MOYOBAMBA, Perú (AFP) Amenazados por la deforestación y atacados por los cazadores para comerlos o para venderlos como mascotas, los monos lanudos han encontrado refugio no lejos de Moyobamba (noreste), en un rincón de la selva peruana, bajo la protección de una etnóloga francesa.
En Tarangué, sobre 50 hectáreas al borde del río Mayo, la asociación francesa Ikama Perú acoge sobre todo a estos primates, los más grandes del nuevo mundo, pero también los más amenazados por la destrucción masiva de la selva.
Los monos lanudos, que aún viven en libertad en Perú en el sur y en la región amazónica cerca de Brasil, están en vías de extinción ya que 70% de los ejemplares sacrificados son hembras con crías.
En el refugio, un pequeño equipo de cuidadores peruanos da protección actualmente a 25 de estos ejemplares y a 10 monos araña procedentes del tráfico ilegal o que han escapado de los disparos de los cazadores. Un viejo ejemplar incluso fue donado por un exclusivo club porque no le era útil a causa de su avanzada edad.
Más afortunado, el mono titi de los Andes no sirve como blanco de los cazadores debido a su delgadez, por lo que no llega a las mesas en las fondas de Moyobamba, ciudad de 35.000 habitatantes, a una hora en viaje en piragua desde el refugio.
En Tarangué los primates viven en semi-libertad y trepan a la copa de los árboles. Desde un mirador rústico a una treintena de metros del suelo se puede admirar sus piruetas.
"Los animales que huyen del fuego y la caza se refugian acá, donde hay una densidad anormal de animales", explica Helene Collonges, la responsable.
De 54 años, Helene, veterana de la escuela nacional de equitación de Saumur (centro de Francia), ha trabajado durante largo tiempo en Africa. Mujer de campo, esta grande morena confiesa su pasión por la protección de los animales: "Yo he llevado este proyecto en mí desde la infancia, yo siempre tenía este sueño".
"Pronto me di cuenta hasta qué punto la suerte de las comunidades indígenas depende de la suerte de la selva, de las fuentes naturales y de la fauna", relata, insistiendo sobre el desequilibrio aportado por las construcciones y los cultivos, como el arroz y la palma aceitera.
Para esta ecologista, la deforestación y la llegada de inmigrantes a la Amazonia representan una amenaza para los primates, que son desplazados.
"Una carretera significa cambios porque por cada kilómetro de camino, según las estadísticas, son 1.000 hectáreas que van a ser arrasadas (...), un camino significa el arribo de gentes que no conocen el medioambiente, que compran y revenden la tierra", afirma con pasión.
"Hay una suerte de subasta de la Amazonia que se ha agravado con el gobierno de Alan García", dice, refiriéndose a los amplios programas de construcción de ejes interoceánicos para unir Brasil con el océano Pacífico, y a facilidades de exploración otorgadas a compañías petroleras.
Ofreciendo posibilidades para el ecoturismo, Ikama Perú, fundada en 2002, recibe especialmente el apoyo de la Sociedad de Estímulo para la Conservación de los Animales Salvajes (Secas), la Fundación Brigitte Bardot, el Museo de Historia Natural de París y el Zoológico de Apenheul, de Holanda.
Ikama tiene previsto lanzar proximamente un gran proyecto de rehabilitación de los monos lanudos en Lagunas, región de Yurimaguas, unos 100 km hacia al este en la Amazonia peruana, en dirección a Brasil.
Helene quiere continuar en mayor escala su sueño de la infancia: crear "un santuario donde se devuelva a los animales un poco de lo que les ha sido robado".
© 2008 AFP