En respuesta a la crisis ecológica, la industria de los videojuegos comenzó a implementar medidas para reducir su impacto ambiental y concienciar a sus usuarios. Entre estas innovaciones, destaca la “modalidad eco” introducida recientemente en Fortnite.
Este juego desarrollado por Epic Games implementó una actualización que reduce la calidad gráfica cuando los jugadores están inactivos. Esta modificación permite ahorrar aproximadamente 73 GWh al año, una cifra equivalente al consumo eléctrico anual de una ciudad francesa con 30.000 habitantes. La desarrolladora aseguró que esta medida busca disminuir la huella de carbono del popular videojuego.
Además de Fortnite, otros juegos están abordando directamente temas ambientales. Terra Nil, lanzado en marzo de 2023 para computadoras, propone reconstruir un entorno degradado, eliminando toda huella humana en lugar de desarrollar una ciudad o un imperio. Sam Alfred, uno de los creadores, explicó que el objetivo es demostrar que es posible crear juegos de estrategia sin explotar el medio ambiente. Este juego cuenta con más de 300.000 jugadores, según su distribuidor, Devolver Digital.
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Otro ejemplo es Cities: Skylines, que en 2017 introdujo la expansión Green Cities, enfocada en la creación de ciudades sostenibles. Mariina Hallikainen, directora general del estudio finlandés Colossal Order, comentó que la actualización polarizó al público, recibiendo críticas por supuestamente politizar el juego.
En un estudio de 2022 del Yale Program on Climate Change Communication, se reveló que el 70% de los jugadores estadounidenses están preocupados por el calentamiento global, un porcentaje mayor que el promedio de la población general, que es del 64%. Esto evidencia una creciente conciencia ambiental entre los jugadores.
Además de reducir el consumo de energía, la industria de los videojuegos busca integrar temas ambientales en la narrativa y mecánicas de los juegos. Arnaud Fayolle, director artístico en Ubisoft y defensor de esta tendencia, mencionó durante la Game Developers Conference en marzo de 2023 que los diseñadores de videojuegos tienen el poder de hablar a 3.000 millones de jugadores y abordar problemas complejos de manera lúdica y divertida.
Pese a estos avances, Benjamin Abraham, especialista en temas ambientales en la industria de los videojuegos, señaló que, aunque se han mejorado los parámetros climáticos en los juegos, aún es difícil incluir las decisiones humanas impredecibles, como las políticas. Las 35 empresas más grandes de videojuegos emitieron más de 81 millones de toneladas de CO2 en 2022, cifra que no incluye el consumo de electricidad de los jugadores.
La iniciativa Playing for the Planet, lanzada en 2019, refleja el compromiso de grandes nombres del sector, como Microsoft y Sony, para reducir su impacto ambiental. Sin embargo, Abraham subraya que la situación todavía está lejos de ser ideal.
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