Hace dos de semanas se cumplieron tres años de una llamada que le cambió la vida al periodista Elías Alvarado. Ese contacto inesperado fue, exactamente, el 23 de marzo del 2020.
En pleno apogeo de la pandemia, Telenoticias ocupaba un corresponsal en Nueva York, Estados Unidos, donde la covid-19 estaba causando estragos y Elías, simplemente, estaba allí.
Elías afirma que cuando lo llamaron le pidieron ayuda para informar desde la zona y, al día siguiente, ya estaba trasmitiendo en vivo para el canal de La Sabana.
Conforme avanzaron los días su colaboración fue más y más frecuente, al punto que en menos de un mes llegó a estar en las cuatro ediciones diarias de noticias. Esto sucedió no solo porque el canal lo requería, sino porque que tenía mucho tiempo libre, ya que no podía trabajar debido al confinamiento.
Seis meses después ya era un colaborador en planilla del canal, con una jornada de medio tiempo, la cual mantiene hasta la fecha.
“Han sido tres años en los que han pasado muchas cosas que hasta el día de hoy no me la creo, de verdad. El hecho de poder hacer lo que a uno le gusta y hacerlo para Costa Rica, desde acá (Nueva York), en un canal como Teletica, es algo muy gratificante. Estoy muy feliz de que ellos hayan confiado y sigan confiando en el trabajo que hago”, cuenta.
El comunicador, quien también labora como taxista en territorio norteamericano, revela que tres días antes de que canal 7 lo contactara se había quedado sin trabajo.
Elías confiesa que la llamada de Teletica llegó en un momento en el que él necesitaba con urgencia algo que lo motivara, pues su “sueño americano” estaba cumpliendo su ciclo.
“Yo dejé mi taxi por el peligro tan grande que había de contraer el virus y no me quedó de otra que quedarme en la casa, no tenía nada que hacer, ni tampoco tenía ingresos. Yo soy mi jefe: si trabajo gano y si no trabajo no tengo qué llevar al hogar”, afirma.
El periodista, de 33 años, afirma que la vida del migrante es muy complicada, por todo lo que eso significa, que en muchos casos es “salir de casa para ir a lavar platos o ser plomero, y eso es algo difícil...”.
“Aún siendo taxista es difícil, porque hay que lidiar con el idioma, con las direcciones. Y aunque ya le he tomado mucho el gusto al taxi, yo me sentía pues muy vacío, muy desanimado, sin ganas de hacer las cosas y lo que tenía era ganas de irme para Costa Rica”.
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En su caso, en territorio estadounidense, Elías trabajó limpiando nieve, hizo hamburguesas en un restaurante de comida rápida, lavó platos en otro restaurante, trabajó en una cocina y fue plomero, chofer y técnico de refrigeradoras. Todo antes de hacerse taxista.
Sin embargo, la verdadera pasión laboral de Elías era ser periodista, de hecho, en Costa Rica trabajó como corresponsal de noticias desde Pérez Zeledón, su ciudad natal. Su sueño se cumplió cinco años después de haber llegado a Estados Unidos junto a Tania Mata, su esposa.
“Dios se ha encargado de ponerme en el lugar y en el momento indicado. Tuvieron que pasar cinco años y que sufriera, porque sí sufrí mucho al principio. La vida me ha enseñado que uno no se tiene preocupar por lo que vaya a pasar mañana, que tengo que vivir el hoy, pues Dios me ha dado más de lo que yo he imaginado. He aprendido a vivir con lo poco o lo mucho que tengo y con eso he tratado de ser feliz y lo he logrado”, dice.
En este periplo como corresponsal, Elías ha cubierto múltiples hechos noticiosos; entre tras cosas, el asalto al Capitolio, las manifestaciones del movimiento Black Lives Matter y un atentado en el metro, en Brooklyn (cuando un hombre entró y disparó a varias personas que iban en el vagón del tren). Además, ha aprovechado para visibilizar la comunidad tica en Estados Unidos y sus actividades juntos, como el Zapote USA, un evento de corridas de toros al estilo nacional.
Y es que ese 2020 no solo lo sorprendió con un trabajo como periodista, sino que a finales de ese año nació su hijo Saúl, quien le ha cambiado la vida.
El comunicador asegura que su hijo lo ha realizado como ser humano y que actualmente vive la etapa más linda de su vida.
“Me siento muy pleno, me siento muy lleno y muy feliz. Todo ha cambiado desde hace tres años para mí, todo ha sido positivo, ha sido muy bueno, mis jefes y mis compañeros también me han ayudado mucho. Vivo una etapa muy linda de mi vida y mi única preocupación es que mi hijo sea feliz”, finaliza.