Nueva York
Los padres a menudo son responsables, directa o indirectamente, cuando niños y adolescentes se enganchan con medios electrónicos, jugando videojuegos o enviando mensajes de texto muchas horas al día en vez de interactuar con el mundo real y su gente. La sobrecarga digital puede menoscabar el crecimiento social, emocional e intelectual del menor.
Esta triste conclusión de muchos expertos en desarrollo infantil los ha llevado a sugerir formas en que los padres pueden prevenir o rectificar el problema antes de que ocurra algún daño excesivo.
"No hay nada con respecto a esto que no pueda arreglarse", dijo Catherine Steiner-Adair, psicóloga afiliada a la Universidad de Harvard. "Y mientras más pronto, mejor".
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Como lo dijo la terapeuta familiar Susan Stiffelman en el diario The Huffington Post, los padres de familia no están preparados "para lidiar con el intenso tirón y naturaleza altamente adictiva de lo que el mundo en línea tiene para ofrecer. Como padres, tenemos una oportunidad de conducir a nuestros hijos para que ellos aprendan hábitos que les ayuden a hacer uso del mundo digital, sin ser tragados enteros por él".
Dos expertos en la Facultad de Salud Pública de Harvard, Steven Gortmaker y Kaley Skapinsky, ofrecen una guía sin costo, "Outsmarting the Smart Screens: A Parent's Guide to the Tools That Are Here to Help" ("Superando la inteligencia de las pantallas inteligentes: Guía para padres de las herramientas que están aquí para ayudar"), así como actividades saludables con miras a contrarrestar el aumento de peso que puede resultar de pasar mucho tiempo frente a una pantalla.
Los niños pequeños no deberían tener sus propios teléfonos celulares o televisores en sus habitaciones, dicen, agregando que incluso con los adolescentes, no es demasiado tarde para fijar límites razonables con respecto al tiempo frente a la pantalla.
Steiner-Adair, autora de "The Big Disconnect: Protecting Childhood and Family Relationships in the Digital Age" ("La gran desconexión: Protección de relaciones de la infancia y familiares en la era digital"), citó dos conductas comunes entre padres de familia que pueden influir con fuerza sobre la tendencia de un menor a abusar de medios electrónicos. Algunos padres están conectados perpetuamente a sus propios aparatos, respondiendo a cada sonido de sus teléfonos celulares o tabletas, recibiendo y enviando mensajes en momentos que enfurecerían a la Señorita Modales. Otros padres de familia no logran establecer y hacer valer normas apropiadas para que sus hijos hagan uso de medios.
Los niños pequeños aprenden con el ejemplo, copiando con frecuencia la conducta de adultos. A menudo veo a niños en andaderas o caminando con un padre o cuidador que está conversando o enviando mensajes de texto por celular, en vez de conversando con los niños a su cargo. Steiner-Adair dijo que los padres deberían reconsiderarlo antes de hacer uso de un aparato móvil cuando estén con sus hijos. Ella sugiere que los padres revisen el correo electrónico antes de que los niños se levanten, mientras están en la escuela o después de que vayan a la cama.
Una niña entre los 1.000 niños que ella entrevistó para preparar su libro dijo: "Siento como que simplemente soy aburrida. Estoy aburriendo a mi papá porque él responde a cada mensaje de texto, telefonema, a cualquier hora, incluso en el teleférico del esquí". Una niña de cuatro años de edad dijo que el teléfono inteligente de su papá era un "teléfono estúpido".
Jenny S. Radesky, pediatra en el Centro Médico de Boston, quien con dos colegas observó a 55 grupos de padres de familia y niños en restaurantes de comida rápida, notó que 40 de los adultos sacaron de inmediato aparatos móviles y los usaron a lo largo de la mayoría de la comida. Con frecuencia, se prestaba más atención a los aparatos que a los niños.
Aunado a esto, los investigadores encontraron que cuando los padres estaban absortos con sus propios aparatos, era más probable que los niños hicieran un berrinche, al parecer en un intento por captar la atención de sus padres.
A Steiner-Adair le preocupa en particular el fracaso de los padres de familia para prestarle atención plena a sus hijos "en momentos cruciales del día, como cuando se les lleva a o recoge de la escuela. Esta debería ser una zona exenta de teléfonos celulares para todos; nada de Bluetooth para los padres o aparatos para los niños. Para los niños, la hora a la que los recogen de la escuela es un momento de transición de suma importancia, un momento para que ellos descarguen su día. Los padres no deberían estarles diciendo: 'Espera un momento, tengo que terminar esta llamada'''.
De manera similar, dijo, cuando los padres vuelven a casa del trabajo, "deberían cruzar la puerta ya desconectados y usar la primera hora en que están en casa como un tiempo para reconectarse con la familia. Los niños aborrecen la frase 'solo revisando' que los padres de familia usan con frecuencia para justificar una conducta muy descortés y enfurecedora".
Los padres o niños tampoco deberían estar usando aparatos cuando la familia sale a comer, dijo la psicóloga. "Se está perdiendo el arte de comer y la conexión entre comida deliciosa y conversación estimulante, no solo en restaurantes sino también en casa", destacó.Steiner-Adair atribuye un reciente aumento de 20% en lesiones accidentales registradas en salas de emergencias pediátricas a la incapacidad de cuidadores de prestarle atención plena a quienes se supone que están vigilando, como infantes y bebés en la tina o niños en el gimnasio de la selva. "El tiempo de reacción y atención no es igual cuando se está enviando mensajes o hablando por celular", dijo.
Stiffelman, autora de "Parenting With Presence", se da cuenta de que los intentos por modificar la conducta digital pueden enfrentar resistencia. Sin embargo, dijo, reviste importancia no tener miedo y mostrarse decisivo, así como evitar negociaciones.
"Reconozca que su hijo está molesto sin echarle un largo sermón sobre las razones por las cuales no pueden tener lo que quieren", dijo. "Los niños se convierten en adultos fuertes y adaptables cuando viven la decepción. Está bien que sus hijos estén furiosos, aburridos o nerviosos por perderse lo que sus amigos están haciendo en línea".
Ella y otros expertos exhortan a los padres de familia a establecer horas del día sin aparatos, como la primera hora después de la escuela y la hora antes de ir a la cama. No debería permitirse el uso de teléfonos celulares y tabletas a la mesa del comedor.Stiffelman sugiere que los padres "hagan tiempo para actividades de la vida real con sus hijos que les permitan saber que ellos valen la pena su tiempo y atención total. Juntos, hagan cosas que nutran su relación".
En cuanto a controlar el tiempo que los niños pasan con los medios digitales, la guía de Harvard asienta enfáticamente que es la responsabilidad de los padres: "Debido a que los aparatos pueden encenderse en cualquier momento, como padre de familia se debe vigilar su uso, llevar cuenta del tiempo y después asegurarse que se respeten las reglas acordadas".