Ciudad de Fujisawa, Japón.
Cuando queremos caminar, las piernas se mueven sin que lo pensemos, aunque, de hecho, así sucede a cada paso.
Lo mismo pasa al levantar un brazo o realizar cualquier otro movimiento. Sin embargo, debido a la vejez o a ciertas enfermedades o accidentes, muchas personas pierden esta condición fisiológica.
En Japón, el creciente envejecimiento de su población está obligando al país a buscar soluciones por los efectos que este proceso natural podría tener sobre su economía y los esqueletos robóticos se vislumbran como una alternativa para atender este reto y mejorar la calidad de vida de las personas.
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Aunque todavía espera su aprobación oficial, sus inventores sostienen que esta tecnología ayuda a quienes afrontan enfermedades del sistema nervioso o sufrieron un accidente, a recuperar el uso de sus extremidades, pues entrena su cerebro para que restaure sus funciones.
¿Cómo trabajan? En un cuerpo saludable, cada músculo recibe señales del cerebro para activarse tan fuerte o rápidamente como se desee. Esas órdenes o impulsos neurales se transmiten por el sistema nervioso.
Conforme los impulsos avanzan por la espina dorsal, débiles señales bioeléctricas de estos escapan a la piel. Este hallazgo condujo a la invención de un esqueleto o traje robótico que atrapa dichas señales mediante sensores sobre el cuerpo.
Al detectar las señales, el sistema las procesa velozmente e identifica el movimiento. A continuación, el traje, llamado HAL (Hybrid Assitive Limb, o extremidad híbrida de asistencia) empieza a accionar su articulación mecánica para que la persona logre moverse.
Este enfoque del pionero japonés en robótica, el doctor Yoshiyuki Sankai, contrasta con el de generaciones pasadas de asistentes mecánicos que, para trabajar, se basaban en el movimiento físico de personas no necesariamente con limitaciones.
Creado por la compañía Cyberdyne de Sankai, distintas versiones del traje HAL pueden aplicar más fuerza a la que el individuo podría aspirar conforme sus funciones decaen con los años, por enfermedades o accidentes.
En el centro de terapia y entrenamiento Shonan Robo, en la ciudad de Fujisawa (prefectura de Kagawa), se desarrolla incluso el programa HALFit. Aquí, adultos mayores y sus familias pagan sesiones de entrenamiento con trajes robóticos para mantener en forma sus funciones físicas.
La innovación y apuesta del programa consiste en practicar ejercicios con las piernas, como sentarse, ponerse de pie y caminar, para así promover el bienestar general de mente (sistema nervioso) y cuerpo.
Este tipo de robótica y de aplicaciones, lejos de revelarse contra el curso natural del envejecimiento, propone convertir la vejez en un proceso útil e inteligente, partiendo del hecho de que cualquier ser humano, en cualquier momento de su vida, querría seguir siendo útil y relevante para sí mismo y para los otros.
Desde esta premisa, Sankai ha pasado décadas investigando y guiando el campo académico de la cibernética en la Universidad de Tsukuba (norte de Tokio). Su idea es buscar la fusión justa entre humano, máquina y sistemas de información.
Para Sankai, la tecnología pierde relevancia si falla en mejorar la vida de las personas, y su invento sintetiza dicha filosofía.
Hombres y mujeres que usen este tipo de robótica en una o ambas piernas, podrían recuperar el movimiento perdido con los años o a causa de males como esclerosis múltiple o infartos, sin excluir otros males degenerativos del movimiento.
Modelos. De este sistema hay dos variantes llamadas HAL Labor Support y HAL Care Support enfocadas en trabajo pesado, como el levantamiento de pacientes en cama o cajas en una fábrica.
Cyberdyne, además, ya desarrolla una armadura robótica de cuerpo entero para asistir todas las extremidades.
Eventualmente, este tipo de traje con sistema de refrigeración y una chaqueta blindada contra radiación, podría permitir el desmantelamiento y limpieza de reactores nucleares, incluida la remoción de desechos en la antigua central de Fukushima.
Hoy, esta tecnología está certificada en la Unión Europea para uso médico y terapia física, y se ha convertido en el primer aparato robótico terapéutico del mundo. En Alemania, la versión clínica de HAL ya se incluye en el seguro de compensación de los trabajadores públicos.
Así HAL se perfila como un recurso para permitir a adultos mayores seguir moviéndose con independencia, permanecer productivos y vivir más años sin dependencia excesiva de terceros.