Si usted es padre de familia y tiene hijos que se conectan a Internet, debería prestar atención a las palabras sexting y grooming, dos de las amenazas a las que están expuestos sus hijos cuando navegan en la red.
El sexting consiste en el envío de mensajes eróticos o imágenes de desnudos o semidesnudos entre los adolescentes y, según explica la plataforma en línea Crianza Tecnológica, “es más que un juego privado y tiene graves consecuencias legales y emocionales”.
Entre tanto, el grooming es una actividad que implica que un adulto intente persuadir a un menor de edad, creando con este un vínculo emocional y de confianza, para posteriormente obligarlo a realizar actividades sexuales.
Matías Porolli, especialista argentino en seguridad informática de ESET Latinoamérica, comentó a La Nación que el sexting aprovecha el anonimato que brinda Internet y puede prestarse para extorsiones.
El atacante puede crear identidades falsas, “ponerse en contacto con una persona real, motivarla a compartir fotos (comprometedoras) y luego presentarse como un criminal y decir: ‘tengo tus fotos privadas y si no me das dinero o algo cambio, las voy a mostrar”, afirmó Porolli.
Según el experto de ESET, el grooming es una práctica similar, pero se presenta específicamente con infantes. “Sabemos que un niño es mucho más proclive a no cuestionarse o no desconfiar, como lo haría un adulto”, detalló Porolli.
Por esa razón, destacó la importancia de que los padres estén al tanto de la navegación que hacen sus hijos en Internet.
Incluso, aseguró que pueden echar mano de navegadores para niños, los cuales filtran resultados para evitar que los pequeños puedan ver contenidos como pornografía o violencia.
Acompañamiento. Para Mariam Carpio, especialista en niñez, adolescencia y tecnología de la Fundación Paniamor, la solución al problema no está en bloquear el acceso a las nuevas herramientas digitales, sino más bien en que los padres puedan brindar ese acompañamiento a sus hijos y predicar con el ejemplo.
“Los papás cuentan (en redes sociales) toda su vida de pareja, ponen fotos; el uso irresponsable que hacen de Facebook repercute en sus hijos”, argumentó Carpio.
Además, según ella, los padres de familia pueden motivar a sus hijos a crear y utilizar avatares en vez de exponer sus fotos en línea. Así, el niño o adolescente podrá atribuir diversos rasgos de su personalidad a este avatar e interactuar de manera segura.
Otra de las recomendaciones de la experta es enseñarles a niños y jóvenes cuáles cosas pertenecen al ámbito de lo íntimo, cuáles son privadas y cuáles pueden ser públicas.
Carpio aconsejó a los padres recordarles sus hijos que las redes sociales no son un concurso de popularidad y que no deben tener miles de amigos en Facebook u otras espacios virtuales de socialización, sino que, por su seguridad, solo deben agregar a personas conocidas y confiables.
En caso de que un padre note que su hijo está “conversando” mucho con alguien, Carpio aseguró que no es correcto revisarle el historial del chat, sino más bien acercarse a él o ella y preguntarle sobre sus amistades.