Andrés Mora es doctor en robótica, amante del fútbol, el buceo, la fotografía y el cine. Él asegura que es un “chavalo común”, a pesar de que su trabajo lo ha llevado a diseñar e implementar robots capaces de operar en ambientes extremos, tales como lagos subglaciales, volcanes, aguas termales y exploración planetaria.
Este exalumno del Colegio Calasanz y de la Universidad de Costa Rica, se especializó en Robótica en Japón , es doctor en esa disciplina y fue uno de los rostros jóvenes que aportaron ideas frescas en el pasado TEDx Pura Vida , celebrado en el Auditorio Nacional, Museo de los Niños, el 27 de febrero.
Mora contó que en Latinoamérica hay talento para la disciplina de sus amores, y que el aporte de cada quien cuenta.
El joven científico conversó con La Nación sobre su visión de la robótica y la interacción entre humanos y máquinas.
¿Qué representa la robótica en la vida de Andrés Mora?
Uno se da cuenta de lo complicadas que son las cosas, de lo dotados que somos al tener la capacidad de, por ejemplo, levantarnos y dirigirnos a las gradas para bajarlas si así lo queremos. Sin embargo, ¿cuántos científicos, cuántos ingenieros, cuánto poder se necesita para conseguir que un robot pueda hacer solo esa tarea? Ya solo eso es una tesis de maestría (...).
”Cuando te das cuenta de la complejidad de las cosas, también te das cuenta de lo poquito que se sabe (...).
” Uno quiere ser como el Cookie Monster (el Comegalletas), quiere hacerlo todo, saberlo todo y entenderlo todo acerca de la robótica”.
¿Cómo comenzaste a adentrarte formalmente en este mundo?
Tuve varios momentos en los que sentí que quería “travesear” las cosas, pero fue en el 2001, cuando hice una pasantía con Franklin Chang en Ad Astra , cuando conocí a un científico de la NASA llamado Alberto Behar.
”Él me presentó a quien sería mi profesor en Japón, Kazuya Yoshida, y desde entonces ya tenía ganas de combinar la electrónica, la mecánica y la programación. Continué con las búsquedas para estudiar afuera, me puse las pilas para ganarme una beca, me postulé en la embajada y la gané. Estudié mi maestría y doctorado en Japón”.
¿Se ha sorprendido a usted mismo resolviendo situaciones de la vida cotidiana con robótica?
Me pasa todo el tiempo. Voy a la Universidad de Arizona en bicicleta. Parte de mi doctorado fue la optimización de rutas para robots, con el fin de minimizar el impacto y optimizar la capacidad de energía que debían llevar.
”Mientras más corta fuera su ruta, más energía tendrían para utilizar en tareas de exploración.
”A veces, en mi viaje a la universidad, me sorprendo calculando cuál es el valor óptimo, con índices como tiempo que tardo, energía que invierto y distancia, aunque siempre hago la misma ruta en bicicleta. Entonces me digo: ‘Mirá alrededor tuyo, mirá qué bonito está el día’. Eso sí, tampoco es que me pongo a hablar solo ni nada ( ríe )”.
Alguna gente critica que ahora se está más pendiente de las máquinas que de los humanos. Alguien que trabaja en robótica, ¿qué podría decir al respecto?
Eso depende mucho de la cultura de un país. En Japón, por ejemplo, están empezando a envejecer y, para hacer frente al problema de quién cuidaría de las personas mayores, tenían tres opciones: suavizar un poco la política inmigratoria para ayudar a enfermeras filipinas a llegar al país para cuidar de la gente, cambiar la mentalidad de ellos y permitir que extranjeros lleguen a Japón para casarse y hacer su vida con japoneses, y, la tercera, que robots vengan a cuidar a los abuelitos. Escogieron la última.
Ellos adaptaron la cultura milenaria de Japón con la tecnología y la tendieron como un puente.Por eso te digo que depende mucho de la cultura de un lugar, porque en Costa Rica, imaginate que le encargués tu abuelita a una máquina.
”Pero ve qué interesante, cuando la gente comienza a tener interacción con máquinas que los ayudan de una u otra forma, empiezan a generar empatía; entonces ya no lo ven como una máquina. Lo mismo pasa con la computadora que usás todos los días, hasta la personalizás con calcomanías
¿Por qué hay quienes critican a los robots?
Hay mucha gente que los critica, de la misma manera como se criticaba a la gente que hacía “zapatos para caballos” (herraduras) o cuando veían que un “carajo” estaba haciendo una llanta para un carro: años después, todos querían un carro. Lo mismo pasa con la robótica. A mí no me asustan los robots porque sé cómo funcionan; quienes se asustan con los robots es porque no saben qué es lo que pasa con ellos; de ahí viene el asunto. Cuando ya ha pasado el contacto inicial, la cosa se vuelve natural, de una u otra forma nos adaptamos.
¿Qué significa para usted la experiencia del TEDx?
Yo me veo como un chavalo común y corriente; no me siento nada genio. Siempre he visto las charlas TED y TEDx, veo de todo tipo de trabajos no solo de robótica, y de repente que me tomen en cuenta para una audición (...), yo estaba todo contento.
”Luego, que me hayan dado la oportunidad de compartir un poco esa pasión que tengo por lo que hago, no lo puedo tomar de otra forma que con mucha responsabilidad y humildad. Es un gran honor participar en un evento tan bonito que va dirigido a todo el mundo; es de esas cosas que le van a cambiar la vida a uno; yo espero por lo menos haber motivado aunque sea a una sola persona, motivarla para que se interese en la robótica o la tecnología; con eso ya me siento feliz”.