Seúl
Samsung certificó este martes el fiasco del Galaxy Note 7 al suspender su producción, pedir a sus socios que dejen de vender este móvil de última generación y recomendar a los usuarios que lo apaguen por un riesgo de explosión.
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El gigante surcoreano intenta limitar las repercusiones para su imagen del escándalo de las baterías explosivas, uno de sus mayores contratiempos comerciales, en un momento de competencia exacerbada.
"(...) al considerar prioritaria la seguridad del consumidor hemos tomado la decisión final de parar la producción del Galaxy Note 7," indicó la compañía surcoreana en un comunicado. También pidió "a todos los operadores y minoristas que dejen de vender y cambiar el Galaxy Note 7".
Samsung aconsejó también que todos los poseedores de este modelo original del Galaxy Note 7 o de un aparato reemplazado "apaguen y dejen de utilizar" su phablet.
Esta decisión fue saludada por la autoridad estadounidense de protección del consumidor, que advirtió contra los peligros de esta phablet, tal como se llaman los modelos a medio camino entre los teléfonos inteligentes y las tabletas.
El anuncio del primer fabricante mundial de smartphones precipitó su cotización bursátil, con una caída del 8% en Seúl.
El anuncio certifica la debacle del Galaxy Note 7, lanzado por anticipado en agosto por Samsung para intentar pisar los talones a su gran rival Apple.
Samsung se vio forzado a ordenar el 2 de septiembre un llamamiento a revisión a escala mundial de 2,5 millones de unidades del Note 7, después de que algunos aparatos ardieran al estallar la batería durante la carga.
Las imágenes de teléfonos carbonizados que han inundado las redes sociales de todo el mundo en las últimas semanas, han sido una gran humillación para un grupo que se vanagloria de ser el campeón de la innovación y la calidad.