Probablemente, en los últimos días sus redes sociales se inundaron de imágenes artísticas con el rostro de sus conocidos. Se trata de los famosos avatares creados con la aplicación Lensa AI, desarrollada por Prisma Labs, que pese a tener oficinas en Estados Unidos, es de origen ruso.
Para obtener estas imágenes artísticas, en las que los usuarios parecen guardias espaciales o protagonistas de un anime, es necesario darle acceso a la aplicación a al menos 10 fotografías de nuestro rostro. Lo que los internautas ignoran es que esto puede representar un riesgo para la seguridad.
Tras obtener acceso a las imágenes de los rostros y, por lo tanto, a los patrones biométricos, los cuales son diferentes para cada ser humano, la aplicación crea automáticamente una serie de artes que pasan a ser propiedad de la compañía.
“Lo que causa preocupación es que los usuarios no realizan una investigación corta del origen de la aplicación y tampoco de los permisos que solicita la aplicación una vez instalada”, explicó a La Nación Esteban Jiménez, experto en ciberseguridad.
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Según Jiménez, Lensa AI consume numerosos datos personales, los cuales son revendidos por los desarrolladores. “Uno de los grandes consumidores de los datos biométricos, especialmente en Rusia y China, son los mismos gobiernos y los organismos de inteligencia; por lo tanto, al marcar el consentimiento, se le da permiso a la aplicación para revender a cualquiera los datos del rostro”, explicó el experto.
Otro de los riesgos al utilizar el programa es que los desarrolladores no solo mercadean los datos biométricos de los usuarios, sino también los datos de los dispositivos. “La aplicación toma nuestros datos biométricos, nos liga con un dispositivo en específico y también nos liga a una ubicación geográfica”, alertó Jiménez, quien además aseveró que en el Occidente sí existe una fuerte legislación de protección de datos, pero en países como Rusia no.
Es importante destacar que desde que los dispositivos móviles están programados para saber reconocer los rostros, la biometría facial pasó a ser una “huella digital” más. Incluso, hasta las aplicaciones bancarias permiten que los usuarios efectúen transacciones solo con poner el rostro frente a la cámara. “La gente no está considerando que con la información del rostro se puede rastrear a los individuos en cualquier parte del mundo”, manifestó Jiménez.
El programa asegura entre sus normas que las fotos de los usuarios se borrarán después de 24 horas de ser subidas al sistema; sin embargo, para el experto en ciberseguridad, ese periodo es más que suficiente para que todos los datos ya fueran comercializados.
Por otro lado, la aplicación contiene derechos de autor que no benefician al internauta, pues si alguna de las ilustraciones que genera el sistema se hace exitosa, Lensa AI tiene los derechos absolutos sobre esa imagen; es decir, si el rostro de una persona alcanza cierta popularidad, puede ser monetizado, pero no por el usuario, sino por la aplicación.