la carretera Interamericana Sur, un corredor clave que les permite cruzar el país con destino al Caribe. Es desde esta región donde las redes de narcotráfico coordinan la exportación de la droga hacia mercados internacionales, principalmente en Europa y Estados Unidos.