Nueva York
La reciente adquisición de Waze por parte de Google muestra sus agresivos intentos por estirar los límites de la ley. La duda ahora es si el gobierno de Estados Unidos responderá y obligará a Google a devolver su juguete nuevo.
Waze, por el que pagó $1.300 millones, nació hace cinco años, tiene apenas 110 empleados y 50 millones de usuarios a nivel mundial.
Google está pagando una buena cantidad por Waze porque está en la intersección de dos campos en boga: la búsqueda de mapas y las redes sociales.
Los usuarios descargan la aplicación de Waze en su teléfono y luego ofrecen información sobre ubicaciones, rutas y tráfico, volviendo a los mapas más inteligentes. Este es un campo en que se cree se pueden ganar montones de dinero con publicidad relacionada.
pero quizá es más importante el hecho de que al comprar Waze mantiene a la tecnología lejos de las manos de Facebook, que se dice había ofrecido alrededor de $1.000 millones por la compañía, y Microsoft y Apple, que también ofrecieron, según se sabe, $400 millones a principios de este año.
Monopolio. Google es el actor principal, dominando los mapas móviles usados en smartphones, por delante de otros grandes actores como Apple, Microsoft y el propio Waze, y está comprando lo que parece es su mayor competidor.
Ambos tipos de sistemas (los de Google y los de Waze) son difíciles y complicados de crear, lo que significa que es poco probable que haya nuevos participantes.
Así que se podría pensar habría importantes problemas antimonopólicos con la adquisición.
Es aquí donde Google está presionando lo más posible a la ley.
Normalmente, para adquirir una compañía en Estados Unidos, se requiere que el comprador ofrezca al Departamento de Justicia o la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) lo que se conoce como un expediente Hart-Scott-Rodino. Esto notifica a las agencias de la transacción de manera que puedan revisar su cumplimiento de las leyes antimonopólicas.
El expediente también da pie a un periodo de espera durante el cual el gobierno puede retrasar la adquisición para comenzar una investigación a fondo para determinar si hay un problema antimonopólico.
Por eso, es común que las adquisiciones públicas se completen meses después de haber sido anunciadas.
Este es el proceso normal. Sin embargo, el único anuncio de Google del acuerdo parece decir que las compañías firmaron y cerraron el trato ese día, haciendo de Google el orgulloso dueños de Waze.
Según una persona cercana a Google, la compañía se saltó la presentación del expediente Hart-Scott-Rodino en base a una exención: este expediente no se requiere si la adquisición es de una compañía extranjera que tiene ventas y activos en Estados Unidos de menos de $71 millones. Waze es una compañía israelí con oficinas centrales en el Syllicon Valley, de manera que cumple con el criterio.
Además, es probable que no tenga $50 millones en ingresos mundialmente. Sin embargo, el criterio también analiza los activos. Dado que Waze vale $1.300 millones, es difícil ver que el valor de su propiedad intelectual en la operación estadounidenses no cumpla el criterio. Y la FTC ha asumido previamente la postura de que las compañías deben incluir este tipo de propiedad intelectual en la orientación informal.
Sin embargo, Google parece estar eludiendo cualquier revisión antimonopólica.
Un representante de Google declinó hacer comentarios, y una vez que Google la adquiera, se volverá más difícil forzarla a deshacer cualquier integración que hubiera hecho con sus propios servicios.
¿Qué opina Waze? Es probable que sus dueños hayan querido vender precisamente sobre esta base, evitando esta enorme posibilida de que el gobierno de Estados Unidos rechazara el acuerdo, un riesgo que Google quizá hubiera estado dispuesto a correr con Facebook y Apple rondando.
Pero el gobierno enfrenta un desafío. Dada la publicidad en torno a la adquisición, el gobierno casi seguramente emprenderá la revisión.
Los grupos defensores de los consumidores están merodeando, y el Consumer Watchdog Group ha escrito al gobierno para pedir una revisión a profundidad.
Como con acuerdos anteriores, el gobierno puede forzar a Google a vender Waze, o a aplicar otras restricciones, si hay un problema.
En parte, esto provendrá de cómo se defina al mercado: ¿es sólo mapas, es aplicaciones de mapas móviles, es instrucciones de mapas en smartphones?
En este último caso, es probable que la participación de mercado de Google se eleve mucho más con la adquisición de Waze.
Todo podría reducirse a cuán fácil sería para otra compañía imitar lo que Waze está haciendo.
Incluso si Google puede demostrar que este acuerdo no disminuye la competencia, la adquisición pudiera deshacerse si se encuentra que Waze encaja en los lineamientos del Departamento de Justicia como una “empresa que juega un papel perturbador en el mercado en beneficio de los clientes”.
Al menos, todo esto significa que la adquisición de Waze probablemente recibirá una revisión completa por parte del gobierno; y si decide tratar de deshacer esta adquisición, Google va a empujar los límites de la ley lo más que pueda.
La batalla empezará ahora. No es seguro que Google conserve a Waze sin restricciones.