Era algo que fantaseaba: poder encender y apagar las luces de mi casa desde el celular y desde cualquier lado del mundo. Y se me cumplió muy sencillamente. Quizás usted ha observado los anuncios de los bombillos etiquetados como “Wi-Fi Led” o “smart bulb”. Yo los veía, pero, con solo imaginar que había que comprar e instalar una base o algún sistema eléctrico, ni siquiera les di importancia.
Hace dos semanas, decidí ver de qué se trataba esta tecnología y compré en una tienda local en Internet un paquete de cuatro unidades de “bombillos inteligentes”. Me costaron ¢27.400 más ¢2.800 de envío, es decir, ¢7.550 cada uno.
Resulta que estaba totalmente equivocado: ni necesitan de una “base” o un “hub” para controlarlos, sino, solo de una simple aplicación celular. Tan simple, que la misma “app” gratuita me guía para incorporarlos al encendido/apagado.
La “app” está disponible para los sistemas operativos Android, IOS y Harmony (de Huawei) y desde allí se opera todo: no solo se encienden o apagan las luces, sino que se les gradúa la intensidad, el tiempo de ambiente (normal, lectura o nocturno) y hasta se puede programar el horario de encendido y apagado. Obvio, hay que contar una red Wi-Fi en el hogar, negocio o sitio de trabajo y hay que enlazar esta “app” a esa red.

Sincronizar el bombillo con la “app” es tan simple como colocarlo en el “socket”. En segundos, comienza a parpadear y ese es el momento de abrir la “app”. Allí, se ve un signo de sumar (+) y con solo apretarlo se despliegan los tipos de aparatos que uno puede agregar, como son bombillos, enchufes y electrodomésticos que operan con Wi-Fi.
Una vez agregado al menú, comience a encender y apagar luces desde cualquier lado y lo beneficioso es que la misma aplicación le indica qué luces están prendidas o no. A cada una se le puede renombrar y poner el nombre de “luz de afuera”, “luz de puerta”, “luz de sala”, “luz de comedor”, “luz de patio”, “lámpara de cocina”, etc.
El consumo de estos bombillos es bajísimo. Los primeros que adquirí son de alta luminosidad pues tienen un brillo de 1.000 lúmenes y son de 10 W (dan el equivalente a 80 watts). Son un poco más grandes que un bombillo normal. Me entusiasmé tanto que pedí otro paquete, pero de bombillos de tamaño regular que son de 800 lúmenes y 9 W (equivalente a 60 watts). Y ambos funcionan, según dicen las especificaciones, con 100 o 220 voltios.
Pero, resumo: cada bombillo trae, internamente, el sistema que se conecta a Wi-Fi y no hay que tener nada más que un celular y una “app” para controlarlo.
Otra cosa: si usted quiere seguirlo operando con el interruptor de pared, perfecto, lo puede hacer. Solo que, si deseara activar o desactivar remotamente, antes de salir de su hogar asegúrese de dejar en posición de encendido el interruptor.

Mi entusiasmo por esta tecnología de manejo remoto también me llevó a comprar los enchufes Wi-Fi o “smart plug”. Se sincronizan con la “app” al igual que los bombillos: en segundos. Con solo conectarlo a la red eléctrica y oprimir un botón que tiene en un costado, la aplicación lo reconoce. Se le da “agregar” y ya: allí puede encender a distancia una lámpara, un ‘coffee maker’ u otro aparato de uso en su hogar u oficina. Su precio: ¢8.000 por unidad.
