Un femicidio más se registró en Costa Rica en el precario El Dique, en Taras de Cartago. Una joven de 18 años, identificada como Amaly Rodríguez Martínez, perdió la vida tras ser gravemente herida por disparos de arma de fuego en el rostro. El incidente ocurrió cerca de las 10:30 p.m. de este sábado, cerca del antiguo taller Claudio Zúñiga.
La joven fue llevada al Hospital Max Peralta por su padre y su novio, principal sospechoso, quien le aseguró: ‘¡Yo no la maté, yo no fui!’
Según lo relatado por el padre de la víctima, Lenin Rodríguez, a La Nación, él se encontraba en su hogar, a solo tres casas de distancia de donde ocurrió el crimen, acompañado de algunos familiares. Al escuchar los disparos, salió corriendo y fue informado por los vecinos de que su hija había sido herida, luego de que el novio pidiera auxilio.

Al llegar a la casa del novio de su hija, un joven de 17 años, encontró a Amaly tirada en la cama, bañada en sangre.
“Cuando escuché los tiros, salí corriendo y escuché el nombre de mi hija. Los vecinos me dijeron que ella estaba herida”, recordó Lenin, visiblemente afectado.
Sin perder tiempo, cargó a su hija junto con su hija mayor y salió corriendo hacia el taxi con el que trabaja, para trasladarla rápidamente al hospital. A pesar de los esfuerzos realizados, al llegar al centro médico, su hija ya había fallecido.
El crimen ocurrió en la casa del novio de Amaly, un joven con quien ella había mantenido una relación durante al menos dos años, aunque Lenin había expresado su descontento con la relación desde el principio. El padre de la joven, entre lágrimas, indicó que le había prohibido a su hija estar con él, ya que sabía que el sospechoso “andaba en cosas”.
Lo que parecía ser un acto desesperado por salvar la vida de su hija pronto tomó un giro inquietante. El novio de la joven, quien había estado presente en la vivienda al momento de los disparos, se subió al vehículo con Lenin.
“Yo solo quería salvar la vida de mi hija, no presté atención a nada más”, comentó el padre entre sollozos. Sin embargo, mientras se dirigían al hospital, el joven comenzó a hablar de manera inquietante. “Yo no la maté, yo no fui, yo no fui”, repetía constantemente. Lenin, en ese momento, no comprendió la magnitud de sus palabras.

Al llegar al hospital, Lenin ingresó a emergencias con su hija, pero el joven de 17 años, quien había viajado con ellos en el taxi, decidió huir del lugar. Esta acción fue confirmada por Erick Calderón, director de La Fuerza Pública en Cartago.
“Cuando el padre estaba trasladando a la mujer, el menor también se sube al taxi y, una vez en el hospital, toma otro rumbo, mientras que el papá hace las diligencias dentro del hospital”, explicó Calderón.
A pesar de negar ser el responsable del crimen, la huida del joven al hospital lo coloca como el principal sospechoso. Según el parte policial emitido por la Delegación de Cartago, la Policía encontró cinco indicios balísticos en el lugar del crimen.
Por el momento las autoridades se encuentran en la búsqueda del joven.
“La Fuerza Pública tiene plenamente identificada a esta persona. Se ha estado rastreando tanto en el sector de Cartago como en la zona de San José, donde al parecer es el muchacho”, declaró Calderón, quien aseguró que están colaborando con el OIJ para dar con el paradero del sospechoso”, dijo Erick Calderón.
Ola de femicidios
El femicidio registrado este sábado en Taras de Cartago es el decimoquinto en lo que va del 2025, y resalta la creciente preocupación por la violencia de género en Costa Rica.
El caso de Amaly Rodríguez se suma a una serie de hechos trágicos que han sacudido al país, dejando una vez más en evidencia la urgencia de tomar medidas para prevenir este tipo de crímenes.}
Lo más inquietante es que solo 12 horas antes de este femicidio, las autoridades judiciales hallaron el cuerpo de Marcela Alexandra Hernández López, una joven de 19 años desaparecida desde finales de marzo.
El hallazgo de sus restos, semienterrados y con aparentes señales de haber sido quemados, ocurrió en una finca de Las Vueltas de La Cruz, en Guanacaste. Esta nueva tragedia reafirma la existencia de un patrón de violencia que afecta especialmente a mujeres jóvenes, muchas veces en contextos de relaciones personales, que deberían ser de confianza.

Marcela Hernández, vecina de Pijije de Bagaces, había sido vista por última vez el 23 de marzo en el barrio Las Brisas de La Cruz, pero la denuncia por su desaparición no se presentó sino hasta el 27 de ese mes.
Su cuerpo fue encontrado luego de una exhaustiva investigación que incluyó visitas a varias localidades, y cuyo resultado fue informado por el director del Organismo de Investigación Judicial, Randall Zúñiga.
En su publicación, Zúñiga cerró con el mensaje “NO MÁS FEMICIDIOS”, resaltando la grave situación que enfrenta el país.
Para Larissa Arroyo, abogada especializada en derechos humanos y violencia de género, las cifras son un claro reflejo de la grave crisis que atraviesa el país en términos de violencia contra las mujeres. La experta subraya que el femicidio es un crimen de odio, no solo contra la víctima, sino contra toda la sociedad, pues envía un mensaje aterrador sobre los derechos y la autonomía de las mujeres.
“Eso se suma a discursos violentos y de odio por parte de las autoridades. Cuando una autoridad tiene un discurso de odio, lo que hace es naturalizar ese tipo de violencia. Si yo veo una figura de autoridad con ese tipo de conducta, en mi mente se convierte en una cosa normal”, agregó la experta, aunque aclaró que esta no es la única causa.